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Las presidentas. Regresar a Victoria E. Rodríguez
COLUMN/COLUMNA

Las presidentas. Regresar a Victoria E. Rodríguez

Adriana Pacheco

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Largo tiempo esperamos a que llegaran las elecciones en México, las más grandes y decisivas en la historia política de ese país, tanto por su magnitud, como por quienes contendieron en ellas pues, por primera vez, dos mujeres eran las candidatas a la presidencia. Así que, ganara quien ganara, la próxima presidenta sería una mujer. Ganó Claudia Sheinbaum, candidata por el partido en el poder.

Esto es sin lugar a duda histórico, porque sucede en uno de los pocos países de Latinoamérica que faltaban ser dirigidos por una mujer, uno de los últimos en el continente en dar el sufragio a las mujeres —hace un poco más de 70 años—, uno donde ocurren entre 10 y 11 feminicidios al día, uno de los 20 en el mundo con mayor violencia de género. Es histórico porque lo logra antes que los Estados Unidos, país que perdió la oportunidad en 2016 cuando los votantes prefirieron elegir a un candidato controversial y venido de fuera de la política, Donald Trump, sobre una mujer con una larga carrera política, Hillary Clinton, y donde en 2024 el partido republicano le negó a Nikki Haley, la oportunidad de tener de nuevo a una mujer como candidata.

Y todo esto que estamos viviendo hoy en la escena política me hace regresar a un nombre y a una investigación que se actualiza en este momento: la de Victoria E. Rodríguez y su trabajo sobre mujeres en la vida política del mundo. Nacida en México, pero radicada en los Estados Unidos a lo largo de toda su carrera como académica, con un doctorado en la Universidad de Berkeley, catedrática emérita de la Universidad de Texas Austin, investigadora asociada en la Universidad de Cambridge y consultora del Banco Mundial, Rodríguez es la primera y más importante en hacer un estudio de amplio espectro y a profundidad de la participación de las mujeres en la vida política de los países latinoamericanos. Sus libros, lejos de ser solamente biografías políticas, analizan las condiciones en que las mujeres en Latinoamérica han logrado en los siglos XX y XXI una participación que ha crecido, y cómo han tenido que luchar contra el sexismo y la discriminación por género que siempre están presentes cuando una mujer quiere ser parte de la conversación política.

Su libro Women in Contemporary Mexican Politics (University of Texas Press, 2003), un estudio que abarca desde 1995 hasta el inicio del siglo XXI, profundiza en el análisis de los cambios que provoca la Conferencia de Beijing —donde Hillary Clinton por primera vez dijo la frase “Women’s rights are human’s rights”— lo que desató una serie de cambios en México como el Programa Nacional de la Mujer. También habla de cómo los vaivenes de la política en México, la pluralidad de partidos, la influencia de la izquierda con el PRD, el cambio hacia un gobierno de derecha —recordemos que en 2000 Vicente Fox gana las elecciones y con eso cambia el partido en el poder por primera vez después de 71 años— afectaron y beneficiaron a mujeres que tenían aspiraciones políticas. Usando diversos casos como por ejemplo el de Beatriz Paredes, entre otras, reflexiona sobre la lucha que éstas pasan para consolidarse políticamente. Se adentra en el análisis de cómo lo personal y lo político negocian entre sí, siempre que se trata de una mujer, y cuáles son las consecuencias de esto.

Hace un recorrido por el proceso hacia lograr el sufragio y donde las mujeres tuvieron que enfrentarse a ideas como la que se discute en la Convención Constitucional en 1917 donde se dijo que “El hecho de que algunas mujeres excepcionales tengan las condiciones necesarias para ejercer satisfactoriamente los derechos políticos no funda la conclusión de que éstos deben concederse a las mujeres como clase”. Nos recuerda que es hasta 1947 cuando las mujeres logran el derecho al voto para elecciones municipales y es hasta 1953 que lo logran para elecciones nacionales, pero que además es cuando reciben el “permiso” de participar en la vida política y pública. Otro tema importante del libro es el inicio de una política basada en cuotas de género y cuáles fueron los beneficios y los daños que estas políticas han tenido.

La elección de Sheinbaum como presidenta de México actualiza sin lugar a duda otro libro de Rodríguez, el que hace junto con Ashlyn W. Hand y un grupo de estudiantes (Sydney Briggs, Belén Cumsille, Mariana Morante, Laura Spagnolo, Katherine Strandberg, Clare Zutz). En él analiza las presidencias de 4 mujeres enfocándose en 12 años que son únicos en la historia política del continente, entre 2006 y 2018, cuando cuatro de los países más importantes de Latinoamérica —Argentina, Brasil y Chile— y uno de Centroamérica —Costa Rica— tuvieron mujeres como presidentes. Ellas son: Michelle Bachelet (2006-2010/2014-2018) en Chile, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) en Argentina, Dilma Rousseff (2011-2016) en Brasil y Laura Chinchilla (2010-2014) en Costa Rica. Antes de ellas en los 1990s están: en Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro (1990-1997) y en Panamá, Mireya Moscoso (1999-2004). Después de ellas vienen en Bolivia, Jeanine Añez (2019-2020) y actualmente es presidenta de Honduras Xiomara Castro (2022). El libro menciona también la importancia de las gobernadoras generales y las primeras ministras.

Muchas son las coincidencias sobre los problemas que las cuatro presidentas tuvieron que enfrentar, como la pobreza y la inestabilidad social y económica. Para Sheinbaum serán los mismos problemas a los que se suman otros debido a la manera cómo llega al poder y las circunstancias políticas de esa región del mundo. En primer lugar, las elecciones que acaban de terminar se recordarán como las más violentas en la historia del país, con más de 38 candidatos asesinados y más de 300 casos de agresiones, lo que inició desde los primeros días de la campaña electoral con el asesinato Gisela Gaytán en Guanajuato y cerró el último día con la muerte, frente a todos sus seguidores, de Alfredo Cabrera en Guerrero. Se dan también cuando los Estados Unidos están iniciando un proceso electoral, complicado y polarizado y cuando los dos países están viviendo una crisis migratoria sin precedente.

Otros más son los problemas a los que se enfrentará. Antonio (Tony) Garza exembajador de los Estados Unidos en México en su newsletter cita algunos de los más relevantes como lo es el controversial cambio a la Constitución y al Poder Judicial que el presidente saliente piensa hacer en el “mes del carro completo” del 1º de septiembre a 1º de octubre. Otros son: el problema del agua, el déficit fiscal, la inseguridad y la violencia. Yo agregaría el de los desaparecidos, el de una deuda pública que en el periodo de López Obrador alcanzó los 225 mil millones de dólares y el del impacto que la inseguridad ha tenido en el turismo —una de las principales fuentes de ingreso del país—, especialmente después del asesinato en las costas del sur de Tijuana de tres surfeadores extranjeros. Por otro lado, Sheinbaum recibe al país en un momento en que las relaciones entre China y Estados Unidos se detienen con pinzas y en el que el nearshoring, detonado por la pandemia y la interrupción de las cadenas de suministro, pueden posicionar a México como una pieza clave para Estados Unidos en cuanto a manufactura y comercialización.

La manera cómo la presidenta electa enfrente estos problemas tendrá que ver con lo que Rodríguez menciona en la entrevista que tuvimos con ella para Hablemos, escritoras, y es que las cuatro presidentas que analiza el estudio llegaron al poder apadrinadas por hombres poderosos; con Michelle Bachelet fue Ricardo Lagos, para Cristina Fernández de Kirchner fue su esposo Néstor Kirchner, con Dilma Rousseff fue Lula da Silva y con Laura Chinchilla fue Oscar Arias. El reto para ellas fue alejarse de esa sombra política e influencia y crear sus propias agendas. Para Sheinbaum fue López Obrador, lo que además se reafirmó con su slogan de campaña, “una continuidad con cambio” oxímoron que se refiere a una promesa de continuar con las líneas y la dirección del presidente saliente, pero poniendo su propio sello.

Es ese sello el que se espera de ella, como lo pidieron hace unos días académicas, políticas, periodistas, libreras, editoras y escritoras en el diario El País en “Diez mujeres le hablan a la primera presidenta de México”. Todas ellas coinciden en que es urgente resolver los problemas que ya he mencionado y agregan los de la falta de capacitación, el rezago de las comunidades indígenas, el sistema de justicia, y la educación. Todas hablaron de los derechos y seguridad para las mujeres, con lo que queda claro que en ese tema las expectativas son grandes pero más grande es la urgencia.

Muchas son las cosas que trae este triunfo político de una mujer, que es regresar la mirada a nivel continental sobre la participación política de las mujeres y cómo esto impactará en otras que tengan aspiraciones para ocupar algún cargo público, siempre y cuando no pierdan la vida en ello, como las cuatro candidatas que murieron durante la campaña. Pues si algo demuestran los libros de esta académica y su equipo de investigación es que aunque parezca que es un entendido que el género no es determinante para el desempeño de un presidente, “gender is not determinant of presidential performance”, o que un buen presidente lo es independientemente de su género, “a good president is a good president, regardless of gender”, siempre hay un sexismo que juega su parte, como en el ejemplo que da sobre Laura Chinchilla en donde en la opinión pública se decía que había sido mala presidenta porque era mujer, “yo nunca votaría de nuevo por una mujer” recoge en una entrevista en 2014. Es decir, el género sí está presente en todo momento cuando una mujer está en la silla presidencial.

Cada una de las mandatarias que estudian estos libros, y todos los demás que ha publicado Victoria E. Rodríguez, han dirigido a sus países con su estilo muy personal sobre temas como política exterior e interior, medio ambiente, economía y sociedad, pero siempre se esperó de ellas que atendieran temas que son vitales para las mujeres. Es un hecho que hoy las mujeres mexicanas esperan estar en un lugar prioritario en la agenda política de la primera mujer en dirigir los destinos de su nación y que la agenda sea de ella, para que se ella la que haga historia.

 

 

Adriana Pacheco, PhD. es investigadora y es escritora. Fundadora del Proyecto Escritoras Mexicanas Contemporáneas y la fundadora y conductora de la página web y podcast Hablemos, Escritoras. Es coordinadora de los libros Romper con la palabra, violencia y género en la obra de escritoras mexicanas contemporáneas y Rompiendo de otras maneras, cineastas, periodistas, dramaturgas y performers. Es investigadora afiliada de LLILAS, University of Texas, Austin, miembro de Advisory Board del Texas Book Festival y fue miembro y chair del International Board of Advisors en la Universidad de Texas, Austin. Su Twiter es @adrianaXIX_XXI

 

 

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Posted: June 12, 2024 at 8:12 pm

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