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El color, el nombre y la superficie
COLUMN/COLUMNA

El color, el nombre y la superficie

Gerardo Cárdenas

Al final es solo un juego, pero para millones el deporte es cosa seria. Hay quien muere de un infarto por un penalti fallado, hay quienes han matado por el fanatismo de los colores, y hay quienes piden que sus cenizas sean esparcidas sobre el césped de su equipo favorito.

En la mitología del deporte, el nombre vale mucho. Vale en términos emotivos, vale económicamente, vale en relación a la historia de una ciudad o de un país.

Nombrar es un acto estremecedor. En el principio fue la palabra, y la palabra nombró las cosas y los seres. Darle nombre a un hijo es poner una piedra fundacional que determinará muchas cosas en el futuro de esa criatura. Los amantes se dan entre sí nombres secretos que se susurran al oído en momentos de pasión o de reposo. Dice Juan Eduardo Cirlot, en el Diccionario de símbolos, que para los esotéricos el nombre está ligado al horóscopo de la persona, y para los egipcios representa el reflejo del alma.

Ninguno de estos planteamientos estaría, en principio, en el centro del debate sobre el cambio de nombre del equipo de football americano de Washington, los Pieles Rojas o Redskins, por otro apelativo y sin embargo sí lo está.

Los Redskins se llaman así desde 1933. En 1932, fueron fundados como Braves (es decir, misma situación). Casi cien años después, el nombre se ha colocado en el centro de la controversia (aunque, en justicia, el debate llevaba ya algunos años).

El equipo anunció a mediados de julio que eliminará Redskins como nombre, y escogerá otro apelativo aún por determinarse. La razón es sencilla, el debate sobre si el nombre es ofensivo para los nativo-americanos (los pueblos originales de EU), se ha radicalizado tras los disturbios raciales de la semana pasada. El equipo de Washington ya no quiere cargar con la polémica política, social y cultural, más estando en la capital del país y a unos meses de las elecciones presidenciales.

Pero por sencillo que parezca el tema, las implicaciones son profundas.

Estados Unidos sigue teniendo una historia no resuelta con el racismo, la discriminación y las exclusiones. Si bien el foco ha estado recientemente en la comunidad afroamericana, históricamente Estados Unidos ha maltratado, soslayado, discriminado y perseguido a latinos, asiáticos y nativo-americanos.

La comunidad indígena ha pagado un precio brutal, a través de su exclusión de la sociedad, su confinamiento en reservaciones, y altísimos niveles de desempleo, pobreza, alcoholismo y drogadicción.

Muchos equipos de ligas profesionales estadounidenses llevan nombres de pueblos, personajes o culturas indígenas.

Tienen razón quienes exigen alguna forma de resarcimiento para esas comunidades, lo mismo que quienes piden una compensación para la comunidad afroamericana por la debacle del esclavismo.

Pero cambiar un nombre, o cambiar un color, de forma reactiva ante una presión pública, sin hacer más, sin ir al fondo del problema, es rascar la superficie y quedarse ahí.

Asumamos que, cambiado el nombre, muchos aficionados de los Redskins seguirán portando los viejos colores y refiriéndose al equipo por su antiguo nombre. El cambio podría requerir el paso de una generación.

¿Pero qué tanto más puede Estados Unidos seguir ignorando la herida abierta del racismo, que nunca cierra, que vuelve a sangrar cada cierto tiempo, y cubriéndola con el esparadrapo de medidas mediáticas?

Nombrar es crear, es dotar de identidad. Y la cambiante identidad estadounidense requiere un serio debate sobre raza, color, inclusión y tolerancia. Cambiar un mero nombre es confundir los árboles por el bosque y postergar el tema hasta que la herida vuelva a abrirse.

 

Gerardo Cárdenas (México, 1962) es escritor mexicano, de vuelta en su tierra y stalker profesional de mínimas poetas nonagenarias. Su más reciente título es la colección de relatos Correr es de cobardes, que publica Abismos Editorial. Los poemas de Ida Vitale citados en la columna son de Poesía reunida, publicada en 2017 por Tusquets.

 

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Posted: July 21, 2020 at 8:40 pm

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