Essay
Cristina Pacheco y los hilos de la vida

Cristina Pacheco y los hilos de la vida

David Dorantes

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Zona de desastre

Una señora llora frente a un edificio destrozado por un temblor. La Ciudad de México es un calvario tras el terremoto del 19 de septiembre de 1985. Aquel desastre no sólo sacudió a la capital del país. También las conciencias de sus habitantes. La periodista Cristina Pacheco salió a las calles de aquella urbe arrasada para recoger de entre escombros las voces de cientos de mujeres que escaparon huyendo antes de que las paredes de su trabajo se les fueran encima. Otras no pudieron salir. El sismo reveló la tragedia de las obreras de la industria del vestido. Las costureras. En Zona de Desastre (Océano, 1986) las costureras dan testimonio de sus condiciones laborales indignas. Baños sin agua ni papel. Garrafones de agua sin líquido para beber. Jornadas de diez horas o más con sueldos miserables que no alcanzarían para comprar ni uno de los vestidos. El libro aún hoy sacude a quien lo lee.

Que la palabra perdure

Un testimonio es un acto de resistencia. Una batalla para que la palabra perdure más que las piedras. Un libro de testimonios, crónicas, es un caleidoscopio de voces que se entretejen para crear un fresco de un hecho histórico. Una sola voz no cuenta. Para hacer un libro así hay que salir y gastarse la suela de los zapatos en las calles sintiendo las voces de la gente. Hay que observar, oler, preguntar, mirar, anotar. Luego está la parte más importante para el cronista, escritor, o recogedor de testimonios. Hay que escuchar. No se trata de oír. La gente que de repente lo perdió todo de súbito también habla de otro modo. Cristina Pacheco sabía hacer libros de crónicas, de testimonios, como pocos periodistas en México. Los escribía tan bien porque sabía escuchar. Reconocía cada ligero matiz que podía haber en dos personas incluso narrando el mismo hecho. Sus libros de periodismo narrativo son una clase magistral justo porque sabía escuchar.

Gustav Mahler y el fotógrafo

Carlos Salinas de Gortari era presidente de México en 1991 y Fernando Gutiérrez Barrios el Secretario de Gobernación. Ese año la empresa PIPSA Grupo Industrial y Comercial, que controlaba la distribución del papel para periódicos y revistas, publicó el libro 100 Entrevistas 100 Personajes. Protagonistas de las Artes, la Ciencia y el Espectáculo en México. En ese libro hay una entrevista que Cristina Pacheco hizo al mítico fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, en noviembre de 1979, en su casa del ahora barrio de Coyoacán. “Lo encontré solo, sentado en un equipal, escuchando la novena de Mahler” escribió la entrevistadora. Al observar el entorno advierte que en una mesa junto al artista está un ejemplar de La señorita de Tacna obra de teatro del escritor peruano Mario Vargas Llosa. La segunda pregunta de la entrevistadora atenta para el fotógrafo legendario fue: “¿La música y la literatura son complementos de su trabajo?”.

Trenes y luces de neón

Cristina Pacheco nació en San Felipe, en el estado de Guanajuato, en México. De manera coloquial a ese pueblo se le llama San Felipe Torres Mochas. A los cinco años la niña Cristina descendió de un tren en la antigua estación de Buena Vista. Por entonces en México los trenes servían de algo. La niña quedó deslumbrada con las luces de neón. Los hombres con sombrero, las mujeres con vestidos, los edificios más altos que el infinito. Aquellas cascadas de colores brillantes quedaron para siempre en la memoria de la pequeña Cristina hija de la familia Romo Hernández. La familia se acomodó en un cuarto y la pequeña descubrió la libertad. Con frecuencia Cristina se escapaba del cuidado de sus padres para salir a recorrer la Ciudad de México que la tenía deslumbrada. Hay algo en el arte de observar que siempre resulta ser uno de los grandes veneros en la formación de cualquier escritor.

¡Se ve, se siente, el periodismo narrativo está presente!

El miércoles 20 de noviembre de 1952 Jesús Novoa, presidente del Patronato de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), inauguró la Ciudad Universitaria en el sur de la Ciudad de México. Hasta antes de ese proyecto las escuelas de la UNAM estaban esparcidas por varios edificios coloniales en el centro de la capital. En aquella urbe de alumnos y maestros Cristina Pacheco estudió la licenciatura en Literatura Española. ¿Cuáles eran sus lecturas? ¿Quiénes eran sus profesores? ¿Bailaba rock and roll o era más de ir a los cafés existencialistas a escuchar jazz be-bop? ¿Platicó alguna vez en las aulas con Eugenia Meyer Walerstein Derechin y hablaron de los niños como personajes olvidados de la Historia?  ¿Habrá leído entonces Operación Masacre (1957) de Rodolfo Walsh? No lo sabremos. Sin embargo, ella supo que el periodismo narrativo era algo muy vivo. El periodismo narrativo aún no existía con ese nombre. Ella lo vio venir.

Esa seño no escribe mal

Martín De La Paz es un gran periodista de boxeo. Una vez, hace muchos años en una juerga periodística, en el Bar Martín de Guadalajara, México, soltó como si nada una frase con la que hizo que casi se les bajara la borrachera a sus compañeros de cantina. Por ahí estaban los hermanos José Rodolfo Castro y Benito Castro sabios cronistas del pugilismo. “¡Esa seño Cristina Pacheco no escribe mal y es muy simpática!” dijo Martín De La Paz de repente. No era común que los periodistas de boxeo conocieran a Cristina Pacheco. Uno de sus carnales de parranda le cuestionó a qué venía esa frase en medio de la cuarta ronda de jaiboles. “¡Ah es que ahora que fui al Consejo Mundial de Boxeo me la presentaron! Me regaló un libro” dijo Martín De La Paz mientras de su morral sacaba Los dueños de la noche (1991) firmado por su autora. ¿Qué hacía Cristina Pacheco en la sede del CMB? ¿Hay alguna crónica o entrevista? ¿Alguien lo sabe?

Aquí nos tocó vivir

Las ciudades son esferas superpuestas que se sacuden a toda velocidad. Giran con tal fuerza que muchas veces los cronistas, recopiladores de testimonios, no alcanzan a captar muchos de sus giros. Todas las identidades citadinas son fluidas. Las imágenes literarias y narrativas también son modelos para analizar y entender esas identidades antes de que se nos escapen. Los personajes de una ciudad no son homogéneos. Un punk y un burócrata ven, sienten, viven la urbe de modos muy diferentes. Hay que ir a preguntárselo. Todo eso Cristina Pacheco ya lo sabía mucho antes de que los académicos de distintas disciplinas lo verbalizaran. En 1978 comenzó su icónico programa Aquí nos tocó vivir por Canal Once, un canal de televisión pública, del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Cristina Pacheco con sus preguntas logró poner pausa a la velocidad de las esferas. Rockeros, cumbieros, pozoleras y taqueros también tienen historias épicas que contar.

Mar de historias

Un clásico del periodismo narrativo en México es la columna Mar de Historias de Cristina Pacheco La autora publicó en el diario mexicano La Jornada, tirado a la izquierda, esa columna domingo a domingo desde 1984 y por los siguientes treinta y siete años. No eran crónicas/testimonios de México. La geografía de sus narraciones casi siempre fue la Ciudad de México. Los capitalinos mexicanos han hecho de la palabra chilango un símbolo de orgullo. Para la periodista Lydiette Carrión, chilanguísima, justo el valor de Cristina Pacheco fue que “nos mostró a nosotros mismos”. La misma Lydiette Carrión de periodismo narrativo sabe harto. Lean La Fosa del Agua (2018) si no me creen. A veces para un lector desde otra geografía algunas de las narraciones en Mar de Historias quedan un poco lejanas pues hay códigos y referencias hechas para chilangos. Pero, al final, la historia de un hombre es la historia de todos los hombres.

Lin May en Bellas Artes

Lilia Guadalupe Mendiola Reyes enloqueció a miles de hombres. Bajo el nombre de Lin May la mujer de caderas anchas, muslos amplios, cintura diminuta, pechos firmes, fue una de las estrellas del llamado Cine de Ficheras en la década de los setentas del siglo veinte. Muchos mexicanos conocían de memoria el rostro de reminiscencias asiáticas de Lin May y, sobre todo, su voluptuosidad de líneas curvas. Gracias a Cristina Pacheco supimos que el máximo sueño artístico de Lin May era representar a Cio-Cio San el personaje principal de la ópera Madame Butterfly (1904) de Giacomo Puccini. Lin May quería cantar en el Teatro de Bellas Artes sede de la Compañía Nacional de Ópera. ¿Pero quién le iba a dar chance a una actriz de la película Las Perfumadas de aventarse unas arias en el teatro más importante del país? Eso sí, lo más seguro es que hubiera llenado el recinto. Cristina Pacheco la animó a que lo intentara.

Los trabajos perdidos

Conversar y entrevistar son artes en desuso, perdidas. Lo de hoy es interrumpir y antagonizar. Cristina Pacheco era una mujer que se acercaba al entrevistado con un profundo respeto. Ella no quiere protagonizar la entrevista. El entrevistado es el importante. Por eso sus conversaciones están tan cargadas de humanismo y revelaciones. El mundo íntimo de la persona que habla se descubre poco a poco porque sabe que la mujer que le hace las preguntas no está ahí para lastimar, competir o denostar. Luego está el arte de narrar aquellas entrevistas. El lenguaje oral no es igual al lenguaje escrito. Con un lenguaje sencillo y sin rebuscamientos pseudointelectuales la entrevistadora atrapaba al lector. Cristina Pecho tejió los hilos de las vidas que narró con una gran economía de lenguaje y sin sentimentalismos. Aunque a veces, todo hay que decirlo, tenía un puntito un poco cursi. Pero eso debe ser porque la vida es cursi a veces.

Al pie de la letra

Los libros de periodismo narrativo de Cristina Pacheco son un estallido de claridad. Se escribe como se es. No hay de otra. A la narradora le interesaban los personajes fuertes, hombres o mujeres, y que no se avergonzaran de sus luchas. En Cuarto de azotea (1986) la autora revela su oído finísimo. Ella sabe que la grabadora sólo recoge los sonidos de sus entrevistadas, pero no sus voces. La mañana de la cronista sabia es la recreación de lo que oye cuando lo oye. Para entender en toda su dimensión la fuerza de las crónicas, entrevistas o testimonios de Cristina Pacheco hay que leerla en voz alta. Entonces se revela el mundo mágico del realismo chilango. Pausas y acelerones en la urbe. Es una narradora brutal y conmovedora. Te pone un fregadazo y luego te acaricia con su prosa. No por nada le dieron el Premio Nacional de Periodismo 1985 en la categoría de Reportaje, Crónica y Entrevista por su obra en la revista Siempre!.

Para mirar a lo lejos

El periodismo narrativo de Cristina Pacheco tiene una dolorosísima vigencia. Muchas de sus narraciones son el reflejo de la ancestral injusticia en la que han vivido millones de mexicanos. Sus crónicas provocan respeto, ternura, espanto, impotencia. Son las fotografías de un país acostumbrado a las injusticias. A veces son historias de hambre y enfermedad. A veces son historias de enfermedad, pobreza y hambre. Uno llega a pensar que son sinónimos. Abrimos la ventana de la casa, miramos a las calles de la Ciudad de México, y ahí siguen muchas de sus historias que la Historia ignora. Cristina Pacheco murió el pasado jueves 21 de diciembre de 2023 en la ciudad que amó y reveló. Todos los que han transitado en México por el ingrato negocio del periodismo narrativo tienen una gran deuda con su memoria. Ahora no queda sino salir a la calle y contar la historia de una señora que llora, preguntarle el porqué de sus lágrimas.

 

David Dorantes (Guadalajara, México) periodista y escritor. Ha sido reportero de cultura, deportes, crimen e investigaciones especiales para los diarios Siglo 21Público-Milenio y Houston Chronicle, además de columnista de música en los semanarios Primera Plana y Cambio. Tomó el taller de Crónica Periodística con Gabriel García Márquez invitado por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano 2000 y ganó el Premio Emisario de Periodismo de la Universidad de Guadalajara 2000. Uno de sus cuentos apareció en la antología Dime si no has querido. Antología de cuentos desterrados (Literal Publishing, 2018), la primera de autores Latinoamericanos en Houston. Actualmente es periodista free-lance para varias publicaciones en Estados Unidos, México y España. Su Twitter es @HDaviddorantes

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Posted: March 3, 2024 at 4:30 pm

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