Cuentos de princesas para niñ@s de hoy

El escudo de armas de esta princesa, la bella Griselda, tiene dos lemas que la representan: Belleza y poder, y Perfección ideal. Podría ser el escudo de cualquiera de las modernas princesas que protagonizan las páginas de la revista ¡Hola! Mujeres perfectas, con agendas llenas de cosas interesantes, en coches de lujo, vestidas impecables, casadas con príncipes azules.

Hace unos días pude conversar en Buenos Aires con Isol, la autora de La bella Griselda (FCE, 2010), y una de las mujeres más talentosas que conozco. Escribe sus historias, las ilustra, domina un arriesgado sentido de la ironía que lectores muy exigentes, los niños, disfrutan sin cortapisas, a veces desafiando a padres políticamente correctos o simplemente azorados, los he visto más de una vez preguntarse “¿Esto es un libro para niños?”. Y sí, ¿qué pensaría usted, lector, de la historia de una mamá que grita hasta convertirse en un globo enorme, rojo? Un globo al que Camila, la hija, quiere más pero mucho más que a la versión de mamá iracunda. Los editores conservadores habrían pedido que la señora aprendiera una lección y volviera a su forma humana. Eso no ocurre en las páginas de El globo (FCE, 2002).

Isol también compone música y canta. En 2013 ganó el máximo galardón para un autor de literatura infantil y juvenil en el mundo: el Astrid Lindgren Memorial Award, que se entrega en Suecia y por eso es considerado el Nobel de la LIJ. Es la única autora hispanoamericana que lo ha recibido.

En las calles de Buenos Aires encuentro rastros de las recientes marchas de mujeres que salieron a las calles con pañuelos verdes para manifestarse a favor del aborto legal, seguro y gratuito. En las paredes permanecen grafitis con frases como éstas: “Después del amor romántico, la revuelta” o “Somos las hijas de las brujas que no lograron matar”. Y en varios balcones siguen los pañuelos, como insignias.

En los puestos de periódicos encuentro el mismo tipo de revista que en México pone en la portada a mujeres apenas vestidas y en poses sensuales. Ahí se muestra a Pampita, una bella actriz, con declaraciones sobre cómo elige a los hombres. Así, en plural, como si todo el día los estuviera audicionando. Me cuenta Isol que es muy famosa en Argentina y Chile, que tiene tres hijos y una se le murió trágicamente. “Yo no digo ´Ay, esta Pampita, qué pelotuda´. A mí ella me parece triste. No puede salir de todo eso”, dice, refiriéndose a un medio que insiste en cosificar a las mujeres, y a ellas, que encuentran redituable esa vida.

La historia de la bella Griselda se le ocurrió a Isol después de unas vacaciones. Nuestra autora venía de una crisis, precisamente de todo eso que se espera de ser mujer: “hay que ser seductora, conseguir al hombre más top de todo el mundo para ser yo la más top. Vino a mí la frase ‘Todos perdieron la cabeza por ella’.”

En la historia de Griselda, los hombres que la admiran y quedan prendados de su belleza pierden literalmente la cabeza, que cae rodando por el suelo. Griselda comienza a coleccionar esas cabezas. Y también hace todo tipo de cosas para seguir siendo admirablemente hermosa: se baña en agua helada, bebe jugos de frutas exóticas, hace estiramientos en zapatitos de cristal. Un ciclo de una soledad enorme, porque de todos modos esa belleza es fría y no la acerca a nadie. Los demás ya no la admiran tanto como le temen. Ingeniosa como es, Griselda logra tener una hija, por la que va a perder la cabeza.

Isol mostró bocetos del libro sin final feliz a amigos autores y especialistas en LIJ. Aun para los expertos resultaba un reto. Le preguntaron si iba a terapia o si no sería bueno que la niña tuviera el don de devolver las cabezas a los hombres que las habían perdido. “¿Por qué vamos a cargar a la bebé con las cagadas que hizo la mamá? ¡Justamente porque voy a terapia sé que eso está mal! Me puse en el lugar de la bebé. La editora quería que el libro terminara cuando Griselda pierde la cabeza al ver la belleza de su hija. Yo quería que la gente viera que había un final triste.

Los libros de Isol, quizá especialmente los que ella considera terribles —aunque también son muy graciosos—, son leídos por terapeutas, en su mayoría lacanianos, que la buscan para dar charlas, ella no ha ido nunca. “Yo no quiero analizarlo más”, me dice. “En todo caso, la nena está libre de ese sino. No tiene una mamá que le diga ´Tenés que estar bonita para que los hombres te quieran´. Ella se relaciona con la gente como pares. Aprende cosas que la nutren a ella.”

Para los padres siempre es un desafío cómo educar a nuestros hijos. En La bella Griselda hay, como siempre en los libros de Isol, capas insospechadas de sentido. No es solo la imagen que la princesa tiene de sí misma y que cultiva afanosamente, es también la posibilidad de heredar y transmitir a su hija esa manera de entender la femineidad. La cabeza de la madre, lugar donde se gestaban ideas y prejuicios, rodará y eventualmente colgará como un trofeo en la pared. Un trofeo inútil. Pero será una cabeza sonriente. Verá a su hija crecer rodeada de amigos amorosos, cercana, curiosa e inteligente. Tan distinta a ella. Yo creo que aprenderá, que verá que es posible un mundo distinto, donde hay esperanza.

Socorro Venegas es escritora y editora. Ha publicado las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009); los libros de cuentos Todas las islas (UABJO, 2003), La muerte más blanca (ICM, 2000) y La risa de las azucenas (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997 y 2002).  Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León. Dirigió las colecciones para niños y jóvenes del Fondo de Cultura Económica. Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Su Twitter es @SocorroVenegas

*Fotografía de la autora por  Víctor Benítez

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Posted: April 22, 2019 at 9:08 pm