Canciones de un viejo poeta
Gerardo Cárdenas
W.S. Merwin cumple 89 años y el regalo es para todos sus lectores. Se trata de The Moon Before Morning, su trigésimo volumen de poesía. Desde que en 1952 Yale University Press publicó A Mask for Janus, volumen ganador ese año del premio a poetas jóvenes de esa universidad, la trayectoria de Merwin lo llevó a convertirse en uno de los gigantes de la poesía universal, al lado del recién fallecido Yves Bonnefoy, James Wright o del sirio Adonis.
Entregado desde hace tiempo a la naturaleza – vive en Hawaii, en una plantación de piñas – Merwin dedica este nuevo poemario a la vida natural, al campo, a los árboles, a las flores. Es una canción de amor de un viejo poeta que celebra cada instante de la vida, del aire puro, del sol, con la certeza de quien oye cada vez más cerca el ruido de las manecillas del reloj. Para Merwin, cada instante se vuelve sagrado.
Estos árboles no tienen nombre
como sea que los llamemos
¿a dónde habrán ido sus definiciones
cuando las palabras se hayan olvidado?
¿volveré a ver
donde estés?
¿estarás sentada
en la sala de Fran?
¿volverá el sueño?
¿sabré donde estoy?
¿habrá pájaros?
Buscando en el jardín, p .19 [Traducción mía]
La perspectiva de Merwin es la de una mirada de ensueño. Mira el jardín desde su ventana, mira el ir y venir de los pájaros, los efectos del tiempo en plantas y árboles, y esa mirada es también interior: el tiempo que vive, su tiempo, se comunica con ese tiempo más inasible, más indefinible, del mundo.
Lejos de la experimentación lingüística o de la militancia, Merwin utiliza el lenguaje para dar salida a una suave ironía, a un nivel de conciencia profunda sobre lo hecho, lo que se quedó sin hacer pero que ya no importa tanto, sobre la belleza de la imperfección.
Nada de lo que hago es definitivo
así que vuelvo a ello
atraído por la noción de que ansío
ver por fin el todo
completo y alejado de mí
pero no lo incompleto
que es a lo que vuelvo y que me jala
me completo por lo que justo
acaba de escapárseme como siempre lo hace
estoy hecho de lo inacabado
las palabras no están ahí escritas
oh telaraña telaraña aliento
momento luz del día vida intocable
sin nombre ni principio
qué creemos que reconocemos
The Wonder of the Imperfect, p. 92
Podría pensarse que Merwin se resigna al final de la vida, a la inevitabilidad de las cosas. Discrepo. Creo que se ilusiona con la magia del instante, y con la maravilla de tiempo, espacio, y naturaleza, y que su espíritu descansa porque ha dejado finalmente de hacerse preguntas que sabe que no podrá contestar, y que por ende disfruta lo que es, ve y siente.
Ahora en los benditos días del más y del menos
cuando las noticias sobre el tiempo dicen que cada día
hay menos de ello no sé nada al respecto
mientras camino temprano por el jardín
sólo el día y yo estamos aquí sin
antes ni después y el rocío mira
sin número o sin edad
Luz de rocío, p. 7
No sé si The Moon Before Morning es el último libro de la carrera de Merwin, o si queda todavía en su cuerpo cansado y su mente sabia lugar para otros poemas. Sé que, cercanos ya los 90, nos entrega una obra maestra, 85 poemas para leer a la sombra de un árbol, despacio, con deleite.
El cielo dijo estoy observando
para ver lo que
puedes hacer con nada
Miré hacia arriba y dije
Yo creía
que eras tú quien hacía eso
el cielo dijo muchos
se aferran a eso
Yo te doy la oportunidad
Miré hacia arriba y dije
Yo soy la única oportunidad que tengo
entonces el cielo no respondió
y aquí estamos
con nuestros nombres para los días
los vastos días que no nos escuchan
Cómo ocurre, p. 91
Gerardo Cárdenas, escritor y periodista mexicano, reside en Chicago. Es autor del volumen de relatos A veces llovía en Chicago (2011), del poemario En el país del silencio (2015) y de la obra de teatro Blind Spot (201), publicada por Literal Publishing. En 2015 obtuvo el premio Nuevas Voces de Repertorio Español. Es editor de la antología de relato breve en español de Estados Unidos Diáspora, de próxima publicación. Twitter: @el gerrychicago
Posted: July 10, 2016 at 9:49 pm