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Buenos Aires Noir

Buenos Aires Noir

Debra Andrist

Díaz Ridgeway, Gwendolyn. Buenos Aires Noir. Buenos Aires, Argentina: Editorial Nueva Generación, 2015. 135 pp. Papel.

Gwendolyn Díaz Ridgeway representa a otro tipo de latina, en este caso, a aquella nacida en los EE.UU., hija de argentino y esposa estadounidense, que pasó la mayoría de la niñez y la adolescencia en la Argentina, que pasaba de ida y vuelta casi constantemente entre los dos países (muy importante, específicamente entre las dos ciudades icónicas de Buenos Aires y San Antonio de Texas). Este fenómeno “bumerán” sigue hoy con sus viajes constantes entre sus hogares en ambas ciudades. Se admite que hay otras escritoras que hacen algo parecido pero esta mudanza toma un papel íntegro en la ficción de Díaz Ridgeway. Como tantas escritoras latinas, Díaz Ridgeway es profesora de la academia y se especializa en la crítica, la interpretación de los temas latinoamericanos y/o latinos. Recientemente empezó a escribir ficción ella misma y salió la colección de cuentos que se titula Buenos Aires Noir. En estos cuentos, la protagonista  es la ciudad misma, Buenos Aires, casi siempre es la fuente de “lo argentino” de la identidad de la autora.

Debido al título, Buenos Air Noir, no se sorprende la revelación tosca del “cuerpo,” lo físico, de esta ciudad, a pesar de que ha sido usual nombrar Buenos Aires el “París” sofisticado de Latinoamérica. La colección comienza con el cuento, Curvatura, que trata de la llegada y el regreso de una nativa sin nombre a Buenos Aires y presenta una conversación media rara e incómoda entre un taxista y ella, desconocidos entre ellos,  pero ahora encontrandoses por casualidad, sobre los genitales deformados del taxista. Con tanta personificación y las descripciones íntimas de, y sobre, el cuerpo de la ciudad y sus habitantes en cada uno de los cuentos–sin intentar criticar–suelen recordar la farsa del programa de la tele, “Saturday Night Live”, basada en las telenovelas estadounidenses sobre las dinastías de California. En éstas, cada intercambBUENOS-AIRES-NOIRio verbal incluye recrear las rutas, calle por calle, por San Francisco y sus suburbios y por la Valle Napa. En los cuentos de Buenos Aires Noir, las descripciones físicas de  los recorridos por Buenos Aires son tan detallados como consultar un verdadero mapa, usualmente incluyendo la ayuda de un taxista, aún que sea para cumplir otro propósito. Se repite este leitmotiv multicultural en el segundo cuento, Barrio Norte, Orbis Tertius (referencia a una organización medieval en un cuento de un título similar por el argentino, Jorge Luis Borges). Otra porteña, que se llama Lina, conversa con otro taxista durante la navegación por varias áreas de la ciudad para que ella pueda reunirse con los amigos, quienes deciden más tarde beber “vino o champagne . . . champagne rosé y un merlot medocino . . . vinos de La Rioja” (23), etc.

Tanto que ama su “pueblo,” Díaz Ridgeway no evita desnudar todo su “cuerpo,” partes ambas bellas y feas. El desenlace del segundo cuento observa las partes del cuerpo de la ciudad, sus barrios, con sus habitantes en varios estados de “salud” socioeconómica. El tercero, Nocturno en chiaroscuro, enfatiza “el blanco y el negro” ambos verdaderos y figurativos de la ciudad en ambos título y descripciones; los siguientes tratan con el abuso doméstico, la falta de hogar, los robos y los asesinatos y más de los efectos sonoros de las entrañas de dicha ciudad cosmopolita.

El último, El  hombre de la cara manchada, sugiere el nacimiento charro del tango signatura de la Argentina en el antes-sórdido Barrio San Telmo. Una “Sandra,” otra que regresa a Buenos Aires, recuerda su primer tango con Juan Carlos, el hombre del título. Así termina la colección, con los bailadores del tango quinta esencial perdidos en el ensueño de la experiencias de la Buenos Aires fundamental, en la diablura que es el tango, citando el poema, Tango, por el escritor argentino, Borges, a quien Díaz Ridgeway cita en el epigrama al principio de este último cuento.

De tal manera, esta colección, parafraseando y traduciendo el comentario durante un congreso reciente donde la obra de Díaz Ridgeway fue el tema de una presentación, el lector de Buenos Aires Noir experimenta “una exploración de las maneras en las que los ambientes extravagantes y el espectáculo urbano juegan en la literatura y la cultura—ambos tributos a, y revelaciones de, la superficie reluciente de la vida urbana . . . lo feo y lo decadente . . . de los problemas del exceso urbano y la deteriorización de la ciudad que es Buenos Aires Noir.


Posted: February 28, 2017 at 4:45 pm

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