Razones y misiles. Breve comentario a Branko Milanovic
Armando Chaguaceda Noriega
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Supongo que todo ello entra en el derecho de Milanovic —consagrado como derecho por la democracia liberal que tanto cuestiona— a opinar públicamente, aun con perjuicio a las sociedades abiertas y libertades académicas que hacen posible su trabajo…
En la noche del pasado lunes 18 de noviembre, el afamado economista serbio Branko Milanovic publicó en X una serie de mensajes cuestionando, en modo apocalíptico, la concesión por EEUU del permiso a Ucrania para atacar con misiles balísticos a objetivos de las tropas invasoras en suelo ruso. En uno de sus trinos, el académico cuestionó “Tal vez Biden provoque una guerra nuclear mundial y nunca habrá Trump, ni ningún otro, como el (presidente) número 47. Y Biden permanecerá en los libros de historia… Es decir, si los libros permanecen.” A lo cual repliqué en otro mensaje “Quizás @BrankoMilan podría usar su conocimiento histórico y el privilegio de ser un académico que goza de las libertades de Occidente para entender un poco que Rusia es una potencia invasora, que ha amenazado varias veces con “líneas rojas”, que los ATACMS son misiles tácticos de corto alcance y sin cabezas nucleares que no amenazan a Moscú. Y, lo más importante, podría tratar de sentir respeto y simpatía por el pueblo de Ucrania, que está luchando valientemente por su independencia y libertad”.
Procurando justificarse, Milanovic respondió a mi reflexión con un segundo comentario donde alegaba “¿He dicho alguna vez que Rusia no es una potencia invasora? La pregunta es si mil millones de personas deberían morir por eso. Y la respuesta es No”. Ante lo cual, mi siguiente respuesta expuse observaciones sobre sus dichos puntuales y sobre el sesgo general de su mirada “El problema es que usted asume que la autorización para el uso de armas tácticas es una escalada que conduce a una guerra nuclear. Usted asume así la narrativa chantajista del Kremlin, la misma que se utilizó anteriormente para impedir las transferencias de tanques, cazas y otros equipos, la misma amenaza que se hizo contra Suecia y Finlandia antes de entrar en la OTAN, precisamente por esas amenazas. Usted es un hombre inteligente pero su perspectiva reconoce constantemente la racionalidad de las narrativas rusas y no la de quienes los defienden de sus ataques. Por otro lado, ¿no le parece que los miles de norcoreanos, los drones iraníes y los ataques a infraestructuras y víctimas civiles están en escalada?”
Como le dije en nuestro intercambio a Milanovic, para no seguir repitiendo la desinformación rusa sobre la entrega de los ATACM, es necesario comprender mejor toda la explicación en torno al armamento entregado y sus implicaciones (geo)políticas, tácticas y estratégicas. Los misiles balísticos —familia a la que pertenecen los ATACMs— se clasifican por su alcance, agrupándose en varias categorías. Los de corto alcance (SRBM) poseen un rango de 300 a 1000 kilómetros (190 a 620 millas). Estos son los entregados a Kyiv por EUA (ATACMs), similares en su alcance a los Storm Shadow británicos y SCALP; siendo estos últimos misiles de crucero —no balísticos— que vuelan paralelos al suelo a baja altitud. Las otras tres categorías agrupan a misiles que no están, por el momento, en posesión de Ucrania. Los misiles balísticos de medio alcance (MRBM) tienen un alcance de 1000 a 3500 kilómetros (620 a 2170 millas), los misiles balísticos de alcance intermedio (IRBM) poseen un alcance de 3500 a 5500 kilómetros (2200 a 3400 millas) y los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) tienen un alcance superior a 5500 kilómetros (3400 millas). En los arsenales rusos, por su parte, abundan numerosos ejemplos de estos últimos tipos de misil, dotados de ojivas convencionales y atómicas.
La obra de Milanovic es una referencia obligada para el estudio del capitalismo contemporáneo, los problemas de la desigualdad y el desarrollo. Yo mismo la he revisado, referido y utilizado en numerosas ocasiones, en mis propios trabajos y docencia. Pero su narrativa en el ciberespacio —notablemente en X y en su blog personal— suele combinar una visión notablemente sesgada en contra de las políticas de autodefensa occidental, unida a una excesiva indulgencia con los otros poderes autoritarios y expansivos que disputan la preminencia global. Así ha ponderado la gobernanza china, disminuyendo la dinámica y efectos de la concentración de poder en el mandato de Xi. Se ha mofado de los opositores rusos y cuestionado la resistencia ucraniana.
Supongo que todo ello entra en el derecho de Milanovic —consagrado como derecho por la democracia liberal que tanto cuestiona— a opinar públicamente, aun con perjuicio a las sociedades abiertas y libertades académicas que hacen posible su trabajo. Pero lo de nuestro reciente debate es otra cosa, un ejemplo de la irresponsabilidad erudita que racionaliza, por frivolidad o por sesgo interesado, los argumentos de una tiranía. Y lo hace, encima, ignorando un grupo de datos concretos y verificables. Mal por Branko, pero bien por la leccion que podemos sacar de aquí. No seamos todólogos, resistamos la tentación de hablar de aquello de lo que no sabemos. Informémonos antes de opinar de temas complejos, técnicamente especializados y políticamente sensibles. Hagámosle casos a Los Punsetes, cuando nos alertaron de que el mundo no necesitaba conocer, a cada instante, nuestra opinión de mierda.
Armando Chaguaceda Noriega (La Habana, 1975) Experto en procesos de democratización y desdemocratización así como de la relación Estado-sociedad civil en América Latina y Rusia. Es compilador y coautor de seis libros y autor de una treintena de artículos académicos sobre su especialidad. Su libro más reciente es La otra hegemonía. Autoritarismo y resistencias en Nicaragua y Venezuela, (2020, Colección Ideas & Estudios, Editorial Hypermedia, Columbia, EEUU).
Posted: November 19, 2024 at 8:59 pm