Sobre Noche virtuosa, noche fiel de Louise Glück
Pura López Colomé
Años tuvieron que pasar para que renaciera en mí el deseo de traducir a Louise Glück, si bien nunca he dejado de leerla; su poesía no es del tipo que uno abandona, así de simple. A los 75 años, y acabando de perder a su madre (murió a los 101), según creo (porque lo declara a la menor provocación), está más feliz que nunca, abandonada a la circularidad que ha caracterizado su estilo, su filosofía, su modo de vivir. Así como otras autoras, al aproximarse al final del camino, en el último trecho a recorrer (aunque llegue a los cien o más), ha experimentado una especie de vuelta a la infancia en lo que escribe, sin demasiadas entelequias de por medio.
Quizás sus contemporáneos o sus lectores entrecomilladamente “maduros” se hayan quedado perplejos ante el golpe de timón que se permitió dar en este momento de su trayectoria: sin olvidar del todo el estilo perfeccionista a que los tenía acostumbrados, ha intentado hacerle caso a algún amigo que le sugirió que, después de la belleza pulcra de Averno, debería embarrarse de lodo, y de paso resolver así una parálisis poética de la que no lograba salir desde hacía varios años. De aquí que esta Noche virtuosa, noche fiel se presentara como una verdadera aventura.
Su actividad previa -la reunión de sus libros anteriores bajo el título de Poems 1962-2012- había avanzado un poco a regañadientes. Sin haber vuelto jamás a releerse (por principio, da la espalda al poemario publicado y sigue adelante), se vio obligada a hacerlo, sin corregir nada, sin eliminar nada (ni Marianne Moore fue tan valiente). ¿Cómo reaccionó al toparse con antiguos textos esta poeta que, por más segura que parezca, se ha reconocido vulnerable, proclive al pánico? Confiesa, contrariamente a lo que uno esperaría, que se sorprendió. Volver a su época de escritura juvenil le resultó incluso agradable, y se sintió orgullosa. Descubrió que su vocabulario de entonces era rico y complicado, aspectos que ahora habían desaparecido. Consciente de esta especie de pérdida léxica, y víctima de un periodo de dolorosa esterilidad, acudió a amigos cercanos y fieles lectores suyos, cuya objetividad no la dejaría caer en autocomplacencias. “Lo que escribo carece de peso, no logro crear la casa adecuada a lo que quiero crear”, le confió a Kathryn Davis, novelista muy cercana, quien tuvo a bien aconsejarle volver a leer los cuentos cortos de Kafka. Después de sumergirse en “El artista del hambre”, y alternar su disfrute con otras obras que orbitaban en torno suyo por entonces (desde Iris Murdoch y su sabiduría socarrona, hasta Henning Mankell), aparte de lo que llama “trivia”, comenzó a escribir poemas en prosa, cosa inédita en su vida. Se encontraba, nada menos, ante lo que aceitaría el esqueleto del nuevo volumen. Así, los poemas sueltos que había ido garabateando muy poco a poco, surreales, extraños, alegóricos, al hallarse en contigüidad con estos nuevos textos, ajustaron la maquinaria de su Noche virtuosa, noche fiel, “más un abrirse paso en la oscuridad que un articular series de verdades”. Inmersa en esta actividad que por primera vez en su carrera no significaba desesperación ni angustia alguna, sino una asombrosa libertad: nada de batallas, nada de luchas, sino un abandono al mero placer, vaya un alivio. Una noche de ésas fue a cenar con su amigo Frank Bidart y le colocó delante su “Teoría de la memoria” (incluida, por cierto, en mi selección). Al ver su expresión fascinada, supo que iba por buen camino.
He bautizado el poema que da título al libro, “Faithful and Virtuous Night”, como “Noche virtuosa, noche fiel” (o incluso de otras dos maneras) porque el par de adjetivos no me ofrecía la música repetitiva del original, cosa que sí encuentro en la doble mención de la noche. Se basa, para empezar y a declaración expresa de la autora, en el error, en la interpretación equivocada de la lectura de un título referido al Rey Arturo, “Knight”, transformada en “Night”, noche. Glück insiste en no abandonar su antiguo procedimiento de creación de personajes emblemáticos. Si bien no se trata de lo llevado a cabo libros atrás poniéndonos delante a Casandra, Perséfone, Aquiles, o incluso a Adán y a Eva en un Edén moderno, en este caso la referencia al mundo literario del libro que alguien lee dentro del poema es apenas una legendaria tabla de salvación, en manos de uno de los personajes, dos hermanos cuyas vidas entretejidas la van a curar: por primera vez, sin guerras mundanas que librar, Louise Glück podrá hablar, podrá despedirse de una incapacidad expresiva que la arroje en la anorexia (tema del mencionado cuento de Kafka, por cierto). Ahora gozará de la oportunidad de ser, quizás, el infante que nunca fue: es niño, no niña, y habla su lengua, aunque en versión británica (hay muchos momentos para notarlo; para mí el primero fue el que me hizo recordar a mi abuela, procedente de Honduras Británicas, escribiendo la rarísima palabra “pyjamas”). A fin de cuentas, lo que importa queda claro: la infancia vaga, indefinida, y una lengua-lenguaje sin demasiados localismos. Alguien lo llamó “cuento de hadas para adultos”, cuyo vocabulario de chiquitos corresponde a la oscuridad, “una especie de obituario escrito con crayolas”. Sin duda se cuenta algo, y existe una ficción, pero en forma de poema. La autora ha realizado, sin querer queriendo acaso, lo que Borges con nostalgia consideraba ausente en estos tiempos, deseando que el poeta volviera a contar y a cantar, como lo habían hecho los antiguos “makers”, los “hacedores”, los poetas de la antigüedad.
A lo largo de todo el libro, Glück nos irá consolando. No he dejado de buscar los mundos imaginarios de siempre -parece susurrarnos al oído-; su amplitud propia me lo impide; ellos dan cabida -más allá de mis aspiraciones- a gente real o gente extraña, es lo de menos. La clave, ahora, está en este sueño lúcido en el que tú, lector, acaso encuentres a tu propia persona vagando por ahí, siendo uno de los habitantes. Robert Frost llamaba “esclarecimiento de la vida” a lo que uno busca en los grandes poetas. Por eso he decidido ir dividiendo el poema principal de modo que también los dones de la segunda lengua (o sus descalabros) se vayan presentando con transparencia. Glück me autoriza a ello, de cierta manera, porque establece respiraciones cada tanto, como lo haría un cantante. Bien visto, el poema resulta una suerte de aria con todo y su recitativo. Me reservo otros detalles y comentarios para después, con objeto de darle al poema un curso ininterrumpido.
FAITHFUL AND VIRTUOUS NIGHT
My story begins very simply: I could speak and I was happy.
Or: I could speak, thus I was happy.
Or: I was happy, thus speaking.
I was like a bright light passing through a dark room.
Noche virtuosa, noche fiel
Es virtuosa la noche fiel
Virtuosa es la noche, fiel
Mi historia comienza muy sencillamente: podía hablar y era feliz.
O: podía hablar, y por tanto era feliz.
O: era feliz, y por tanto hablaba.
Era como una luz brillante atravesando una habitación oscura.
If it is so difficult to begin, imagine what it will be to end-
On my bed, sheets printed with colored sailboats
conveying, simultaneously, visions of adventure
(in the form of exploration)
and sensations of gentle rocking, as of a cradle.
Si cuesta tanto comenzar, imagínate lo que
sería terminar…
En mi cama, los veleros de colores estampados en las sábanas
provocaban, simultáneamente, la visión de una aventura (en forma de exploración)
y la sensación de estar meciéndose, como en la cuna.
Spring, and the curtains flutter.
Breezes enter the room, bringing the first insects.
A sound of buzzing like the sound of prayers.
Constituent
memories of a large memory.
Points of clarity in a mist, intermittently visible,
like a lighthouse whose one task
is to emit a signal.
But what really is the point of the lighthouse?
This is north, it says.
Not: I am your safe harbor.
Es primavera, y las cortinas flotan en el aire.
La brisa entra en la habitación, con todo e insectos.
Un zumbido como de plegarias en voz alta.
Memorias sueltas
partes de una memoria más amplia.
Puntos de claridad entre la bruma,
intermitentes,
como un faro cuya única tarea
fuera emitir una señal.
Pero en realidad, ¿qué sentido tiene un faro?
Éste es el norte, dice.
No: soy tu puerto de abrigo.
Much to his annoyance, I shared this room with my older brother.
To punish me for existing, he kept me awake, reading
adventure stories by the yellow nightlight.
The habits of long ago: my brother on his side of the bed,
subdued but voluntarily so,
his bright head bent over his hands, his face obscured-
Ante su enorme disgusto, yo compartía la habitación
con mi hermano mayor.
Para castigarme por existir, no me dejaba dormir: se
quedaba
leyendo libros de aventuras a la luz de una lámpara.
Hábitos tan antiguos: mi hermano de su lado de la
cama,
voluntariamente apagado,
con la cabeza iluminada e inclinada sobre las manos, el rostro oscurecido…
At the time of which I´m speaking,
my brother was reading a book he called
the faithful and virtuous night.
Was this the night in which he read, in which I lay awake?
No -it was a night long ago, a lake of darkness in which
a stone appeared, and on the stone
a sword growing.
En la época a que me refiero,
mi hermano leía un libro titulado, según él,
la noche virtuosa y fiel.
¿Se trataba de la noche durante la que leía, y yo
permanecía despierto?
No: era una noche de hace mucho, un lago de
oscuridad en el cual aparecía una piedra,
y de la piedra brotaba una espada.
Impressions came and went in my head,
a faint buzz, like the insects.
When not observing my brother, I lay in the small bed we shared
staring at the ceiling -never
my favorite part of the room. It reminded me
of what I couldn´t see, the sky obviously, but more painfully
my parents sitting on the white clouds in their white travel outfits.
And yet I too was traveling,
in this case imperceptibly
from that night to the next morning,
and I too had a special outfit:
striped pyjamas.
Tantas impresiones me entraban y salían de la
cabeza,
un leve zumbido, como de insectos.
Cuando no observaba a mi hermano, me quedaba
acostado en la camita
que compartíamos mirando el techo… no
precisamente
mi rincón preferido de la habitación. Me recordaba
todo lo que no podía ver, obviamente el cielo,
pero más dolorosamente
a mis padres sentados en las nubes blancas, con sus blancos atavíos de viaje.
Pero, cosa curiosa, yo también estaba de viaje,
imperceptiblemente en este caso,
de esa noche a la mañana siguiente,
y también con peculiar atavío:
una pijama a rayas.
Picture if you will a day in spring.
A harmless day: my birthday.
Downstairs, three gifts on the breakfast table.
In one box, pressed handkerchiefs with a monogram.
In the second box, colored pencils arranged
in three rows, like a school photograph.
In the last box, a book called My First Reader.
My aunt folded the printed wrapping paper;
the ribbons were rolled into neat balls.
My brother handed me a bar of chocolate
wrapped in silver paper.
Then, suddenly, I was alone.
Imagínate, si puedes, un día de primavera.
Un día inofensivo: mi cumpleaños.
Allá abajo, hay tres regalos sobre la mesa del
desayuno.
En una caja, pañuelos doblados con un monograma.
En la segunda, lápices de colores arreglados
en tres filas, como en una fotografía escolar.
En la última, un libro titulado Mis primeras lecturas.
Mi tía dobló el papel para envolver estampado,
e hizo pelotitas compactas con moños y listones.
Mi hermano me pasó una tableta de chocolate
envuelta en papel de plata.
Y luego, de pronto, me quedé solo.
Perhaps the occupation of a very young child
is to observe and listen:
In that sense, everyone was occupied-
I listened to the various sounds of the birds we fed,
the tribes of insects hatching, the small ones
creeping along the windowsill, and overhead
my aunt´s sewing machine drilling
holes in a pile of dresses-
Tal vez la ocupación de un chico muy pequeño
sea observar y escuchar.
En ese sentido, todo el mundo estaba ocupado…
Yo escuchaba los distintos sonidos de los pájaros
que alimentábamos,
las tribus de insectos que nacían, los pequeños
que se arrastraban por el pretil, y más allá
la máquina de coser de mi tía haciendo
perforaciones en un montón de vestidos…
Restless, are you restless?
Are you waiting for a day to end, for your brother to return to
his book?
For night to return, faithful, virtuous,
repairing, briefly, the schism between
you and your parents?
This did not, of course, happen immediately.
Meanwhile, there was my birthday;
somehow the luminous outset became
the interminable middle.
¿Inquieto? ¿Estás inquieto?
¿Ansías que el día termine y tu hermano vuelva a
su libro?
¿Qué vuelva la noche, virtuosa, fiel,
a cerrar, brevemente, la zanja abierta
entre tus padres y tú?
Esto, por supuesto, no sucedió de inmediato.
Mientras tanto, fue mi cumpleaños;
de cierto modo, el principio luminoso
se volvió el interminable punto medio.
Mild for late April. Puffy
clouds overhead, floating among the apple trees.
I picked up My First Reader, which appeared to be
a story about two children -I could not read the words.
On page three, a dog appeared.
On page five, there was a ball -one of the children
threw it higher than seemed possible, whereupon
the dog floated into the sky to join the ball.
That seemed to be the story.
I turned the pages. When I was finished
I resumed turning, so the story took on a circular shape,
like the zodiac. It made me dizzy. The yellow ball
seemed promiscuous, equally
at home in the child´s hand and the dog´s mouth-
Clima templado, atípico a fines de abril. Nubes
hinchadas en lo alto, flotando entre los manzanos.
Tomé Mis primeras lecturas, que parecían ser
una sola –yo no sabía leer– un cuento acerca
de dos niños.
En la tercera página, había un perro.
En la quinta, una pelota: uno de los niños
la arrojaba más alto de lo posible,
y el perro salía volando tras ella.
Ése parecía ser el cuento.
Comencé a pasar las páginas. Al terminar
volví a pasarlas, hasta que el cuento se tornó circular,
como el zodíaco. Me provocó un mareo.
La pelota amarilla parecía promiscua, a gusto
no sólo en la mano del niño sino en la boca del
perro…
Hands underneath me, lifting me.
They could have been anyone´s hands,
a man´s, a woman´s.
Tears falling on my exposed skin. Whose tears?
Or were we out in the rain, waiting for the car to come?
Desde abajo, unas manos me levantan.
Podrían haber sido las de cualquiera,
de un hombre, de una mujer.
Caen lágrimas sobre mi piel al desnudo. ¿De quién
son?
¿O estaría lloviendo, mientras esperábamos el coche?
The day had become unstable.
Fissures appeared in the broad blue, or,
more precisely, sudden black clouds
imposed themselves on the azure background.
El clima fluctuaba y, de pronto.
el amplio azul comenzó a agrietarse o,
mejor dicho, repentinas nubes negras
se impusieron al profundo azul celeste.
Somewhere, in the far backward reaches of time,
my mother and father
were embarking on their last journey,
my mother fondly kissing the new baby, my father
throwing my brother into the air.
En algún lado, en los lejanos retrocesos del tiempo,
mi madre y mi padre
se embarcaban ya en su última travesía,
mi madre besaba con ternura al recién nacido,
mi padre arrojaba a mi hermano por los aires.
I sat by the window, alternating
my first lesson in reading with
watching time pass, my introduction to
philosophy and religion.
Perhaps I slept. When I woke
the sky had changed. A light rain was falling,
making everything very fresh and new-
Sentado junto a la ventana, yo alternaba
mi primera lección de lectura con la observación
del paso del tiempo, mi curso introductorio
de filosofía y religión.
Quizás dormía. Cuando desperté,
el cielo había cambiado. Lloviznaba apenas,
llenándolo todo de frescura y novedad…
I continued staring
at the dog´s frantic reunions
with the yellow ball, an object
soon to be replaced
by another object, perhaps a soft toy-
Yo seguí clavando la mirada
en las frenéticas reuniones del perro
y la pelota amarilla, objeto
pronto reemplazado
por otro objeto, tal vez un juguete suave:
And then suddenly evening had come.
I heard my brother´s voice
calling to say he was home.
How old he seemed, older than this morning.
He set his books beside the umbrella stand
and went to wash his face.
The cuffs of his school uniform
dangled below his knees.
Y entonces de repente cayó la tarde.
Escuché la voz de mi hermano
indicando que acababa de llegar a casa.
Se veía mucho mayor, mucho más que esta mañana.
Puso sus libros junto al paragüero
y fue a lavarse la cara.
Los puños del uniforme escolar
le llegaban a las rodillas.
You have no idea how shocking it is
to a small child when
something continuous stops.
The sounds, in this case, of the sewing room,
like a drill, but very far away-
Es sumamente impresionante
para un pequeño
que algo continuo se detenga.
En este caso, los sonidos de la máquina de coser,
como un taladro, pero muy lejano…
Vanished. Silence was everywhere.
And then, in the silence, footsteps.
And then we were all together, my aunt and my brother.
Then tea was set out.
At my place, a slice of ginger cake
and at the center of the slice,
one candle, to be lit later.
How quiet you are, my aunt said.
It was true-
sounds weren´t coming out of my mouth. And yet
they were in my head, expressed, possibly,
as something less exact, thought perhaps
though at the time they still seemed like sounds to me.
Todo se esfumó. Silencio por doquier.
Y luego, en el silencio, pasos.
Y luego todos juntos, con mi tía y mi hermano.
Luego, la hora de la merienda.
En mi lugar, una rebanada de panqué de jengibre
en cuyo centro había una vela,
que se encendería más tarde.
Qué tranquilo eres, dijo mi tía.
Era cierto…
de la boca no me salía nada. Y sin embargo
algo me sonaba en la cabeza, expresado,
posiblemente,
con menos exactitud, acaso un pensamiento,
si bien entonces aún me parecía sonido.
Something was there where there had been nothing.
Or should I say, nothing was there
but it had been defiled by questions-
Questions circled my head; they had a quality
of being organized in some way, like planets-
Había algo donde antes no había nada.
O mejor dicho, no había nada ahí
pues había sido profanado por las preguntas…
Las preguntas me daban vueltas en la cabeza,
sabían
organizarse de otro modo, como
planetas…
Outside, night was falling. Was this
that lost night, star-covered, moonlight-spattered,
like some chemical preserving
everything immersed in it?
My aunt had lit the candle.
Darkness overswept the land
and on the sea the night floated
strapped to a slab of wood-
Afuera, caía la noche. ¿Era ésta
aquella noche perdida, cubierta de estrellas, rociada
de luz de luna,
como sustancia química que preserva
todo lo sumergido en ella?
Mi tía encendió la vela.
La oscuridad se diseminaba sobre la tierra
y sobre el mar flotaba la noche
sujeta a un trozo de madera…
If I could speak, what would I have said?
I think I would have said
goodbye, because in some sense
it was goodbye-
Well, what could I do? I wasn´t
a baby anymore.
I found the darkness comforting.
I could see, dimly, the blue and yellow
sailboats on the pillowcase.
De haber podido hablar, ¿qué habría dicho?
Creo que habría dicho
adiós, porque de alguna manera
sí era un adiós…
Bueno, ¿qué podía hacer?
Ya no era una criaturita.
Hallaba consuelo en la oscuridad.
Lograba ver, apenas, los veleros
azules y amarillos en la almohada.
I was alone with my brother;
we lay in the dark, breathing together,
the deepest intimacy.
It had occurred to me that all human beings are divided
into those who wish to move forward
and those who wish to go back.
Or you could say, those who wish to keep moving
and those who want to be stopped in their tracks
as by the blazing sword.
My brother took my hand.
Soon it too would be floating away
though perhaps, in my brother´s mind,
it would survive by becoming imaginary-
Estaba a solas con mi hermano;
acostados en la oscuridad, respirando juntos,
en la más profunda intimidad.
Se me ocurrió que todos los seres humanos se
dividían
en aquellos que desean avanzar
y aquellos que desean retroceder.
O mejor dicho, aquellos que desean seguir
moviéndose
y aquellos que quieren parar en seco
como con una espada candente.
Mi hermano me tomó de la mano.
Muy pronto, esto también se iría flotando
aunque tal vez, en la mente de mi hermano,
sobreviviría transformado en algo imaginario…
Having finally begun, how does one stop?
I suppose I can simply wait to be interrupted
as in my parents’ case by a large tree-
the barge, so to speak, will have passed
for the last time between the mountains.
Something, they say, like falling asleep,
which I proceeded to do.
The next day, I could speak again.
My aunt was overjoyed-
it seemed my happiness had been
passed on to her, but then
she needed it more, she had two children to raise.
Cuando uno logra comenzar, ¿cómo se detiene?
Supongo que podría sencillamente dejarme
interrumpir,
como en el caso de mis padres, por un árbol enorme…
y la barca, por así decirlo, pasaría
por última vez entre las montañas.
Algo, dicen, como quedarse dormido.
A lo cual me aboqué.
Al día siguiente, pude hablar de nueva cuenta.
Mi tía rebosaba de felicidad…
parecía haberse apropiado
de mi felicidad, sólo que
ella la necesitaba más, con dos niños que criar.
I was content with by brooding.
I spent my days with the colored pencils
(I soon used up the darker colors)
though what I saw, as I told my aunt,
was less a factual account of the world
than a vision of its transformation
subsequent to passage through the void of myself.
Something, I said, like the world in spring.
When not preoccupied with the world
I drew pictures of my mother
for which my aunt posed,
holding, at my request,
a twig from a sycamore.
Yo estaba satisfecho con mi melancolía.
Me pasaba los días con los lápices de colores
(muy pronto se gastaron los colores más oscuros)
aunque lo que veía, según le dije a mi tía,
era menos un suceder de los hechos de los días
que una visión de su transformación
posterior al cruce por mi vacío interior.
Algo, dije, como el mundo en primavera.
Cuando no me preocupaba el mundo,
dibujaba imágenes de mi madre
para las cuales posaba mi tía
con una ramita de sicomoro en la mano,
a expresa petición mía.
As to the mystery of my silence:
I remained puzzled
less by my soul´s retreat than
by its return, since it returned empty-handed-
How deep it goes, this soul,
like a child in a department store,
seeking its mother-
En cuanto al misterio de mi silencio:
seguía inmerso en la confusión
menos por el retiro de mi alma
que por su regreso, pues regresó con las manos vacías:
qué hondo llega el alma,
como un niño en un almacén,
en busca de su madre…
Perhaps it is like a diver
with only enough air in his tank
to explore the depths for a few minutes or so-
then the lungs send him back.
But something, I was sure, opposed the lungs,
possibly a death wish-
(I use the word soul as a compromise).
Tal vez es como un buzo
que lleva en el tanque oxígeno suficiente
para explorar las profundidades unos minutos…
y luego los pulmones lo lanzan de regreso.
Pero algo, sin duda, se contraponía a los pulmones,
acaso un deseo de muerte-
(empleo la palabra alma por compromiso).
Of course, in a certain sense I was not empty-handed:
I had my colored pencils.
In another sense, that is my point:
I had accepted substitutes.
It was challenging to use the bright colors,
the ones left, though my aunt preferred them of course-
she thought all children should be lighthearted.
Por supuesto, aclaro, no acabé con las manos vacías:
tenía mis lápices de colores.
Visto de otro modo, de eso se trata:
había aceptado un sustituto.
Era todo un desafío usar colores brillantes,
los que quedaban, y mi tía los prefería desde luego:pensaba que los niños debían tener el corazón
contento.
And so time passed: I became
a boy like my brother, later
a man.
I think here I will leave you. It has come to seem
there is no perfect ending.
Indeed, there are infinite endings.
Or perhaps, once one begins,
there are only endings.
Y así fue pasando el tiempo: me volví
un niño como mi hermano, después
un hombre.
Y pues aquí me despido. Todo indica
que no existe un final perfecto.
Ciertamente, existe una infinidad de finales.
O quizás, una vez que uno comienza,
sólo existen los finales.
En mi opinión, este poema disipa cualquier insatisfacción, amargura o inseguridad que Louise Glück hubiera llegado a sentir al aproximarse a la vejez. Es magistral. Magistral la ubicación del sutilísimo momento de la pérdida, la herida profunda e incurable causada por la orfandad, apenas sugerida gracias a la también magistral vaguedad y ensoñación en la que vive cualquier pequeño. No se trata de una interpretación desde las etapas dolientes de un adulto que se dirige al pasado en busca de explicaciones o respuestas a sus dudas y conflictos. No. Se trata sí, en cambio, de la recreación de una mentalidad infantil difusa, flotante, un río fuera de madre, sin márgenes; la experiencia de un testigo cotidiano del sol que sale y se oculta, la aparición y desaparición de personas que van y vienen, viran y tornan, lo integran a un entorno o lo dejan a su arbitrio; un ser cuyos sentidos lo empujan en un camino de ida.
La noche y el silencio han sido el común denominador temático de casi todos sus poemarios, los elementos centrales, eso que Bidart llama “la travesía del alma en el mundo”. Sólo que aquí en este libro, y sobre todo en el poema mencionado, adquieren una calidad distinta. Ella siempre ha sostenido que su meta, lo más importante en el marco de su búsqueda artística es el tono. ¿Qué es, en su caso en particular, esta habitación específica? ¿Cómo la define?: “Es la manera en que la mente se va moviendo conforme lleva a cabo sus actos de meditación […] No hay que hacer del tono un principio consciente, debe permanecer como un misterio para uno, debe resultar toda una sorpresa lo que es capaz de develar”. Esto tiene mucho que ver, también, con su proceso de escritura, esos sonidos iniciales capaces de desencadenar el fenómeno creativo: “Se me aparece una frase en la cabeza, o un racimo de palabras, en ocasiones una sola palabra. La tarea consiste en descubrir la voz desde la cual ese fragmento puede hablar con rumbo a una historia, una personalidad o una disposición de ánimo”. Yo entiendo perfectamente a qué se refiere, como cualquier persona que escribe poesía. Sin embargo, para el lector que sólo es eso (y no también escritor), esta cuestión quedará clara al ver la obra en su conjunto, captar cierta repetitividad de asuntos, si bien cada uno tratado con diferencias articulatorias, tonales, sí, provenientes de una autora cuya tesitura puede ubicarse en muchos y diversos registros. El viaje es uno y corto, parece insistir Glück, como para expresarse del mismo modo. A riesgo de provocar un rechazo, hay que jugársela y romper patrones, seguir los dictados de esa voz. Sólo así, en su caso, se logra la anhelada certidumbre, a sabiendas de su condición ilusoria; la claridad que no elimine la duda; en breve, la circularidad (el tiempo que se extiende y siempre vuelve) en calidad de principio estético que haga a los temas de siempre emerger de nuevos modos. Ah, mas nunca abjura de la fe en el pensamiento dialéctico.
Para lograr que todo esto aborde sin problemas el barco de otra lengua y dar a luz con alguna fluidez a esta ensoñación infantil, que nunca deje de ser tal en ese delicado momento del inicio de la orfandad, tuve que volver a vivir mi propia circunstancia, y sentirme afortunada por sentir la afinidad y empatía propias de quien ha pasado por eso (pese a que el hecho mismo no fuera precisamente una fortuna). En esto consistió, sobre todo, el placer de ir trabajando cada verso, sin pasarme de lista y hablar desde el español peninsular como equivalente, para ella, del inglés británico que ficticiamente adoptó. La suerte fue que, siendo mi país poseedor de un español de colonizados, existe aún una terminología antigua muy acendrada, e incluso fenómenos de ultracorrección y empleo de arcaísmos que ya ni se usan en el viejo continente. Por dar un ejemplo, hablar del “tea time” para un norteamericano es impensable, mientras que en México la merienda sigue más que presente.
He llegado a la conclusión de que quizás la mención de mis detalles parezca alabanza en boca propia. Por tanto, prefiero que el lector se dé cuenta por sí solo de los forcejeos artesanales. Louise Glück, en entrevista, ha hablado de los “métodos de escritura” que más valora: uno, el del orfebre, que consiste en el trato directo con las palabras; otro, el del amo y señor, el dueño, que se permite el lujo de trascender el anterior y elaborar verdaderos tapices combinando aquellos hilos. Yo consideraría lo anterior dos etapas de un mismo método. Pero da igual. Lo cierto es que mis labores en este mundo poético se quedan en la pura orfebrería: siento que, si me concentro en ella lo suficiente, el tapiz llegará a buen puerto.
*Este es un fragmento del capítulo dedicado a la poeta Louise Glück que aparece publicado en Imperfecta Semejanza II: In nomine vocis, editado por la Dirección de Literatura de la UNAM, México, 2018.
Pura López Colomé (Ciudad de México, 1952) es autora de 11 poemarios, compilados bajo el título de Poemas reunidos 1985-2012, y Via Corporis (2016). Algunos de sus libros de ensayos son Afluentes (2011), Imperfecta semejanza I (2015) e Imperfecta semejanza-II (2018) y Visita guiada a una sala de estar (2018). Su obra se ha traducido en Estados Unidos, Irlanda, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda, Austria, Eslovenia. Además de la obra del Nobel irlandés, Seamus Heaney (6 poemarios reunidos en Seamus Heaney: Obra reunida, 2015, y la colección de ensayos Al buen entendedor, 2006), ha vertido al español la de otros poetas muy destacados. Entre los reconocimientos que ha recibido se encuentran, además de los Premios Nacionales “Alfonso Reyes” (1977), “De Traducción Literaria” (1997), “Xavier Villaurrutia” (2008) e “Inés Arredondo” (2019), el Premio canadiense Linda Gaboriau y la Orden Orange-Nassau, otorgada por el reino de los Países Bajos. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Vive en Cuernavaca..
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Posted: October 9, 2020 at 3:53 pm