Fiction
Cortinas verdes

Cortinas verdes

Magali Velasco Vargas

I

Cinthia, hagamos el plan que diseñé para el primer año de tu librería. Mi librería en Milán, claro, no era como la tuya, sólo vendía títulos de arquitectura, arte y diseño. Cinquecento, sí, ese era il nome de mi negocio y cada año lo celebré con un festival, como ahora lo haremos en Caballito azul. Cinthia, debes innovar para que el público te reconozca, señale, diga, ¡ah, guarda, es interesante! Lo que veo de tu librería es que no sabes para quién es, capisci? ¿Quieren festejar el primer año de Caballito azul?, hagamos el programa que te diseñé. Anoche no dormí, fumaba como un loco, ajusté tu plan, luego me acordé de la página que hice con Paolo Bombardieri. Ni me preguntes quién es, Madonna mia!, entra al Itinerario delle Festivale Rocca Maletestiana, ¡increíble lo que logré! Imagina en 3D las formas arquitectónicas del palazzo, Cinthia. Con mi equipo monté un escenario para presentar cuarenta grupos artísticos, como lo haremos para tu librería, que, por cierto, ya hablé con el dueño del restaurante Bonilla, ¿te dije que estoy trabajando ahí? Sí, guarda, Vicente el dueño me incluyó en la cocina, le voy a ayudar a renovar el menú, porque también soy chef. Lo que te voy a cobrar, Cinthia, es muy poco, vamos a hacer más cosas juntos, y te voy a hacer unos antipasti para la fiesta, lo que quieras, me das la materia prima y lo demás, ¡no te lo cobro! Te digo que tengo contactos, la gente está emocionada con esto, incluso una gran amiga te hará el diseño del cartel y del logo, porque la celebración de tu librería se convertirá en un Festival, me dije, ¿y por qué no hacerlo en grande y por qué no llamarlo, por ejemplo, el Festival Vibra Coatepec? Allora, mi amiga, ¿cómo que quién?, Cinthia, te la presenté ayer, ella, Gloria Ruíz, sí, okey, se ocupará de la museografía, alestimento y montaje de todas las obras de arte que vamos a exponer en Casa Bonilla, contacté a los pintores y estoy seguro de que los colectivos de arte urbano pueden hacer las intervenciones de stencil y grafitti aquí, en la capital, por todos lados. Tengo que organizar a los artistas correspondientes a cada área de interés. Necesito que entiendas, Cinthia, qué está pasando alrededor del Festival Vibra. Sí, sí, claro, es el Primer Aniversario de la Librería Caballito azul, pero si un restaurante como Bonilla te da el espacio, Cinthia. Per piacere! No se desperdicia, mucho menos cuando otro de mis grandes amigos con relaciones muy fuertes con Televisa, me dijo que podrían interesarse en el evento, tendríamos que armar la rueda de prensa y que estén presentes a lo largo del Festival, ¿quedamos que el segundo o el tercer fin de semana de noviembre? Allora, con Ruíz voy a trabajar la imagen corporativa de Magma Producciones, es il nome de mi empresa, entonces aparecerán también el logo de tu librería y del Festival Vibra, que aquí creo que sería buenísimo si involucramos a la Escuela Gestalt de Diseño, ¿eh? ¿qué piensas? Seleccionar a los mejores estudiantes de diseño, arquitectura, ilustración, new media, podríamos pensar en un descuento para todos los estudiantes de la Gestalt, un cincuenta por ciento sobre el cover del evento, considerando a esta población, ya estamos hablando de, calculo, más de seiscientas personas. Entonces el restaurante Bonilla no sería suficiente, te pregunto: ¿no convendrá posponer el aniversario para ver hasta qué punto podemos llegar? Si estuviera viva, hasta a la Rocío Durcal traería, para que fuera un Festival plural, que integrara a todos, ché due pale con el arte y los artistas di merda que se creen especiales. Recuerdo que cuando llegué a México mi ex esposa, sí, estuve casado, increíble ¿verdad?, ella me cantaba “Como tu mujer” y la otra canción que sale en esa película de Gael y el otro, ¿cómo se llama? Esa, esa, te extraño más que nunca, ¡ah, qué tiempos! A mí me quedó el hábito de las rocolas, pero no nos desviemos, ¡te traigo al Buki! ¿eh, Cinthia, qué te parecería celebrar el primer año de Caballito azul con el Buki?, no bromeo, se me ocurre buscar más patrocinadores, otro espacio mayor, yo creo que superamos las setecientas personas, podríamos pensar en hacerlo en la misma Escuela Gestal, Planta Alta (Dj set + Vj set), en las aulas, las expos, en la sala conferencias, talleres y presentaciones. Bueno, claro y la celebración del I Aniversario de Caballito azul, llevas allá los libros y vendes. Mañana mismo me reuniré con los colectivos de arte en Xalapa. Nunca me has creído cuando te digo que los eventos culturales pueden atraer multitudes. Debes tener fe, esto ha sido para mí un rayo de luz, nos encontramos, me salvas, te salvo. Yo no puedo volverme a Italia. Mi hija está aquí y mientras mi hija esté aquí yo debo quedarme. No, no, no te enfades, per piacere. Confía en mí, sé lo que hago. Mi ex dejó de creer en mí, no seas tonta como mi mujer, ¡oh, lo digo porque tú eres inteligente!  Ti prego, non arrabbiarti pipistlellino, eres mi gran amiga. Estoy levantándome de la nada, mi ex me dejó en la calle y necesito vivir en una casa para que Francesca se quede conmigo los fines de semana. ¿Sabes que tienen la orden en la escuela de no darme a mi niña?, ¿que tengo prohibido hablarle? Cinthia, no puedes decirme ahora no y menos cuando todos los caminos llegan a Roma y menos cuando en mi cabeza está el proyecto perfecto.

II

El 9 de noviembre recibí la llamada de una agente de migración. Tenían a un extranjero que debían deportar, pero estaba completamente maníaco. Lo arrestaron en los Tuxtlas, les dije que me lo trajeran al hospital y cuando llegó, estaba elevadísimo, hecho un desmadre y muy golpeado. Tardamos un mes en bajarlo a base de olanzapina. Decía que se apellidaba Ferrari, que era dueño de la Ferrari y de no sé cuántas empresas italianas, en resumen, me dijo, soy dueño de medio Europa. Incluso firmó como Dino Ferrari.

Trastorno de bipolaridad con episodios de suicidio.

Vino el padre, un hombre corpulento que quería que le regresara a su hijo, le expliqué que el hospital únicamente lo estaba custodiando, que Damiano, porque ese era su verdadero nombre, iba a ser deportado.

La primera semana fue espantosa, me alborotó al resto de los pacientes con la verborrea que traía. Damiano se cagaba en las manos y embarraba las paredes, agredió a los enfermeros, entre su euforia, decía algo de una librería y un aniversario que debía organizar e insistía en ver a Francesca, parece que tiene una hija en Xalapa, pero de eso ya no supimos y ninguna mujer vino a visitarlo. A la tercera semana se olvidó de ese rollo y cuando estaba despierto cantaba esta canción del Buki, aquí puso hasta a la madre a los otros internos, “Si no te hubieras ido”, Damiano decía difichil en vez de difícil. A las enfermeras les daba risa y con el medicamento a tope, parecía un borracho contento.

Ayer tuvo una crisis cuando descubrió el mural que pintó Gloria Ruíz. No se había dado cuenta de que existía porque no lo habíamos dejado salir al patio, pero ya que estaba manso, y alzó la vista, se pasmó media hora viéndolo de cerca y con la mano siguió el dibujo del tren, se clavó con los personajes músicos, con los instrumentos, con las vacas del paisaje, tocó la pared como si las imágenes saltaran y cobraran volumen. Entonces, comenzó a cantar la canción del Buki una y otra vez.

Los bipolares son como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, es la mejor metáfora de este trastorno. Esta semana regresan a Damiano a su Italia.

El psiquiatra se traslada despacio, como la pantera rosa. Cruza la pierna derecha, el movimiento de brazos y manos es casi imperceptible mientras narra los días del italiano en el Hospital Mental. Entrecierra los pequeños ojos, las pestañas enmarcan y suavizan la expresión jovial. Se sirve más Coca-cola, limpia la pipa de vidrio, vuelve a cargarla, enciende y da un contundente jalón de hashis para seguir hablando de Stevenson y Oliver Sacks.

III

De aventón desde Xalapa, esta mañana llegaste a Santiago Tuxtla. Estás ahí porque tu ex mujer es de ese pueblo absurdo, le decías, enclavado en lo que resta de selva. Necesitas ver a Francesca, necesitas cargarla. Las has seguido hasta aquí y cuando encuentres a tu niña se irá contigo a Italia. Il nono compró los boletos, conocerá a toda la familia y la llevarás al navigli a pasear en un barco, tan pequeñita, Francesca, le prometes, no volverás a estar mal.

Hablas en voz baja. Aquí también hay esta mierda de lugares de batidos energéticos y polvos adictivos. Quienes venden Herbalife en sus cocheras o pequeños locales, usan cortinas verdes como puerta y distintivo. Ondean por las calles como las cortinillas raídas de las cantinas, sólo que las verdes brillan, a veces son de satín, a veces de algodón, pero sea cual sea la materia, el color es de grillo fluorescente.

No recuerdas cómo te volviste adicto a los licuados Herbalife. Si tuvieras dinero te darías una dosis, pero eliges comprar cigarros.

Te sientas en una de las bancas del parque, frente a la cabeza olmeca. Nada de lo que ves te parece importante, murmuras por lo bajo, te muerdes los pellejos de los dedos, fumas, tiras la colilla, tus ojos verdes de encojen, la piel ajada por el sol y el sudor. Con los pantalones raídos, te ves disminuido y tu cuerpo despide un aro de suciedad que provoca en los otros repudio y distancia, tú no lo notas.

Cinthia te dejó embarcado, no sucedió nada con el evento de la librería. Una noche, alguien llegó a tu casa y tú te diste un pase, el resto es una cortina verde.

El resto es Francesca, tu niña, bambina, llorando, lejos, sus cabellos, lejos, tu niña.

La ves.

Es ella.

Un vestido blanco con cuello bordado a gancho, seguro la abuela lo hizo. Dos coletas, tus ojos que en la niña son apacibles, la piel morena de la madre. Avanzas. La madre te reconoce, es más rápida que tú, la carga, la gente mira, la pequeña se aterra. Continúas llamándola, quieres tocarla, sostienes un bracito de Francesca, si no te hubieras ido, si no te hubieras ido, la mia bella bambina.

Lastimas.

Murmuras.

La mujer grita, suéltala, te dice, la espantas, suéltala, te repite. La policía te rodea, y cuando dan el primer macanazo en las corvas, caes al suelo adoquinado y de color rojo, ves el cielo nublado y sientes el cuerpo como un tonel y el vómito que se acumula en la garganta, escupes bilis, otro golpe, escuchas una voz, pero no sabes si es ella o es la de la canción, esa que no sale más de tu mente.

Estás en un hospital, no recuerdas cómo fue. Exiges papel y lápiz, quieres escribirle, Francesca, quieres escribir, la mia bella bambina, una y otra vez en hojas que no te dan, se acumulan en un rincón de tu mente, la mia piccola, mi niña, Francesca, tesoro.

El día, la noche, no importa, el tiempo escurrido en maldiciones en esa tu verdadera lengua. Cantas, pateas y entran para acallar el caos, te inyectan y acostado de nuevo, a lo lejos, alguien sube el volumen de la radio, no hay nada más difícil, no hay nada más difícil. Merda, suplicas, merda, que la quiten, imploras, que se calle. Nadie, sólo el parque, Francesca, la madre que escapa. ¿Quién era esa niña? La mía, dices, dudas. Deseas un cigarro, aprietas las mandíbulas, rechinan los dientes y en el techo descubres algo que no habías visto, ¿cómo es posible que no lo hayas notado antes? La humedad dibujó la bota rodeada por el Mediterráneo, un mapa renacentista. Abres la boca, se caen tus dientes, primero sonríes, luego se vuelve risa, carcajada feliz porque podrías dibujar una barca, saltar en ella y volver a casa.

 

*Imagen de Rodnei Reis

Magali Velasco Vargas es escritora, investigadora y académica mexicana. Doctora en Literaturas Romances por la Universidad de París Panthéon-Sorbonne (UP1), Francia. Fue galardonada en 2003 con el Premio Internacional Jóvenes Americanistas (Santiago, Chile) por ensayo, y en 2004 recibió el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola. Es autora de diversos libros de cuento, ensayo y crítica literaria.

 

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Posted: December 22, 2020 at 8:21 pm

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