Odette Alonso. De humo y miel
Tanya Huntington
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Odette Alonso y yo llegamos a México de manera casi simultánea desde Cuba y los Estados Unidos. Dos países que extrañamente a estas alturas siguen siendo enemigos. Agradezco profundamente que México nos haya permitido saltar esas bardas ideológicas para caer (de pie y no de bruces, afortunadamente) en el mismo gremio. En los tempranos años noventa, yo venía hacia algo, un destino que apenas había vislumbrado en libros como Pedro Páramo, que fue el tema de mi tesis de licenciatura. Odette, en cambio, venía desde algo, una isla que ya se estaba hundiendo entre las páginas de su primer poemario publicado.
Hace unos días me invitó Odette a acompañarla en la presentación de una antología personal titulado De humo y miel (UAEMex, 2024), que celebra su trayectoria hasta ahora como poeta, en la 46ava Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Treinta y cinco años de poesía no pasan en balde, pensé al aceptar la invitación. De entrada es significativo que la selección que ella armó no es cronológica —proceder tan generalizado que califica como una regla no escrita dentro de este nicho editorial— sino temática. Se abarcan en el volumen secciones que aluden a los días sin fe, las islas de humo y música, un último recuerdo del país y finalmente el deseo.
Una imagen que aparece más de una vez a lo largo de estos poemas renovados por la autora es la de un papelito doblado. Así que apelando al inconsciente colectivo, decidí realizar durante la presentación en la Feria una actividad que requería de la participación del público. Repartí pequeñas tiras de papel en blanco y les pedí a los presentes que escribieran una palabra que les viniera a la mente cuando pensaran en Cuba. Y que luego lo doblaran con firmeza, como quien sí quiere la cosa, y me lo pasaran en un sombrero de panamá ad hoc que circulamos en el salón.
La idea era recalcar que se trataba de hablar de Odette Alonso como una poeta del Caribe. Como una poeta irremediablemente cubana, diría yo. Cubana a veces a su propio pesar. Es algo que ella expresa con imágenes como los “cofres vacíos” o la “herida mustia” o la “mórbida arena” o el hogar que es “entonces soledad”. Yo muchas veces siento un peso similar dentro de mi escritura, es decir, siento que cargo mi identidad originaria de gringa como un arma que no se deja entregar y que lleva adentro las balas del exceso, la ignorancia, el fanatismo, la avaricia y los demás enemigos de la poesía que han existido desde siempre, como lo notó Boccaccio hace siglos en su Defensa de los dioses paganos.
Debido a la presencia de exiliados en el público, las palabras que coseché eran en su mayoría de índole más político que poético. Los comparto aquí en orden alfabético: agridulce, cárcel, desempleo, dictadura, maldición, miedo, nostalgia, pobreza (tres veces), socialismo, tragedia y traición. Aunque también hubo amor, ánimo, café, familia, fiesta, hermoso, lucha, música, nube, utopía y, en una violación flagrante de la regla de una sola palabra, “Coquito Satélite en Varadero”. La palabra que entregó Odette, quien experimentó en carne propia la censura en su país de origen: “maldición”.
Para empezar a desentrañar la diferencia entre una palabrería y un poema, leí entonces este poema:
Papel doblado
Sobre el papel doblado
dos palabras
una voz que retumba en el cuarto vacío
un pincel que imita al mundo.
Entre las manos
la corteza de un árbol
su madera quemada.
Náufrago
el tiempo es un tronco en alta mar
de sueño de ciudades y pirámides
fruta podrida entre los ojos.
Bajo el calor impío
un nombre de mujer.
Sobre el papel
silencio.
Como era de esperarse, a lo largo de De humo y miel se encuentran secuencias de letras que evocan a Cuba: calor, danza, tambor y, por supuesto, isla. Ola y mar, estela y corriente, sombra y tabaco.
Pero claro, la poesía es más que una lista de palabras que corresponden al hábitat natural de una poeta. Es la forma en que ella las une para crear imágenes que son suyas y de nadie más. Parafraseando lo que dijo Paz alguna vez sobre San Juan de la Cruz, la poesía no es el sustantivo ciervo por un lado y adjetivo vulnerado por otro; la poesía consiste en poder unir ambos para alterar el sentido común y crear un “ciervo vulnerado”.
Yo a veces pienso en ese proceso de unión como afín a la costura. Cuando bien me va, empleo un zurcido que luce invisible en la imagen y cuando no, mis puntadas resultan tan evidentes como las de Frankenstein. Durante la presentación, Odette Alonso confesó que su praxis es de corrección obsesiva; es decir, si yo soy costurera, ella es una pulidora. Pero a la vez, la veo como una maga. Es decir, ha pulido con tanto esmero cada truco que se manifiesta ante nuestros ojos como una poeta cuyas imágenes se fraguan en un proceso que nace espontáneamente de ritos y cantos y bailes. Aunque haya preparativos elaborados detrás de cada sesión espiritista, sus metamorfosis parecen ser invocadas como se invocan los fantasmas, que responden con naturalidad surreal al gesto secreto de la poeta. Así, saldrá del habano el humo de aquel inevitable tabaco cubano para convertirse en el de una sombra que huirá, luego en la promesa de la belleza, de allí al humo del barco de vapor que se aleja del hogar, luego en la forma huidiza de una serpiente mexicana para finalmente unirse con el polvo que somos todos y al que volveremos.
Pero habrán notado que este título promete no solo humo, sino también miel. La miel de un erotismo que acompaña el humo agrio para darle un sabor más dulce. Un erotismo expresado por una mujer hacia otras mujeres tan abierta y claramente como “dos muchachas que se besan”. Un deseo que, como dijo Cernuda, se postula como “una pregunta cuya respuesta no existe / una hoja cuya rama no existe / un mundo cuyo cielo no existe” hasta que, como una anomalía dentro de la organización temática, aparece Paulina hacia el final de este compendio. Como notó el poeta jalisciense Rodolfo Naró, quien nos acompañó en la presentación, es excepcional esta dedicatoria que utiliza la preposición “con” en lugar de “a”. Me dedicaré a la poesía junto con Paulina de ahora en adelante, parece declarar la poeta. Y así, gracias a poemas como éste, el humo se disipa:
Nosotras
Escribiré sobre tu espalda
sobre la línea ya escrita en otra lengua
cuatro versos tal vez
cuatro renglones con los que apuntalar
el espacio de querernos.
Un hilo nos sostiene
un alfiler
esa nube que es murmullo
eco de antorchas.
Vespertina
habla de un trazo paralelo
de una moneda antigua
de ese olor que regresa con la tarde.
Bajo mis uñas
corre el hilo de tu sangre
la espera concluida
la palabra nosotras.
Huntington is the author of Martín Luis Guzmán: Entre el águila y la serpiente, A Dozen Sonnets for Different Lovers, and Return. Her most recent book is Solastalgia (Almadía / UAA, 2018). She is Managing Editor of Literal.
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Posted: March 18, 2025 at 8:10 pm