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La utopía del bienestar
COLUMN/COLUMNA

La utopía del bienestar

David Medina Portillo

Desde el inicio del sexenio y previendo un escenario adverso, la estrategia ha consistido en ocupar los poderes del Estado, particularmente el judicial –la fiscalía y la suprema corte a su servicio– junto con los órganos electorales y de transparencia ciudadanos, el INE, el TRIFE y el INAI.

“No se hagan bolas”, decía un clásico del priismo del siglo XX, un PRI ya póstumo antes de transformarse en el lopezobradorismo triunfante que hoy todos conocemos. Salinas, penúltimo protagonista de aquel priismo histórico, aludía a una sorda pero peligrosa confrontación entre el candidato a la presidencia de la república en 1994, Luis Donaldo Colosio, y el inequívoco hombre fuerte del momento, Manuel Camacho Solís, su maquiavélico negociador frente al levantamiento zapatista que, por esas fechas y armados con palos de escoba como armas, había declarado la guerra al Estado. En los pasillos del poder tanto como en la opinión y la percepción públicas, había dos candidatos. Se creía que Colosio renunciaría y, gracias al supremo dedo presidencial, Camacho emergería como el verdadero candidato.

Cuentan las crónicas que Salinas quiso atajar esta confusión potencialmente peligrosa durante una reunión con gobernadores en la que habría externado su ilustre frase: “No se hagan bolas”. Sin embargo, Colosio fue asesinado y Camacho nunca sería candidato. Tiempo después y ya en la hoy mancillada transición democrática, Camacho se convertiría en uno de los primeros ideólogos del lopezobradorismo.

La confusión reinante en aquellos años ofrece algunos parecidos con la situación actual. ¿Quién es la candidata o el candidato de López Obrador? La pregunta parece retórica teniendo en cuenta que, como en tiempos del presidencialismo autoritario, el mandamás de Palacio ha disipado toda confusión también con una frase.

“Es Claudia” se corresponde con la lógica del “No se hagan bolas” salinista. Como en los mejores años del priismo histórico, la imagen de la jefa de gobierno de la Ciudad de México aparece en edificios, calles y puentes, vagones de metro y del servicio público de transporte, flotas de taxis y camiones de la basura, etc. Estamos a nada de ver dibujado sobre un cerro pelón y setentero el abracadabra del lopezobradorismo con aspiraciones de partido de Estado: “Es Claudia”.

Confirmamos así una obvia genealogía, con momentos estelares como el “Arriba y Adelante” echeverrista o la “Administración de la abundancia” del otro López. Aunque lo relevante no está en la retórica sino en el gesto autoritario: el retorno de una forma de poder concentrado en una sola persona, el dedo admonitorio que decide la suerte de una nación: “Es Claudia”. Hasta el momento, no existe en el partido oficial ningún otro aspirante que le haga sombra a Claudia Sheinbaum por su propio peso. Todos dependen del favor de Andrés Manuel López Obrador, el inapelable mandamás.

El proyecto de restauración no vino de Peña Nieto, como tantos ingenuos creyeron. El envalentonado autoritarismo es un nuevo populismo, incuestionable heredero de la tradición personalista cuyo refrendo de sus orígenes caudillescos cubre múltiples frentes. ¿Y por qué no? Uno de ellos consideraría incluso una suerte de maximalismo como el de Calles perpetrado en la elección de 1924, exactamente un siglo atrás. El actual presidente designará no solo al “tapado” entre varios incondicionales —sus “corcholatas”. Asimismo, e igual que Calles, le asignará un gabinete a modo para extender el poder transexenal. La idea depende en buena medida de que aquella maquinaria electorera informal proveniente del viejo priismo –el que en 2018 y de la noche a la mañana se volvió morenista– le permita arrasar en las próximas elecciones. Desde luego, el nuevo PRI confía también en que sus programas clientelares masivos rindan frutos junto con la propaganda y la cooptación de los medios y la prensa, aunque confía más en la llave maestra del régimen: AMLO.

¿Pero y si esta imagen y su poder ya no les alcanza? Desde el inicio del sexenio y previendo un escenario adverso, la estrategia ha consistido en ocupar los poderes del Estado, particularmente el judicial –la fiscalía y la suprema corte a su servicio– junto con los órganos electorales y de transparencia ciudadanos, el INE, el TRIFE y el INAI. ¿Qué importa entonces si Morena pierde o gana en las próximas elecciones? La rendición de cuentas y la custodia del voto estarían en sus manos y el resultado previsible será una elección de Estado. Si el lopezobradorismo consigue sus objetivos no habría vuelta atrás. El país regresará al punto donde el autoritarismo histórico lo dejó hace más de tres décadas, el del fraude patriótico. Naturalmente, la regresión va de la mano de uno de los ideólogos del viejo régimen y patrocinador indiscutible del lopezobradorismo, Manuel Bartlett.  Camacho y Bartlett en los puntos inicial y final del nuevo régimen son suficientemente significativos para advertir la inobjetable entraña de la Transformación.

El secuestro del Estado y la desaparición de las instituciones ciudadanas que actúan como contrapeso a la voluntad presidencial va más allá del 2024. El lopezobradorismo no es un partido político sino un movimiento, no una ideología sino una estrategia de poder con intención de perpetuarse, no es un modelo de crecimiento sino de subdesarrollo –de pobrismo.  Marx creía que los medios de producción en manos de los trabajadores liberarían las fuerzas productivas para crear una abundancia tal que todos podríamos dedicarnos a actividades no enajenantes sino plenamente humanas. La utopía marxista no es una romantización de la miseria y en ella no hay lugar para los pobres. En contraste, AMLO ha dejado muy claro que lo suyo no es un desarrollo cuantificable en números y a la vista de todos. Frente a un modelo de crecimiento verificable, prefiere hablar de “bienestar”, entidad gaseosa como sus “otros datos” convertida, cínicamente, en consigna de todo su sexenio: la utopía del bienestar.

 

David Medina Portillo. Ensayista, editor y traductor. Editor-In-Chief de Literal Magazine. Twitter: @davidmportillo

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Posted: April 19, 2023 at 8:36 pm

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