Essay
Poeta gay en Bellas Artes

Poeta gay en Bellas Artes

Ana Clavel

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 Como parte de las actividades en torno al mes del orgullo LGBTTT+, la Coordinación Nacional de Literatura de Bellas Artes ha programado un homenaje al poeta Darío Galicia (Ciudad de México, 1953-2019), con la presencia de Braulio Peralta, Víctor Manuel Mendiola, Ana Clavel y Rubén Medina, responsable junto con Lázaro B. Medina, de la traducción al inglés de la edición bilingüe de La ciencia de la tristeza / The Science of Sadness, coeditada por Ediciones Norteadas y Matadero. La cita es el domingo 23 de junio a las 12 h, sala Manuel M. Ponce, Palacio de Bellas Artes.

Todo comenzó cuando me invitaron a participar en una antología de relatos sobre padres autoritarios en el 2018. De inmediato se me vino a la mente la frase aleccionadora de circos y ferias de antes: “Por desobedecer a sus padres” para mostrar casos de fenómenos (la mujer serpiente, el niño lagarto, etc., ilusiones ópticas por fortuna) cuyo pecado había sido la desobediencia. Fue entonces que recordé el caso del poeta Galicia de mi época universitaria, con la leyenda negra de la lobotomía a la que, supuestamente, lo habían sometido sus padres para “corregir” su homosexualidad. Sin proponérmelo, comencé entonces una investigación detectivesca tras su rastro porque me parecía que era un personaje como de ficción, digno de ser novelado. El que la información que iba encontrando fuera escasa y en algunos casos contradictoria, no hacía sino avivar mi curiosidad e interés. Por ejemplo, sacando cuentas, llevaba más de una década desaparecido desde las fotos que le tomara en 2008 Javier Narváez en calidad de indigente en las calles del Centro. Pero a la vez, en diciembre de 2018 el poeta José Vicente Anaya me confió que lo había visto y platicado con él, por los rumbos de la librería Gandhi, apenas unos meses antes de nuestra charla, una de las más de cincuenta entrevistas que realicé para tomar testimonio de gente que hubiera conocido a Darío Galicia.

Yo sabía que mi poeta solía presentarse como “Darío Galicia, viuda de Novo”, pero en otra de las entrevistas, la poeta Sandra Lorenzano me contó que Darío se firmaba G.Alicia para incluir en su apellido la referencia a la pequeña protagonista de las Aventuras del País de las Maravillas y A través del espejo, de Lewis Carroll. Eso me llevó a pensar en Darío como personaje de una historia fantástica pues aparecía y desaparecía como conejo en la madriguera: tan pronto daba señales de vida en la miseria, como otros opinaban — fue el caso de Braulio Peralta en una crónica de 2018 en su columna de Milenio: “La letra desobediente”— que ya había muerto. Lo mismo pasaba con la historia de la lobotomía que unos decían que era un invento del propio Darío y otros aseguraban que había sido cierta, sobre todo por el poema de Roberto Bolaño, “La visita al convaleciente”, que si bien hablaba de aneurismas, también sugería que los padres (“el señor y la señora Ardilla”) se habían aprovechado de la situación para corregirlo de sus inclinaciones. Otro tanto de incertidumbre se dio al pensarlo como amigo de Bolaño y su círculo más próximo, o abiertamente el poeta infrarrealista que faltaba en las antologías. Un dato curioso en este sentido, fue que antes de la intervención cerebral, Darío Galicia obtuvo el segundo lugar en el V Premio de la Revista Punto de Partida de 1975, en su rama de poesía, mientras Roberto Bolaño obtuvo el tercer lugar en la misma categoría, pues se sabe que antes de ser el novelista más afamado del Oeste, el escritor chileno quiso ser poeta.

Todas estas razones y el hecho de la reaparición de Darío en el 2019 como un anciano delirante y muy venido a menos, me llevaron a confeccionar una novela que, si bien partía de testimonios, crónicas e investigación, también recreaba el trabajo de juego verbal del propio poeta, e incorporó los azares que se me presentaban como elementos, primero, de ficción literaria, y más tarde, de metaficción. Incluso, para sugerir el mundo alucinante del poeta, fragüé capítulos fantásticos con las andanzas y aventuras de “G.Alicia del otro lado del espejo”, que se intercalaron entre los capítulos de corte más realista y que daban detalle de las consecuencias de tratamientos psiquiátricos condenables como la lobotomía, o el franco deterioro y miseria de las condiciones del poeta cuando por fin reapareció pocos meses antes de su muerte. Para trazar una imagen nómada del poeta salvaje, antes y después de las intervenciones neurológicas, me serví de las voces de quienes lo habían conocido, amado u odiado y así conformé un mural caleidoscópico en que la verdad se escamoteaba como la propia condición de G.Alicia, más fiel al evanescente Gato de Cheshire.

Personaje de metaficción
Así, en agosto de 2022, vio la luz la novela Por desobedecer a sus padres, publicada por Alfaguara México. Casi un año después, recibí un regalo de la editora de Ediciones Sin Fin, Ana María Chagra, quien junto con Bruno Montané habían finalmente publicado toda la poesía de Darío Galicia, bajo el título de La ciencia de la tristeza y que apareció en septiembre de 2019 en Barcelona (y en 2020 en México, coeditada por La Zorra Vuelve al Gallinero), aunque Darío ya no pudo ver esa reunión de su poesía.

El regalo que Ana María Chagra me hizo llegar, después de haber leído mi novela y escribirme que le había “volado la cabeza”, se trataba de un libro. Su título: Los nombres impares de Álex Chico, publicada en Barcelona en septiembre de 2021 por Ediciones Candaya. Cuál no sería mi sorpresa cuando al correr de las páginas, el narrador da cuenta de un personaje evasivo que vive en Barcelona y cuyo nombre e identidad, Damián Gallego, pareciera ocultar los de un poeta mexicano conocido en los años setenta que, luego de sufrir una operación neurológica y recuperarse, se refugia primero en el norte de México, buscando evadirse tras haber participado en actividades clandestinas en células comunistas, para después emprender un largo viaje a París y luego Barcelona, donde finalmente se establece. El nombre e identidad ocultas se revelan en unas cajas que Gallego guarda en su armario y que sólo gracias a las pesquisas el narrador y un grupo de documentalistas, salen a la luz: un diario de Darío Galicia y fotos donde acompaña a sus amigos infras, Mario Santiago Papasquiaro y Roberto Bolaño. Mi sorpresa fue mayúscula.

Con tantas vidas como un gato, Galicia no sólo aparecía en dos novelas de Bolaño bajo el nombre de Ernesto San Epifanio (Los detectives salvajes y Amuleto), o con alguno de las veinte variantes con que yo lo bauticé en Por desobedecer a sus padres (Darío San Galicia, Darío Epifanio G.Alicia, Ernesto Wild(e) San G.Alicia, etc.), sino que ahora aparecía viviendo en otra novela que contaba sus supuestas andanzas en Europa después de la intervención cerebral. Pero lo increíble no terminaba ahí, más adelante, hacia el tramo final de ese otro libro, el narrador introduce un elemento de incertidumbre con el que da cierre a la historia de Damián Gallego/Darío Galicia que viene contando, gracias a la publicación de una crónica en un periódico de la Ciudad de México, en la que una tal Ana Clavel cuenta la reaparición del poeta en abril de 2019, como efectivamente sucedió. Cuando di con esas páginas en Los nombres impares, llegué a dudar no sólo de que Darío no fuera en verdad Damián Gallego, sino de que yo, incluso, no era Ana Clavel sino Ana Laurel como me nombro en mi novela, habitando con Darío G.Alicia la locura del Mundo del Espejo. Álex Chico no sabía nada de la novela que por entonces yo trabajaba, pero sí había conocido la crónica que publiqué en Laberinto de Milenio, dando noticia de que Galicia seguía con vida. Y como señala el narrador de esa otra vida de gato literario del poeta que es Los nombres impares, algo verdaderamente alucinante fue que, en fechas semejantes, a casi diez mil kilómetros de distancia entre la Ciudad de México y Barcelona, los dos estuviéramos siguiendo el rastro, el llamado de Darío Galicia.

¡Bellas Artes al fin!
En una de las escenas de Por desobedecer a sus padres, narro la aventura del poeta G.Alicia, acompañado de la pandilla de Bolaño, haciendo de las suyas en una fuente del Palacio de Bellas Artes. Ahí, de madrugada y en medio de los humores del vino y otras esencias, hace un striptease con la ayuda de las hermanas Larrosa. Los otros aplauden a rabiar mientras Darío se quita la ropa y dice poemas hasta que los interrumpe la policía. Pero él insiste en que regresará para consumar su desnudo —como en otra época lo había hecho su maestra Nellie Campobello, con la complicidad del pintor Juan Soriano y el poeta Elías Nandino—, porque se moría de ganas de gritar, como ella, que su desnudez no ofendía a nadie. La desnudez en la poesía de Darío Galicia sólo ofende a aquellos que nacieron vestidos. Bienvenido por fin, Darío Galicia, a Bellas Artes. Bienvenidas tu desobediencia y tu desnudez.

TRES POEMAS ESCOGIDOS DE DARÍO GALICIA

Autobiografía: mándeme a la silla eléctrica
Oxido la tarde en el café
Un duelo negro refleja mi sombra
Recorro el cielo
Mi eterno Meinkampf
Ataúd negro sin estrellas
Las estaciones son polvo negro
No existe el color
El negro es mi duelo
Mis ojos tapados en una celda blanca
No hay voluntad
Los tranquilizantes son el péndulo de mi mente
Aquí estoy encerrado
En mi crujía
Donde ninguna alma late
¿La salud mental?… Es su invención
Psiquiatras asesinos
Enfermeros carcelarios
Enemigos de la invención y la Utopía
A mi huelga de hambre
Pinchan mis venas con comida artificial
Cada gota que cae es un gusto por mi náusea
Me es vetado el grito
Un golpe
Otro madrazo
En un psiquiátrico
Donde ronda mi cadáver
No espero mi Hiroshima
Soy un ciudadano desconocido
Soy un expediente psiquiátrico
Donde no tengo nombre
Ni historia.

Arte poética
No me interesa ser un hombre fragmentario
Ni eructar Marx Marx cada media hora
No quiero ganar un concurso
Ni tampoco becas
Ni ser un poeta profesor
Sólo quiero
Caer desnudo en el fondo de un poema

Fábula de amor
Nuestro amor es una fábula
Una película que nadie quiere
Filmar
Dos muchachos
Dos cuerpos desnudos en la hierba:
Y aire haciendo vibrar
Ondas de colores
Nuestro amor es una historia
Prohibida
Y aun así tú y yo
Nos besamos en reforma
Y en la universidad
Ocultos en las sombras
Y también cuando
No resistimos
El brillo y la atracción
De nuestros labios.
La fuerza de cuatro piernas
Y esta honda ternura
Y la necesidad de
Amarnos
Frente a la luz del día.
Simplemente como dos hombres que se aman.

 

Ana V. Clavel es escritora e investigadora. Ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991 por su obra Amorosos de Atar y el Premio de Novela Corta Juan Rulfo 2005 de Radio Francia Internacional, por su obra Las violetas son flores del deseo (2007).  Es autora de Territorio Lolita, Ensayo sobre las ninfas (2017), El amor es hambre (2015), El dibujante de sombras (2009) y Las ninfas a veces sonríen (2013), entre otros. Su Twitter es @anaclavel99

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Posted: June 19, 2024 at 7:51 pm

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