Pan, afecto y literatura
Socorro Venegas
Una mezcla de admiración, empatía y aprehensión sentí cuando conocí a Evelio Cabrejo, lingüista y psicoanalista colombiano asentado desde hace muchos años en Francia, donde desarrolló una brillante trayectoria académica especializándose en lectura y primera infancia. Era 2014 y en México celebrábamos los 80 años del Fondo de Cultura Económica con diversas actividades. Entonces yo coordinaba las colecciones para niños y jóvenes del FCE, y organizamos un coloquio al que convocamos a Cabrejo.
Evelio ofreció una de las conferencias más entrañables de ese encuentro. Varios de los oyentes lo conocían por sus conferencias, algunas disponibles en YouTube. Ninguno lo había leído. Él dijo, ante una audiencia que guardaba un silencio reverencial: “Estamos destinados a salir del vientre de nuestra madre para caer en el vientre de la lengua, y allí permanecemos. La lengua nos precede al nacer, venimos al mundo, ingresamos en ella, nos vamos, ella continúa y prolonga nuestra existencia bajo las notas musicales ligadas a nuestro nombre y apellido”.
Nadie o casi nadie habría podido leerlo en 2014, pues a pesar de sumar más de 40 años dedicados a la enseñanza y la investigación psicolingüística en la universidad Jussieu de París y la École Normale Supérieure de Fontenay–aux-Roses, de haber fundado y presidido la asociación francesa Acciones Culturales contra Exclusiones y Segregaciones (ACCES), y aun cuando publicó algunos ensayos o artículos, en general había decidido mantenerse apartado de la escritura. Esa era mi incomodidad. ¿Dónde vamos a leerte?, le pregunté. Ahí comenzó una conversación generosa que se prolongaría durante algunos años. Evelio no terminaba de aceptar la idea de escribir su libro. Pero reconoció que, si lo hiciera, debía de publicarse en el FCE. Empezamos a trabajar en este volumen que hoy ve la luz en el mejor lugar que podía alojarlo, acompañado de sus pares en la colección Espacios para la Lectura del Fondo. Ahí está hoy junto a Roger Chartier, María Teresa Andruetto, María Nikolajeva, entre otros grandes pensadores.
Lengua oral: destino individual y social de las niñas y los niños, es el título de esta obra que significa el itinerario intelectual de Cabrejo. Desde el primer capítulo el autor interroga plenamente al misterio: Lenguaje: ¿qué eres?, ¿dónde estás?, ¿para qué sirves? En estas páginas encontraremos rigor académico, pero también esos momentos luminosos por los cuales en Francia han llamado al autor “el poeta de la infancia”.
El primer libro de un bebé es el rostro de su madre, ha dicho Evelio durante sus conferencias. O bien: los niños necesitan pan, afecto y literatura. El suyo es un discurso que busca a públicos amplios para comunicar por qué es esencial que los niños reciban cantos, historias, libros, tanto como comida y cobijo: “La lengua es y será nuestra residencia principal de por vida. Es dentro de ella donde se realiza el destino individual y social de cada niño y cada niña”, dice en su libro. El acceso al libro es fundamental para enriquecer el acervo emocional, social, cultural y psíquico de los niños. El acceso a la cultura escrita condiciona el acceso a oportunidades de crecimiento y desarrollo, y por eso es esencial que esté asegurado.
En plena pandemia, una de las mayores preocupaciones para quienes trabajan por la infancia en México se relaciona con las consecuencias de los recortes presupuestales anunciados por el gobierno federal a todas sus instituciones. El colectivo Pacto por la Primera Infancia, en el que se encuentran 173 organizaciones de la sociedad civil, como la Unicef y Save the Children, advirtió recientemente que corren peligro programas esenciales para el desarrollo de los niños, como los esquemas de vacunación o el acceso a servicios de salud, guarderías y alimentos, pero también advierten que están en riesgo la producción de los libros de texto y el funcionamiento del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que alcanza las regiones rurales de este país con proyectos que forman a niños y jóvenes.
Sin restarle importancia a los servicios básicos que los pequeños requieren para su desarrollo integral y que sin duda deben estar garantizados, es por igual preocupante la posibilidad de que la primera infancia en México pierda ese otro alimento al que se refiere Cabrejo. Los niños necesitan literatura para crecer: la de sus libros de texto, la que nutre las bibliotecas escolares y de aula, la de los libros dignamente publicados por Conafe. Precisamente ante el rostro muy adverso de la pandemia, los pequeños necesitan más de estos recursos. “Los niños privados de tales posibilidades no tendrán el mismo devenir individual y social respecto a aquellos que tuvieron la fortuna de recibir un rico y variado patrimonio lingüístico durante la primera infancia”, escribe Cabrejo.
Necesitamos una poética y una política para la primera infancia.
*Imagen de Jay Ryness
Socorro Venegas es escritora y editora. Ha publicado el libro de cuentos La memoria donde ardía (Páginas de Espuma, 2019), las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009); los libros de cuentos Todas las islas (UABJO, 2003), La muerte más blanca (ICM, 2000) y La risa de las azucenas(Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997 y 2002). Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León. Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Su Twitter es @SocorroVenegas
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Posted: July 13, 2020 at 10:58 pm