Aldo Chaparro: el acero y el tiempo
Rose Mary Salum
La Galería Sonja Roesch invitó al artista peruano a exhibir su trabajo durante la Texas Contemporary Art Fair in Houston. Tuve la oportunidad de que el artista me invitara a presenciar la creación de una de sus obras más recientes: Las tres gracias. Aquí una conversación con Aldo Chaparro después de haber realizado su trabajo.
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Los contenidos de tu trabajo no han cambiado mucho, sigue siendo la misma investigación sobre procesos, superficies y comportamiento de los materiales. ¿No es así?
Así es. Seguir con dicha investigación para mí es indispensable, ya que mi obra trata de la transformación de los materiales prefabricados. Mi interés en este tipo de materiales se debe a que, con el paso de los siglos, posiblemente desde incluso antes de el surgimiento de los ladrillos y hasta el día de hoy, la humanidad ha basado su infraestructura en ellos. A mi forma de ver, el boom de estos materiales vino con el surgimiento de la Bauhaus. El objetivo de la escuela era sin duda fusionar arte, arquitectura y diseño, pero su necesidad era reconstruir Alemania lo más rápido posible. Al tomar en cuenta esto, sus propuestas minimalistas se vuelven mucho más profundas, ya que buscaban ser baratas y rápidas de construir. Eventualmente tras la Segunda Guerra Mundial la prefabricación se volvió aún más fuerte, incluso llegando al punto de la venta de casas por catálogo. Sin embargo, el tiempo transformó la prefabricación en algo uniforme y aburrido. Lo minimalista se volvió moda porque todos mal interpretaron la idea de Van der Rohe de “menos es más”. Hay una frase que me encanta de Renny Ramakers, una de las fundadoras de Droog, que dice “menos es más sólo si esto aporta un sentido, si abre la posibilidad para que haya algo más”. Por esto es por lo que mi obra trata el cuerpo humano y cómo puede modificar lo prefabricado para transformarlo en algo único. Mis esculturas en acero casi siempre están hechas o con la hoja entera, la mitad o la cuarta parte de la misma. Lo mismo ocurre con mis esculturas de madera.
Mientras te veía creando tu escultura, pude reflexionar no sólo en tu propuesta en la que deconstruyes los materiales y los usos que le impone la cultura contemporánea sino que, además, pensé en la eterna lucha del ser humano para controlar y doblegar al mundo; ya sea para imponerse, ya sea para crear belleza. ¿Eso es algo consciente al crear tu trabajo?
Sin duda. Como mencioné antes, toda mi obra trata de las maneras en las que podemos transformar aquellos parámetros que se nos imponen. Por ejemplo, las vigas de madera se utilizan para que las casas carguen los techos. Cuando yo las modifico sólo son capaces de cargarse a sí mismas. Su estructura se transforma, y el mero hecho de mantenerse en pie es lo que las vuelve interesantes y atrevidas, ya que retan esa estabilidad con la que estaban dotadas antes de su encuentro conmigo. Lo mismo ocurre con las piezas de acero, cuya principal virtud (para la industria de la construcción) es que son planas. Buscar nuevas maneras de utilizar objetos siempre es enriquecedor y fascinante. Mi gusto por usar materiales de construcción no es gratuito, lo que estoy haciendo es encontrar nuevas maneras de construir con esos objetos.
Por otro lado, y quizá en contraposición a la pregunta anterior, el azar es un elemento muy importante en tu obra ¿no es así?
Sin duda el azar está siempre conmigo, aunque me agrada más la idea de verlo como una confrontación con la incertidumbre de la forma. Mis procesos son totalmente físicos, creo que a nadie le puede quedar duda de que siempre tengo que enfrentarme con los materiales. Ellos se oponen al cambio (una vez más) y yo lucho por transformarlos. De cierta manera me tomo la libertad de regresarles un poco de su naturaleza original. Por ejemplo, a diferencia de las vigas, mis totems son parecidos a los árboles por su forma y no sólo por estar hechos con el centro de un árbol.
Con respecto a los temas de tu trabajo, uno de ellos es el tiempo. ¿Cómo se relaciona con el acero? ¿Cómo se relaciona con tu proceso creativo?
Hay una relación muy fuerte. Para mi es muy importante el tiempo que paso trabajando una pieza. Personalmente me identifico mucho con los procesos rápidos. Una de las lecciones más valiosas me la dio una maestra en la universidad. Ella me dijo que cuando dominas una técnica es momento de dejarla, ya que lo que le sigue es solo amaneramiento. Lo que hace a una pieza interesante es esta lucha que se genera cuando uno está intentando domar un material que no domina del todo. El tiempo es tan importante para mis piezas de acero que el título de las mismas es la fecha, lugar y hora en las que los hice. Son una especie de diario que captan la energía que libera mi cuerpo en ellos. Cada acero es único. Físicamente es imposible repetir una forma, y además, justamente es el tiempo el que a cada uno le imprime un carácter muy peculiar y distinto a los demás.
Tu obra se refiere también al vacío de significados en la cultura contemporánea. ¿Cómo está expresado eso en tus esculturas?
El vacío es una virtud. Lo que está mal es no tener la necesidad de permitirle contener algo. Cuando se crea algo que no tiene un significado, al menos en apariencia, uno encuentra un objeto interesante y la oportunidad de generar un significado. Algo realmente vacío es una tragedia, no para el objeto, ni para quien lo creó, sino para la sociedad que lo rodea. Si un vaso está siempre vacío no es culpa del vaso, es de todos aquellos que podrían llenarlo y no lo hacen. Otra cosa interesante son todas las maneras en las que se puede llenar un vaso, que no forzosamente debe de contener un líquido. Esto mismo es lo que ocurre no sólo en el arte, sino en la cultura. Y nuestro rol cuando somos espectadores es aportar algo. Una canción te conmueve hasta las lágrimas porque algo de tu vida se refleja en ella. En ese momento la canción te aporta algo y tú le aportas algo a ella.
¿Por qué las referencias directas a otros artistas contemporáneos? ¿Cómo integras eso a tu temática?
Creo que esa es más bien la temática, no sólo mía, sino de todo el arte. Sólo desde hace algunos años se ha vuelto muy obvia la presencia de las referencias en las obras, pero en realidad el arte no es nada más que una cadena infinita de referencias. Si miramos con detenimiento la historia del arte podemos ver cómo siempre los artistas trabajaban a partir de las nociones de sus predecesores hasta encontrar un sentido propio, que después pudiera ser utilizado por las nuevas generaciones. Cuando tu ves la obra de un artista estás viendo a muchos más. Puedes ver a todos aquellos que lo han influenciado. A veces puede no ser evidente, pero al final ahí están todos.
*La edición del video fue realizado por Lorís Simón Salum
Rose Mary Salum es la fundadora y directora de Literal, Latin American Voices. Es la autora de El agua que mece el silencio (Vaso Roto 2015) y Delta de las arenas, cuentos árabes, cuentos judíos (Literal Publishing 2013) entre otros títulos.. Su twitter @rosemarysalum
Posted: July 5, 2016 at 11:33 pm