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AMLO, el destapador (mal) disfrazado
COLUMN/COLUMNA

AMLO, el destapador (mal) disfrazado

Sergio Negrete Cárdenas

A López Obrador le gusta posar de demócrata, pretender que no manda él, sino el pueblo sabio y bueno que, según su trillado dicho, no se equivoca. Las consultas amañadas son su especialidad, y la que tendrá lugar será el cierre con broche de oro de su gobierno.

En los tiempos dorados del priato era el dedazo. Andrés Manuel López Obrador no podía fallar y pretende hacer historia, ubicarse en un plano diferente y superior. Designará a su sucesor, solo que con su dedo disfrazado de consulta masiva. Parte de la naturaleza del macuspano es negar lo que es, ponerse una máscara y tratar de engañar. Dice no ser corrupto y su gobierno está podrido hasta la médula. Alega no ser rencoroso y muestra su odio constante sin contenerse. Fingir y mentir son parte inseparable de su persona, y ahí va de nuevo.

 

 

Un derecho adquirido

 

El inquilino de Palacio podría haber alegado que se había ganado el derecho de poner al candidato(a) de su preferencia como el líder indisputado de su partido que es. Estableció el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2011, y logró el registro en 2014. Es literalmente suyo. El PRI servía fielmente al Presidente en turno, pero su dominio se trasladaba con el cargo. Morena, en cambio, le debe todo al tabasqueño y gira reverente en torno a su persona.

 

El dedazo es un fenómeno muy mexicano, pero no único. Lo peculiar es que se convirtió en el mecanismo sucesorio permanente y abiertamente aceptado entre 1940 y 1994, con un partido prácticamente único dominando las elecciones y garantizando que el beneficiario del dedazo habitaría en Los Pinos. Nada menos que diez sexenios entre Lázaro Cárdenas y Carlos Salinas de Gortari. Pero ha ocurrido en otros países en que Presidentes o Primeros Ministros fuertes y con una elevada popularidad han ejercido su decisiva influencia para designar a su sucesor, sin rubores o tapaduras.

 

Margaret Thatcher amarró que su sucesor fuese John Major en 1990 cuando se vio forzada a dejar el cargo por presiones de su partido. Nelson Mandela entregó la presidencia de Sudáfrica a quien designó como su sucesor, Thabo Mbeki, en 1999. José María Aznar nombró como candidato de su partido a Mariano Rajoy, quien perdió la elección en 2004 pero siguió al frente del Partido Popular y finalmente llegó a La Moncloa en 2011. Lula da Silva dejó como su candidata del Partido de los Trabajadores a Dilma Rousseff, quien fue electa en 2011. Hugo Chávez, enfermo de cáncer, hizo lo propio con Nicolás Maduro en 2013.

 

 

Pueblo bueno y sabio

 

Pero a López Obrador le gusta posar de demócrata, pretender que no manda él, sino el pueblo sabio y bueno que, según su trillado dicho, no se equivoca. Las consultas amañadas son su especialidad, y la que tendrá lugar será el cierre con broche de oro de su gobierno. La primera como Presidente fue sin siquiera tomar posesión, y que usó como pretexto para cancelar el aeropuerto de Texcoco en octubre de 2018. Una decisión a la que se habían opuestos todos sus consejeros, incluyendo a futuros miembros del Gabinete que debieron renunciar entonces y no más tarde cuando les impuso decisiones. Pero, dijo, el pueblo había decidido. Lo mismo dirá en septiembre cuando se revele el nombre del triunfador, cinco años de demagogia por medio de consultas patito.

 

La famosa cena con sus corcholatas mostró los límites de la hipocresía de AMLO. A poner orden, reclamar lealtad a su persona, y repartir premios de consolación, aparte de tratar de amarrar el liderazgo del Congreso, y así acotar a su sucesor. Una cosa es que no dará el dedazo, según él, otra es mostrar descaradamente que quien realmente manda en el proceso es él. No se vayan a creer los líderes del partido que tienen cierta autonomía.

 

 

La consulta decisiva

 

José López Portillo dijo que el papel del Presidente en el proceso sucesorio era ser el fiel de la balanza. Se pesaban los méritos de los precandidatos, se auscultaba los diferentes grupos de poder (obviamente a otros políticos, sindicatos y empresarios), pero el titular del Ejecutivo daba el voto de calidad, inclinaba la decisión final en cierta dirección.

 

Así será con Morena (o sea, con el dueño del partido). Habrá cuatro encuestadoras, determinadas por sorteo (eso de los sorteos es otro elemento que le encanta al tabasqueño). Pero habrá una quinta, que será encargada por el propio partido. Pero además está el tema de las preguntas, que serán elaboradas por, faltaba más, Morena. El Presidente arriesga, pero no tanto como parece a primera vista, tiene varios elementos bajo su control.

no es difícil imaginar un escenario en que las dos corcholatas finalistas, Ebrard y Sheinbaum, tienen a su favor dos encuestas cada uno. Y la quinta encuesta, listo, apunta a Sheinbaum. Una sorpresa para absolutamente nadie excepto quizá para el ex Canciller.

Solo tiene un candidato al que debe neutralizar: Marcelo Ebrard. Las preguntas no le favorecerán y, literalmente, necesitaría mucha suerte para que salgan sorteadas las encuestadoras que propondrá. Por lo que no es difícil imaginar un escenario en que las dos corcholatas finalistas, Ebrard y Sheinbaum, tienen a su favor dos encuestas cada uno. Y la quinta encuesta, listo, apunta a Sheinbaum. Una sorpresa para absolutamente nadie excepto quizá para el ex Canciller.

 

En eso AMLO es un destapador mediocre. Ese suspenso tan característico de los destapes del priato brilla por su ausencia. Había expectación y un momento culminante: el anuncio del destapado. Pero lo que importa al macuspano es el resultado en un proceso controlado de principio a fin por la firme mano presidencial. El fiel de la balanza determina al ganador, con el principal perdedor amarrado porque comprometió sujetarse al proceso. Dedazo al fin y al cabo y sin engañar a nadie por parte de un destapador mal disfrazado.

 

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: June 20, 2023 at 6:45 am

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