Essay
Auge y caída: literaria y social
COLUMN/COLUMNA

Auge y caída: literaria y social

Lolita Bosch

En México se declaró una guerra entre el crimen organizado cuando yo estaba haciendo una novela sobre el auge y la historia de los cárteles mexicanos. Como todo se imbrica, seguí avanzando sin pensarlo demasiado hasta que un día me detuve para preguntarme: ¿Cómo he llegado aquí? ¿Cómo puede ser que México no lo viéramos venir? ¿Cómo es la violencia en un trozo de vida de una persona, de tiempo, de espacio? Evidentemente no sabía (ni sé) decir qué es la violencia: no tenía ni tengo elementos para responderme. Pero la sabía poner en acción y necesitaba comprenderla.

Convertir un concepto en acción para ver cómo funcionaba en mi novela Campos de amapola antes de esto no me ayudó a contestarme qué es la violencia pero sí me ayudó a seguirme preguntando hasta reconocer mi ignorancia y convertirla en un motor. 

Mi humildad.

Mi momento en el que a pesar de saber mucho de narcos y de cárteles, a pesar de haber trabajado con víctimas de la guerra, a pesar de haber sido amenazada yo misma por hacer periodismo y a pesar de haber visto morir y desaparecer a amigas y a amigos, se impuso un momento de rigor y honestidad en el que la única respuesta que tenía era: “No sé”. Y eso fue lo único que me interesaba escribir (porque como decía Platón, nada haremos tan bien como ser quienes somos). De hecho, casi podríamos pensar en las novelas como si fueran ensayos. Esta necesidad de encontrar en eso que nos interesa qué no entendemos. Sujetarnos de algo concreto y tratar de contestarlo: “¿En qué momento nos dimos cuenta en México de que habíamos blanqueado tanto a los narcotraficantes que les permitimos que hicieran esta guerra?” No lo sé, me dije. Y ésa fue la respuesta a la pregunta más concreta que pude hacerme para tratar de entender lo que nos ha tocado vivir en México. No la violencia, como un todo, sino una acción concreta para la que no encontré respuesta ni en lo que sabía, ni en lo que creía saber ni en lo que fuera que era capaz de argumentar en aquel entonces.

Algo que de verdad quería saber.

Algo que me interesaba tanto como para buscar el meollo que no entendía.

Ahí es donde debemos buscar las novelas. No en lo que creemos saber y sentimos que podemos transmitir: eso no importa y normalmente no pasa de ser una ilusión.

Lo otro, lo fundamental, sí nos importa y logramos que funcione (poniéndolo en acción) si conseguimos que le ocurra a alguien.

Ese es el movimiento literario. Casi un milagro.

 

Lolita Bosch nació en Barcelona en 1970, pero vivió mucho tiempo en Albons (Baix Empordà). También ha vivido en Estados Unidos, India y, durante diez años, en la Ciudad de México. Ha publicado, entre otras novelas, Tres historias europeasLa persona que fuimosLa familia de mi padre o Esto que ves es un rostro, así como su antología personal de literatura mexicana Hecho en México y el ensayo narrativo Ahora, escribo. Su Twitter: @LolitaBosch

 

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Posted: May 21, 2020 at 9:34 pm

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