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El gobierno de los ineptos
COLUMN/COLUMNA

El gobierno de los ineptos

Sergio Negrete Cárdenas

Si hay preocupación entre algunas personas es porque los conservadores no se cansan de criticarlo. La solución ante la más reciente oleada de violencia será hacer reunión de seguridad y mañanera los sábados, así se les restará espacio mediático a esos fifís.

Cacocracia proviene del griego kakós (malvado o malo) y cracia (gobierno, poder). Es habitualmente traducido como “gobierno de los ineptos”, y en años recientes ha tenido un ejemplo de primer orden en la administración de Andrés Manuel López Obrador, sin lugar a dudas el Presidente más inepto de la historia reciente.

 

 

Soberbio e ignorante

 

El problema no es la ignorancia, sino el ignorar lo que se ignora. El tabasqueño se cree un hombre brillante y culto. Es una soberbia intelectual extrema en un hombre limitado. AMLO no es tonto (difícil acusar a un hombre que alcanza la presidencia de serlo), sino peculiarmente limitado y rígido. Todo lo condensa a su nivel intelectual, y así lo presenta. Las masas lo entienden, puesto que se ha colocado en el mínimo común denominador de raciocinio. No importa si lo que dice es una tontería, suple lo que no sabe con frases huecas pero que resuenan entre sus oyentes. Es el príncipe del slogan basado en la historia maniquea que se enseña a nivel primaria y que todos reconocen. Su famosa astucia política en buena parte se reduce a lograr esa identificación con la masa que tiene enfrente.

 

Suple su ignorancia con arrogancia, pontificando que todo es sencillo e insistiendo que tiene la razón. Genuinamente cree en su genio, en esa realidad paralela que construye en su mente. Suena convincente porque es el primero en absorber sus mentiras, Con desenfado igual habla de historia que de construir un aeropuerto o extraer petróleo. Por muchos años se cansó de presentar fantasías como promesas de campaña, y ahora sigue ofreciendo fantasías como acciones de gobierno. La trascendental diferencia es que antes eran solo palabras y ahora destruye al país.

 

El problema es que se la sigue creyendo, incluso mientras contempla las ruinas de sus actos. Nada mejor (o peor) para ilustrarlo que la violencia sin control que ha permitido en el país. Porque a su ignorancia y arrogancia se une la cobardía. López Obrador es peleonero, retador, burlón y ofensivo ante quien percibe vulnerable, que son muchos cuando eres Presidente de la República y un arbitrario en el uso del poder.

 

Pero ante aquellos que percibe como fuertes, y que no está seguro de la victoria, se achica, se transforma en un ser apocado que capitula con rapidez. Ahí adopta el aire respetuoso, conciliador, y no se cansa de ofrecer amor, paz y abrazos.

 

Como dijo memorablemente el expresidente Trump el pasado abril, sobre sus negociaciones con AMLO, “nunca vi a alguien doblarse de esa manera”. El mexicano al parecer no habló mucho de esa soberanía que ahora tanto le gusta citar con la administración Biden. En cambio, hizo rápido una barrera humana con la Guardia Nacional en la frontera sur. El tan ansiado muro que siempre quiso el neoyorkino, pero en la línea divisoria más alejada y pagado, como siempre lo presumió, por los propios mexicanos.

 

Lo mismo ocurrió en su intento por controlar el huachicoleo, y que provocó un desastroso desabasto de gasolina en 2019. Se rindió y hasta hoy jura que salió victorioso. Unos meses después vino otra veloz capitulación en Culiacán con el arresto y liberación de Ovidio Guzmán. La ineptitud combinada con cobardía.

 

 

Un equipo de floreros

 

López Obrador no necesita expertos, porque él es experto en todo. Por ello lo único que realmente reclama es lealtad, la más absoluta abyección ante su persona y lo que ordena. Lo que presenta son órdenes y por ello requiere solo de fieles instrumentadores. Los expertos deben callarse si quieren conservar el cargo. El conocedor, en los hechos, se transmuta igualmente en un inepto. Es una de las más impresionantes perversiones del obradorismo, esa forma en que transforma a seres pensantes en títeres que bailan al son que les toca el de Macuspana.

 

Los mejores ejemplos encabezan supuestamente la diplomacia y las finanzas nacionales. Los titulares de Relaciones Exteriores y Hacienda son, como el resto de sus colegas en el Gabinete, meros floreros. Marcelo Ebrard porque sigue pensando que puede suceder a AMLO en Palacio Nacional, mientras que el segundo es un misterio; quizá Rogelio Ramírez de la O quiso cerrar su carrera como consultor económico pasando a la historia como Secretario de Hacienda. A diferencia de Ebrard, no le gusta salir en los medios, y a su subordinación agrega la invisibilidad, quizá pensando que de esa forma preserva un poco de su dignidad.

 

La misma cómoda inexistencia lleva la titular de Seguridad Pública, entre muchos otros funcionarios de primer nivel de cuyos nombres es difícil acordarse. La flamante titular de Educación Pública se agrega a la lista: sin conocimiento o experiencia previa en el ramo, pero muchos años de conocer al jefe y servirle con lealtad. Sustituye a otra cuyo principal mérito era, igualmente, ser una subordinada obsecuente.

 

¿Quién goza de cierta relevancia en el Gabinete? La cabeza de un cuerpo al que el Presidente le encarga de todo: el ejército. Los militares dejaron de tener importancia política con Miguel Alemán, y ahora han regresado con López Obrador. El conocimiento y disciplina, sin embargo, tampoco los hace inmunes al contagio de la ineptitud.

 

 

Un país a la deriva

 

Un país en que la economía está estancada y lo único que crece explosivamente es el crimen, en que se destruyó el sistema de salud y el educativo se ha entregado a otra mafia: la magisterial. La corrupción es descarada y ejercida con absoluto cinismo. Se puede robar impunemente, en tanto se muestre sumisión (como lo demuestra quien acaba de dejar la Secretaría de Educación Pública).

 

El Presidente, mientras tanto, no se cansa de proclamar que el país va bien. Cuestión de darle tiempo a ciertas estrategias para que funcionen, por supuesto que no piensa modificar absolutamente nada. Si hay preocupación entre algunas personas es porque los conservadores no se cansan de criticarlo. La solución ante la más reciente oleada de violencia será hacer reunión de seguridad y mañanera los sábados, así se les restará espacio mediático a esos fifís.

 

Es la cacocracia obradorista con toda su capacidad destructiva y ya por alcanzar dos tercios del sexenio.

 

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: August 17, 2022 at 6:56 pm

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