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Una de poetas

Una de poetas

Alfonso Colorado

El ocaso de los poetas intelectualesMalva Flores
El ocaso de los poetas intelectuales
Xalapa, Universidad Veracruzana, 2010
Octavio Paz fue la figura dominante del panorama intelectual mexicano de la segunda mitad del siglo XX. Su poder e influencia en el mundo cultural fueron inmensos. Partiendo de ese hecho evidente la autora se preguntó: ¿por qué no tuvo sucesores?, ¿qué ha cambiado desde entonces? Para responder hace un recuento del papel social y político de los poetas en México y traza el perfil de una generación de ellos.

Ante todo el libro es un viaje al México que llegó a parecer inamovible: el de Jacobo Zabludowsky, Fidel Velázquez, Siempre!, Cosío Villegas, Excélsior y el del PRI. Aquél de Echeverría y del apoyo que le brindó Carlos Fuentes, el del exhorto a éste de Gabriel Zaid para desmarcársele tras junio del 71. El de la polémica entre Monsiváis y Paz sobre el papel de la izquierda. Aquel en que irrumpió Plural. Cambiaba el país, cambiaba el mundo intelectual: en 1992 se hizo el Coloquio de Invierno organizado por el grupo Nexos como respuesta al encuentro La experiencia de la libertad, organizado por Vuelta. En ese mismo año, la disputa por la dirección del canal 22. En 2000 tuvo lugar la consulta cultural organizada por Letras Libres, anunciada con bombo y platillo y que, a la postre, resultó un fracaso. Toda esta historia (detallada en el libro) parece muy sabida. No lo es para la generación que vio sólo el final de aquella época y, sobre todo, para las posteriores. Incluso para quien vivió aquello algo le aportará el repaso, como el efímero Reglamento de publicaciones y objetos obscenos de 1982, llana censura. Tampoco está de más recordar que el poema “Alta traición” (1975) de José Emilio Pacheco, ahora tan famoso, significó en su momento la ruptura de la tradición elegíaca de la poesía patria. Por cierto, el propio Pacheco, como señala el libro, da una razón para explicar el desbancamiento de la poesía: ya no era el vehículo de la historia, de la moral, de la verdad eterna.

1968 es el centro de todas las órbitas, el momento de quiebre. Si Paz renunció a su cargo de embajador en la India como protesta, los influyentes escritores Agustín Yañez, Salvador Novo y José Gorostiza, con distintos matices, apuntalaron al gobierno. Quién lo diría: durante décadas los escritores, sobre todo los poetas, debatieron intensamente sobre política y sociedad. El sistema no se pensaba eterno, pero tampoco se veía la fecha de su fin. El hecho tantas veces soñado o temido entonces, la transición, encontró su silencio. En efecto: el tema es fascinante.

En este libro hay un elemento que a menudo falta en otros: el afán de imparcialidad, el de comprender antes que de juzgar. Todavía los acercamientos al tema enarbolan una condena o una defensa de los grupos o figuras implicados. Si treinta o cuarenta años parecen muchos para fines de estudio estamos demasiado cerca. El historiador de Oxford Timothy Garton Ash creó el término historia del presente para abordar desde esa disciplina los temas que tradicionalmente se reservan al periodismo sólo porque son recientes. El ocaso… está en esa estela. Al involucrarse sin perder distancia puede formular abiertamente preguntas como ¿por qué Jaime Sabines y Carlos Pellicer, diputado y senador por el PRI, no despertaron entre la izquierda la animadversión que se tuvo hacia Paz? Ensayo una respuesta: ninguna disputa cultural o social, ni siquiera el 68, tuvo el impacto que la del 88. Ese año vio un movimiento de mayores alcances, netamente civil, interclasista, que polarizó completamente a la sociedad mexicana, y en el que Paz se decantó por apoyar a un presidente que, independientemente de su proyecto modernizador (real o no) llegó tras una elección bajo sospecha.

La aparición de Nexos en 1978 fue un momento toral. Su primer editorial señalaba que la realidad social de México y América Latina necesitaba una nueva forma de interpretación: la crítica especializada. Flores afirma que el enfoque de Nexos era interdisciplinario. No llegó a tal. Las secciones eran dirigidas por especialistas, y los textos, con excepciones, están dirigidos a sus colegas, no al lector general. Cumplió a cabalidad una característica básica de la academia: la especialización a ultranza. Se dividió en disciplinas pero nunca las mezcló (fue multi, no interdisciplinaria). Esa hipotética garantía de rigor significó también menos lectores, aunque muchos eran políticos y administradores públicos. Nexos y Letras Libres son las revistas más descollantes en el panorama intelectual contemporáneo mexicano, pero han perdido su esfera de influencia de antaño. Aquel México ha cambiado, forma parte del mundo atomizado, múltiple, interconectado. Aquellos canales (televisión, radio, impresos) dominantes y monolíticos parecen superados para siempre.

II

La segunda parte del libro, la más extensa, configura la Generación del Desencanto, la marcada por octubre de 68 y por junio del 71: E. Bartolomé, A. Blanco, C. Bracho, A. Castañón, E. Cross, A. Deltoro, F. Hernández, G. Gervitz, D. Huerta. J. L. Rivas, M. Ulacia y V. Volkow, etc. Estos poetas dejaron de lado la discusión pública y se dedicaron a la búsqueda de un mundo propio, lo que es “una forma de resistencia, desde el lenguaje poético, contra el lenguaje oficial”. Difiero de esta conclusión de la autora justamente porque estoy de acuerdo con su análisis. Sus pruebas delinean las consecuencias últimas: frente a lo político no hay resistencia sino impasibilidad de los poetas.

El análisis de sus temas (la ciudad, la infancia como paraíso perdido, la experiencia interior) da mucho de sí, y más todavía el de sus procedimientos. Se nota que lo hace una colega que conoce desde dentro el taller, y que su preocupación no son tanto las clasificaciones como el uso y transformación del lenguaje. Por ello tensa la cuerda: en vez de  limitarse a hacer un tranquilo perfil generacional intercala ensayos sobre cuestiones como la compleja relación entre realidad y lenguaje y la importancia de la forma. La reunión de unas partes con otras no siempre es tersa, pero eso no mengua el interés, porque si la primera parte del libro es un análisis de los poetas en tanto personajes públicos la segunda es un análisis de la poesía como forma de conocimiento. Asimismo es un panorama de la poesía mexicana contemporánea, por lo menos de la generación madura en activo. Como todas las antologías es inevitable y necesario que suscite diferencias.

III

El ocaso… hace una pregunta singularmente inusual en el panorama crítico: ¿cuál es la relación de la poesía ya no con el poder, los grupos de comunicación o la historia sino, más todavía, con la realidad? Si en algunas partes de la indagación hay un cariz filosófico (por ejemplo el apartado “El hechizo de la forma” que trata la “disolución de todas las certezas” característica de la Modernidad) hay una contraparte que la aterriza: ¿quién publicó poesía en México en los años 70? En el siglo XXI el mundo ha cambiado: preguntarse por las condiciones materiales ya no es visto como marxismo. Sin embargo, quizá un sociólogo o un antropólogo ortodoxo busquen aquí una hipótesis y conclusiones. Habrá errado. El libro analiza el tema de la relación entre intelectuales y poder, que es de índole histórica, política y social, pero que no es exclusivo de esas disciplinas. No hay una intención académica sino la de hacer ensayo. Para ese lector la segunda parte del libro será injustificable, una desviación. Por su lado, quien busque sólo la trascendencia, el espíritu, se encontrará con un poderoso y acaso incómodo recordatorio del origen terrenal de la poesía. Para juntar dos partes (aparentemente) disímiles el libro debe crear una estructura singular, no convencional. Esa es su fuerza y debilidad. En algunas secciones se nota cierta dificultad para que todo cuadre. Esa imperfección me parece más estimulante que muchos libros tan pulcros como anodinos.

Significativamente, una realidad mexicana que se transforma tan rápidamente terminó por darle la razón a la autora. En la vida pública ha ocurrido algo inusual: irrumpió notoriamente un poeta. Ha realizado varias marchas por la paz de una parte a otra del país. A veces pone en aprietos al presidente.


Posted: May 21, 2012 at 10:03 pm

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