Entre partidos y partidos
Francisco Hinojosa
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Suelo no tocar el tema delante de quienes sabemos que tenemos diferencias: blanco o negro y muy pocos grises. Aunque también, a manera de provocación, hay quien antes de saludar o dar los buenos días expresan su proselitismo.
Hace poco fui a dos escuelas en Tlanepantla a dar charlas sobre mis libros. Como siempre que lo hago, doy un tiempo al final para que haya preguntas y comentarios. Estoy acostumbrado a contestar siempre las mismas, que pocas veces me sorprenden, y a agradecer las observaciones que me hacen. Pues en una de esas escuelas un niño como de sexto de primaria sólo puso entre signos de interrogación una pregunta que no venía al caso: ¿Messi o Ronaldo? Mi respuesta fue inmediata, no importa aquí por cuál me incliné. La reacción, como era de esperarse, tuvo sus abucheos y sus muestras de simpatía compartida. Supongo que esas rivalidades entre compañeros le añaden sabor a la amistad y que a pesar de las diferencias pueden convivir fraternalmente.
Y mi respuesta a ¿Messi o Ronaldo? fue inmediata porque ciertamente conozco a ambos jugadores ya que me gusta el futbol. Algo similar me sucedería con el beis, tanto el de las grandes ligas como de la mexicana. En cambio me resulta menos atractivo inclinarme por equipos de la NFL o la NBA, a pesar de que suelo ver las series finales y disfruto mucho de los juegos de baloncesto y americano.
En el caso del balompié mexicano veo muchos partidos, especialmente del equipo del cual soy aficionado desde que iba en cuarto de primaria, aunque también de los encuentros protagonizados por la selección mexicana y, por supuesto, del mundial de futbol y las muchas de las copas que se han creado en los últimos años para hacer con los deportes más negocios, más millones. Hace más de sesenta años mi hermano Javier y yo jugábamos fut en el jardín de mis abuelos, cada quien con su camiseta, por supuesto de equipos rivales. Hasta la fecha seguimos siendo fieles a nuestras playeras y encontrados cuando vemos por televisión un partido. Fuera de ese estadio de la pantalla chica, que mientras uno calla el otro explota por una anotación, seguimos llevándonos como los hermanos que somos.
Quisiera decir lo mismo acerca de las elecciones que están en puerta y que se juegan la presidencia, algunas gubernaturas, las alcaldías de la CDMX, los legisladores de ambas cámaras y otros puestos de elección popular en distintos municipios y ciudades a lo largo del país. Como sucedió en el año 2000, cuando ganó en las urnas Vicente Fox, la sociedad –al menos la clase media– estaba muy dividida antes de las elecciones. Y hoy, como suele suceder, cada quien tiene sus razones y argumentos para decidir cómo cruzar las distintas boletas que nos darán en las casillas.
Suelo no tocar el tema delante de quienes sabemos que tenemos diferencias: blanco o negro y muy pocos grises. Aunque también, a manera de provocación, hay quien antes de saludar o dar los buenos días expresan su proselitismo. Yo sólo escucho y, antes de entrar en discusiones que no nos llevarán a buen puerto, trato de desviar la conversación, si de conversación se trata. Y ciertamente, cualesquiera que sean los resultados y que habrá que asumirlos si nos importa la democracia, se trata de conservar las amistades y la familia. Aunque siempre habrá triquiñuelas, grillas y gastos de campaña exorbitantes, términos muy cercanos al ejercicio del poder, sin importar el partido político que se trate, estamos hoy por hoy muy lejos de aquellas elecciones manejadas a espaldas del electorado. No somos enemigos en esta contienda. Tendremos que asumir los resultados, aunque no sean los que quisiéramos. Pensemos en lo privilegiados que somos al no tener una dictadura (o dictablanda, en términos de Enrique Krauze) que asuma nuestros votos como propios para hacer de la democracia un fraude. Tenemos a nuestro favor muchos instrumentos que hemos ido ganando a lo largo de los años: marchas, protestas y, sobre todo, a pesar de ser campeones en cuanto a número de periodistas asesinados en los últimos sexenios, libertad de expresión.
Habrá otros messis y otros ronaldos, otras águilas y otras chivas, pero nuestro mejor patrimonio no está dividido: permanecerá siempre al lado de nuestras amistades y nuestra familia.
Francisco Hinojosa es poeta, narrador y editor. Es autor y antologador de más de cincuenta libros y columnista de Literal. Su twitter es @panchohinojosah
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Posted: April 11, 2024 at 8:49 pm