Poetry
EL CORAZÓN DEL TSUNAMI

EL CORAZÓN DEL TSUNAMI

JACQUELINE GOLDBERG

Hoy tengo que hacer muchas cosas:
hay que matar la memoria
hay que petrificar el alma
hay que aprender de nuevo a vivir.
Anna Ajmátova

Toda escritura exige calentamiento de nudillos.
También de oído y mandíbula.

[Suena el Réquiem en D Menor de Mozart,
dirigido por Herbert Von Karajan.]

Así vuelve aquel año.

La llamada anunciaba un corazón hecho trizas,
mi padre en un hospital de ultramar.
Su válvula mitral exigía mutar sangre de mi sangre
por tejido de cerdo.

Subí a un tempranero avión
el día en que mi hijo cumplía cinco años.
Lo dejé.
Me dejé en su rostro ignorante de lo demás.

Sólo cuando sucedieron las explicaciones,
los modos del pronóstico y el miedo,
me sepulté frente al televisor.

Otros corazones habían sido arrasados.
Un sismo de magnitud 9.1 grados
ocurrió a las a las 00:58 UTC en el Océano Indico,
con epicentro en la costa oeste de Sumatra.

El terremoto fue nada.
Los gritos fueron nada.

Pronto atacó una jauría de tsunamis
en las costas de catorce países:
los más sufridos Indonesia, Malasia,
Sri Lanka, India y Tailandia.

Se habla de 229,866 pérdidas humanas,
incluyendo 186,983 muertos
y 42,883 desaparecidos.

Las estadísticas no mencionan
posibles fallecidos en Birmania.

Era entonces uno de los nueve desastres naturales
más mortales de la historia moderna.

El peor deslave familiar ocurría sin espumas,
en la mínima antesala
de una unidad de cuidados intensivos.
Discutíamos acerca de meriendas y horas de cirugía.

Sobre mi padre pendía un pulpo.

Era la imprudencia de un año casi ido,
la de otro que sería peor.

Mientras escribo [26 de diciembre de 2014] miles de personas en toda Asia
recuerdan con plegarias, ofrendas y discursos
la bella y ciega y asesina pared de agua.

«”Había cristal, metal, trozos de madera,
ladrillos, era como estar en una lavadora llena de clavos”,
explicó a la AFP el superviviente británico Andy Chaggar,
que se encontraba en un bungalow en la playa de Khao Lak
cuando el tsunami golpeó la costa
y perdió a su novia en el desastre».

Nosotros, sin cuido de mareas,
bebemos café,
celebramos otro año de milagros,
el cerdo que se hizo corazón en mi padre.

*Del libro inédito de poesía documental “Las bellas catástrofes”

Goldberg fotoJacqueline Goldberg es poeta, narradora, ensayista, autora de libros infantiles. Sus trece poemarios publicados desde 1986 hasta 2006 fueron recogidos en Verbos predadores, poesía reunida (2007). Es autora de Postales Negras (2011), Limones en almíbar (2014) y Nosotros, los salvados. Poesía documental (2015). En 2013 apareció su novela, Las horas claras, que obtuvo en Venezuela el XII Premio Transgenérico de la Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana (2012) y que a su vez ganó en 2013 el Premio Libro del Año de los Libreros Venezolanos, la Medalla Internacional “Lucila Palacios”


Posted: December 2, 2015 at 12:58 am

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *