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El pulpo del cash

El pulpo del cash

Sergio Negrete Cárdenas

El aparato era como un pulpo, con muy diferentes fuentes de recursos, todas ellas con recaudadores, aquellos que recibían el efectivo en nombre de AMLO. Todos de extrema confianza, cada uno de ellos sujetos a una ley informal tipo la omertá de la mafia siciliana.

La historia nunca cuadró y las mentiras eran evidentes, pero Andrés Manuel López Obrador podía aferrarse a ellas: no me interesa el dinero y tengo muy poco, de hecho, solo cargo 200 pesos en la cartera, porque además no tengo cuenta bancaria, tampoco tarjeta de crédito y no sé ni llenar un cheque. La ignorancia financiera presentada como evidencia de honradez.

 

Esto mientras viajaba por el país en camionetas y aviones, una campaña incesante a lo largo de 14 años, desde su renuncia como Jefe de Gobierno capitalino hasta su elección presidencial. Mientras mantenía una familia de respetable tamaño, en que sus hijos no mostraban la menor independencia económica. Una familia que vivía con absoluta holgura y cubriendo gastos de educación y salud privadas, lo que millones de mexicanos realmente pobres no se pueden permitir nunca.

 

Una narrativa imposible de creer, pero tampoco se podía demostrar lo contrario. Las mentiras eran evidentes, pero, ¿cuál era la verdad? Sí, estaban los videos de Bejarano, Imaz y Ponce, los cercanos lugartenientes exhibidos mientras arreaban con el dinero o lo gastaban con singular alegría, pero el tabasqueño siempre podía alegar (como lo hacía) “un compló” de la mafia del poder, o que esas corruptelas habían sido hechas sin su conocimiento.

 

 

Un testimonio directo

Hasta que llegó el libro de Elena Chávez, un testimonio directo y en primera persona. La pareja de uno de los apéndices de AMLO, César Yáñez, que por muchos años nunca se separó de su jefe, y hoy (tras un largo castigo por una boda tan fastuosa como suntuosa) es Subsecretario de Gobernación. El Rey del Cash no es conjunto de chismes sin fuentes, sino de vivencias. Los personajes principales son presentados con nombre y apellido. Es un prolijo “quién es quién” de la podredumbre obradorista, solo que además vienen los qué y cómo.

 

Gracias a Chávez, ahora sabemos cómo vivía AMLO y su familia, cómo pudo realizar esa inacabable campaña y, al mismo tiempo, cómo pudo ir comprando voluntades y construyendo un aparato político centrado en su persona, un aparato que eventualmente se transformaría en Morena. Cómo, además, pudo hacerlo mientras decía que no le interesaba el dinero y que cargaba consigo una mínima cantidad del mismo en su bolsillo. Cómo podía manejar millones en tanto alegaba honestidad y austeridad. A la más vieja usanza de los mafiosos: con efectivo. Nada de cheques, deducciones de nómina, cuentas bancarias o transferencias, siempre rastreables y sujetas a control o incluso decomiso. Mejor sobres, bolsas, mochilas o hasta maletas llenas a reventar de billetes. Un mar de dinero alimentado por diversos canales por los que fluía el cash.

 

Los recaudadores y la omertá

El banco del dinero tenía como su principal administrador, de acuerdo con Chávez, a Alejandro Esquer, entonces y ahora Secretario Particular de López Obrador. Quizá AMLO ni siquiera tocaba el dinero, fuera del “sueldo” que le entregaba el propio Esquer aparte de recursos para otros gastos como viáticos de viaje (todo en un sobre y en efectivo, claro).

 

El aparato era como un pulpo, con muy diferentes fuentes de recursos, todas ellas con recaudadores, aquellos que recibían el efectivo en nombre de AMLO. Todos de extrema confianza, cada uno de ellos sujetos a una ley informal tipo la omertá de la mafia siciliana. Esta establece que nunca se denuncia nada a las autoridades, toda actividad delictiva se mantiene en la discreción más absoluta. La omertá obradorista es también simple: “si te descubren, te echas la culpa, y te quedas callado”. Nada de enlodar al de Macuspana, para que su plumaje (como le gusta presumir) siga blanco como la nieve a pesar de cruzar el pantano de la política.

 

Los tentáculos del efectivo

 ¿Los tentáculos del pulpo? El libro de Chávez presenta cinco, y especula sobre la posibilidad de uno adicional:

 

1) Los partidos políticos y el dinero público que recibían del IFE (ahora INE). Antes del surgimiento de Morena, el PRD y el Partido del Trabajo.

 

2) Empresarios, que entregaban efectivo a cambio de contratos ya entregados o la promesa de obtenerlos.

 

3) Sindicatos. En el caso del sindicato minero, la promesa fue otorgar a su exiliado líder la inmunidad que ofrece un cargo de elección popular.

 

4) Funcionarios que entregaban “voluntariamente” una parte de su sueldo (en efectivo tras cobrar, nada de descuentos en nómina) a un recaudador. Un tentáculo desarrollado en el aparato administrativo de la Ciudad de México cuando gobernaba AMLO.

 

5) Legisladores y gobiernos municipales/estatales del PRD/Morena. Un cobro como si fuera una franquicia: yo te otorgué el apoyo para llegar al puesto, ahora me entregas dinero en efectivo, sea de tu sueldo o de los recursos a tu disposición. ¿El más importante? El propio gobierno capitalino, encabezado en 2006-2012 por Marcelo Ebrard, con Mario Delgado a cargo de las finanzas, y hoy titular de Relaciones Exteriores y Presidente de Morena, respectivamente.

 

El sexto, una posibilidad no confirmada por el libro de Chávez, es el crimen organizado. Lo que sí detalla es el acuerdo, al menos informal, que existía entre AMLO y las mafias criminales que lo dejaban circular libremente por el territorio que controlaban.

 

¿La corrupción desde 2018?

El libro de Elena Chávez prácticamente se detiene a fines de 2015, cuando termina la relación con Yáñez. Queda en el aire el misterio de la corrupción que impera en el Gobierno Federal desde diciembre 2018 cuando llega a Palacio Nacional el pulpo del cash. Ya Presidente de la República, con un Congreso con mayoría de Morena y por tanto subordinado a su persona, los alcances y refinamientos que habrán hecho a todo el aparato de corrupción el propio López Obrador y sus personeros.

 

Imposible de imaginar lo que hace AMLO con el Presupuesto de Egresos de la Federación prácticamente a su disposición. Lo poco que es evidente es la entrega de innumerables contratos sin concurso, el manejo de los “programas sociales” sin padrones o reglas de operación. Un Presidente que no ha dudado en cancelar programas o cerrar fideicomisos para usar ese dinero, además alegando, en el paroxismo del cinismo, que está combatiendo la corrupción. Quizá no podía esperarse menos de una persona que lavaba parte del efectivo que recibía por medio de una Asociación Civil llamada, por increíble que esto parezca, “Honestidad Valiente”.

 

Ojalá que pronto se publique otro libro detallando la etapa más reciente del pulpo del cash. El escrito por Elena Chávez no es poco: se trata de una extraordinaria radiografía que muestra toda la corrupción del ahora inquilino de Palacio Nacional en sus años como Jefe de Gobierno capitalino y durante su larga campaña por la presidencia. Destruyó, por completo, la supuesta honradez de Andrés Manuel López Obrador.

 

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: October 20, 2022 at 9:08 am

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