For my father, who is now eternal
A mi padre, que ya es eterno
Wendolyn Lozano Tovar
Translated by Jen Orenstein
In the pines’ sleeping memory
one chill and humid morning
I wandered here.
You who gave me shelter
in your misty embrace
old forest
you knew I would return.
I am no longer that solitary boy
who planted a desire
in your mossy chambers.
You recognize me
my hands learned to read
along the ridges of your bark.
It was on these trails
that I faced my first crossroads
my feet moved fallen leaves
choosing my path.
You taught me all about music
the firs were bards
the moths, dryads.
And like a true father
you knew how to listen
in all of its tones
to the song of my enigmas.
I didn’t know it then
but it was in that place of remote mystery
that like wind
I learned to blow.
This language that I now
speak with my children
as a butterfly speaks
to the oaks as she departs
You taught me all about silence.
Look at me, now I am more like the mist.
That dawn, I heard your call.
My last breath carried the scent
of your red earth.
Old friend: I have returned
to fulfill that desire
hidden in your moss-decked chambers.
The woman that I love
holds between her hands
so much more than my matter.
In her heart she knows
now I am more like her.
Hold me once more
like when I was a child.
I’ve finally found my home.
And now blowing in circles
I tousle the hair
on my grandchildren’s heads
before flying on.
Canalejas Forest
En la memoria dormida
de las coníferas
una mañana húmeda y fría
yo anduve por aquí.
Tú que me refugiaste
en tus brazos de bruma
viejo bosque
sabías que volvería.
Ya no soy aquel niño solitario
que plantó un deseo
en tus cámaras de musgo.
Tú me reconoces
mis manos aprendieron
a leer en tus cortezas.
Fue en estas veredas que tomé
mi primera encrucijada
mis pies revolvían la hojarasca
para encontrar mi rumbo.
Tú me enseñaste todo sobre la música
los muérdagos eran bardos
las polillas, dríadas.
Y como verdadero padre
supiste escuchar, en todos los tonos
el canto de mis enigmas.
No lo sabía entonces
pero fue en lontananza
que aprendí a soplar
como el viento.
Ese lenguaje que ahora
hablo con mis hijos
como le habla al partir
la mariposa a los encinos.
Tú me enseñaste todo sobre el silencio.
Mírame, ahora me parezco más a la bruma.
Aquél amanecer escuché tu llamado.
Mi último respiro tenía el perfume
de tu tierra roja.
Viejo amigo: he vuelto para cumplir
aquel sueño guardado
en tus cámaras de musgo.
El amor de mi vida
lleva entre sus manos
mucho más que mi materia.
Su corazón lo sabe
ahora me parezco más a ella.
Abrázame otra vez
como cuando era niño.
Por fin encontré mi casa.
Y ahora soplo en círculo
y revoloteo en el pelo
de mis nietos
antes de seguir mi viaje.
Bosque de Canalejas
Wendolyn Lozano Tovar es poeta y la autora del libro Tiempo de agua (Literal Publishing, 2011)
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