Mujeres del caos venezolano
Rose Mary Salum
La cineasta franco venezolana Margarita Cadenas acaba de filmar el documental Mujeres del caos venezolano gracias al apoyo de MC2 Productions Paris, France y la productora asociada Les films d’ici Paris, France además de contar con la generosidad de dos mecenas. El documental se realizó en el segundo semestre de 2016 y presenta los testimonios íntimos de la cotidianidad de cinco mujeres venezolanas de distintas edades y niveles económicos. La idea de la directora era mostrar un retrato humano de la vida de las mujeres que enfrentan una realidad llena de carencias, que van desde las médicas y alimenticias hasta de justicia y seguridad. Esta fue nuestra conversación.
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A través de la vida de cinco mujeres abordas distintos problemas. ¿Por qué elegiste estos temas? ¿Son los que más afectan al país, a esas mujeres o la población en general?
La selección de los temas que abordamos en la película son los que atañen a la población y no exclusivamente a las mujeres. La falta de medicinas y la carencia de insumos en los hospitales es un asunto muy preocupante. Venezuela tiene un problema de salud gravísimo, donde hay gente que muere porque no reciben asistencia. Las ayudas humanitarias que se pueden dar a Venezuela, el gobierno no las permite abiertamente. Por ejemplo, Médicos sin Fronteras no pueden actuar en el país de forma oficial. Las organizaciones sin fines de lucro, como Saludos Connection, tampoco pueden acceder. Todos ellos buscan la manera de entrar a Venezuela para proveer medicamentos, pero no es oficial. El gobierno no permite la ayuda. Otro tema, además del de la salud, es la escasez de comida. Mientras estuve filmando en el país el año pasado, las colas para comprar comida eran enormes. Hoy por hoy, ese problema no es el mismo, hay un poco de oferta alimenticia pero a precios imposibles de pagar. En ese sentido, es como no tener comida. Por ejemplo, antes una docena de huevos costaba 2500 bolívares. Hoy cuestan 25 mil bolívares. En Venezuela un sueldo mínimo ronda los 10 dólares.
Siendo un país con tantos recursos..
Así es y, no obstante, tenemos muchos problemas: la comida, la salud, los presos políticos. En la película hablo de 102 presos políticos. Aunque eso era cuando realicé la postproducción, a principios de abril de este año. Hoy hay 540. Y durante las de protesta cinco mil personas detenidas –si bien liberadas posteriormente. La represión es muy fuerte. Otro tema que tratamos en este proyecto fue la alta criminalidad. En Venezuela, que no es un país en guerra, hay treinta mil homicidios por año.
Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Se dice que, de acuerdo a su población per cápita, es la más peligrosa del mundo; es decir, le ganamos a México
O a Bagdad…, o otra ciudad de Irak.
Pero ciudades como Irak están en guerra. Aquí estamos hablando de simple criminalidad. Y el miedo con el que vive la gente para mí también fue un tema muy importante. Eso sin mencionar las deficiencias en términos de justicia y la consecuente impunidad. En el 98 por ciento de los casos, las violaciones a los derechos humanos permanecen sin ser juzgados. Las falta de justicia, el miedo y los prisioneros políticos conforman un abanico de problemas graves. Pero hay otros temas que no quise abordar en el documental porque, para mí, lo más importante era acentuar este aspecto humano. Cómo se vive en medio de la crisis, cómo podemos (o cómo estas personas pueden) sobrevivir en una situación disfuncional. Porque en realidad nada funciona. Uno piensa quizá, bueno… es que no hay comida. Pero en realidad no hay comida y no hay medicinas. Por si fuera poco, hay muchos problemas políticos, represión e inseguridad. Venezuela es un país en crisis absoluta. La desesperación del venezolano es muy fuerte. Hoy por hoy la población venezolana está enferma, deprimida.
Cada vez que publicamos artículos sobre Venezuela en Literal Magazine algunas personas responden negativamente. Gisela Kozak es una de nuestras columnistas y sus reflexiones desatan reacciones tremendas porque abordan en muchas ocasiones los problemas del día a día.
Fíjate que en el documental el toque personal o el mensaje que quiero transmitir es que, por un lado, a partir de una inmersión en la vida de estas mujeres, hablamos de su crisis cotidiana y, por otra parte, las noticias que surgen en cada uno de los perfiles, parecen contradictorias. Cuando estamos con la enfermera, por ejemplo, donde tratamos el tema de salud, las declaraciones del gobierno niegan la crisis. Fuera de Venezuela ignoramos la crisis que existe ahí. Es un país que no acepta la ayuda.
Efectivamente, hay una doble narrativa. Por un lado, se presenta una Venezuela autosuficiente, incluso soberbia y altiva ante el mundo, con un discurso que afirma autosuficiencia y, por otro lado, se antoja un discurso hueco porque nos llegan constantemente noticias de la necesidades que sufren. Las personas se quejan, piden ayuda porque carecen de todo y, sin embargo, el discurso oficial es otro: tenemos todo, todos están bien, ustedes no saben nada. Y la realidad es literalmente una tragedia.
Sí, es terrible porque el régimen es muy hábil. Maneja muy bien las políticas de Estado aprendidas de los cubanos o de la Unión Soviética. Incluso la criminalidad es una política de Estado. Ellos han logrado que el venezolano viva con miedo. Mira, a mí me impresionó que en el perfil de Eva, una de las mujeres del documental, mostramos la escasez y a las personas haciendo cola durante 24 horas para comprar un kilo de harina, una botella de aceite, una pasta de dientes y unos pañales. Después de 24 horas, Eva salió con una bolsa pequeña de víveres. Mientras filmábamos de forma muy discreta –pues tuvimos que hacer nuestro trabajo a escondidas–, al momento de la postproducción y al escuchar todo lo que grabamos, ¿sabes de qué hablaban?: “–¿Cuál es el número que me va a tocar?”; “Yo quiero harina”; “Yo quiero huevos”; “¿A qué hora viene el camión, irá a venir ya?” No hablaban de nada más…
Viven con mucha ansiedad
Pero lo peor es que ponen a la población a tal nivel que pierden su capacidad de critica al gobierno. Por eso yo considero que es una política de Estado.
Me parece entonces que los venezolanos viven completamente limitados a un modo de supervivencia.
Cuando se tiene que pensar cómo comer y cómo curarse, se vive con miedo; la gente no sale en la noche por temor a que los asalten o secuestren. La venezolana es una población reducida a nivel de sobrevivencia. Eso pasó en Rusia y ahora en Cuba, etc. Es una forma de dominación a la que el pueblo se conforma. Es terrible. Incluso en Venezuela, entre los meses de abril y julio, hubo protestas todos los días. Eso condujo a que Venezuela estuviera entre las noticias más importantes en el mundo. La represión que se vio fue inédita y, con más de cien estudiantes de entre 17 y 30 años muertos. Hubo torturas y maltrato, pues la violación de los derechos humanos es terrible. La gente se manifestó pero llegó un momento en que las familias (las madres, los padres) prohibieron a sus hijos salir a la calle por temor a que los mataran. La crisis se manejó políticamente para eliminar y dividir así a los venezolanos. El pueblo está deprimido, enfermo y tratando de sobrevivir.
A la oposición además la han dividido, porque tienes a personas como Leopoldo López, Capriles, aunque parecería que carecen de fuerza.
Es que la fuerza se vino abajo con la Asamblea Constituyente y cuando convocaron a elecciones. Pero en las elecciones se hace trampa… Cuando se votó por la Asamblea Constituyente los resultados registraron ocho millones de personas que la habían aprobado. El director de la empresa encargada de contar los votos, que además está en Londres, declaró que al menos un millón de votos habían sido manipulados. La oposición está creyendo lidiar con una democracia pero, desafortunadamente, no hay democracia. Es muy complicado el problema porque tenemos narcotráfico, corrupción, etc. Venezuela es un país destruido.
Eso se muestra en el documental: la falta de funcionalidad de las instituciones del Estado.
Totalmente
Por ejemplo, Olga, una de las mujeres del documental, pierde a su hijo por causas que atañen a la corrupción.
Bueno, es que existen escuadrones de la muerte. Los que tienen su origen en una política para erradicar a los criminales: la policía entra en los barrios, y después, cuando matan a inocentes, dicen que dispararon en legítima defensa. Matan sin ton ni son y sin saber a quién.
Y en los casos de las otras mujeres que aparecen en el documental se nota el miedo cuando no pueden usar reloj o cualquier accesorio, las colas, los presos políticos. Es un país paralizado.
Es país donde las instituciones han sido destruidas.
Es un país que no funciona como tal.
Lo lamentable es que Venezuela fue un país líder en Latinoamérica. Intelectualmente, económicamente, fue progresista; recibía incluso a los exiliados de otros países. Era una tierra de acogida. Cuando personas que no conoces te dicen, bueno, pero en África la cosa está peor. Si Venezuela hubiera sido primitiva siempre hubiera sido válido ese argumento, pero estamos hablando de una de las democracias más antiguas de América Latina, donde pensábamos de nosotros como un país en vías de desarrollo y nos hemos vuelto uno en vías de destrucción.
¿El documental se ha visto en Venezuela?
No creo que pueda verse allá. Yo lo hice pensando en el exterior. Incluso este documental puede traer problemas, pero por ahora no es ni siquiera una opción mostrarlo. La embajada de Francia no lo piensa proyectar pues así desea proteger a las mujeres que aparecen en él. En Venezuela a la gente la ponen presa por haber tomado video de las colas o de las carencias en los hospitales. Quizá no pase nada, pero es un riesgo.
Muchas gracias por la oportunidad de esta charla. Espero que tu documental llegue a muchos festivales porque es necesario crear consciencia. El tono es tan íntimo que facilita al espectador identificarse.
La idea es que la personas se identifiquen porque estas mujeres representan realmente a la sociedad venezolana en sus distintos niveles sociales, razas y edades. Son sus muy variados puntos de vista.
Rose Mary Salum es la fundadora y directora de Literal, Latin American Voices. Es la autora de El agua que mece el silencio (Vaso Roto 2015) y Delta de las arenas, cuentos árabes, cuentos judíos (Literal Publishing 2013) entre otros títulos.. Su twitter @rosemarysalum
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Posted: November 15, 2017 at 11:17 pm