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Hitchens habla sobre los ataques a la libertad de expresión

Hitchens habla sobre los ataques a la libertad de expresión

Christopher Hitchens

En el 2010, antes de que Christopher Hitchens cayera fatalmente enfermo en un hospital de Houston, su amigo Michael J. Totten, el editor del World Affairs y él salieron a comer juntos en Portland Oregón, la ciudad donde radica Totten. Mientras almorzaban, cuenta este último, algunas personas reconocieron a Hitchens y se acercaron a saludarlo. Uno de ellos fue un hombre mayor quien, a manera de saludo, le dijo al pensador inglés: te reconozco de Youtube. Hitchens, un poco molesto le contestó que debía leer más y se rehusó a darle su nombre. Al cabo de un rato, se acercó una joven, lo tomó del brazo y le dijo que lo amaba. Cuando Totten le preguntó cómo podían estarle sucediendo esas cosas, Hitchens confesó que eso nunca le pasaba, pero que lo otro (refiriéndose al hombre mayor) le sucedía más a menudo de lo que él hubiera querido. En ese ambiente amistoso y entre copas de whisky Johny Walker ambos conversaron sobre la ley emitida por Irlanda contra la blasfemia y las ideas fundamentalistas que recién habían desembocado en crímenes contra la libertad de expresión. A continuación presentamos un fragmento de esa plática, gracias al permiso de Michael J. Totten, a raíz del ataque contra la publicación francesa Charlie Hebdo.

***

Traducción de Rose Mary Salum

Michael J. Totten: Kurt Westergaard fue atacado en Dinamarca por un loco somalí con una hacha por haber ofendido a los musulmanes con una caricatura del profeta Mahoma con cabeza de bomba. ¿Cómo puede ser que los europeos liberales hayan pactado con los fascistas islámicos que, personas como Westergaard, deben ser castigados a pesar de que ellos mismos piensen que no deben ser tan severos?

Christopher Hitchens: Hagamos un experimento mental. Te diré lo siguiente: en la noche de fin de año, un hombre de setenta y tantos años recibe en su casa a su nieta de cinco años para festejar juntos esa noche especial. Es atacado en su propio hogar por un maniático que porta una hacha en la mano con intenciones asesinas. Tu reacción inicial es de disgusto … Estoy confiando en ti (risas).

Totten: Sí, claro, estás en lo correcto…

Hitchens: Posteriormente tomas el periódico The Guardian, uno de los periódicos más liberales de Occidente y encuentras un largo artículo que te lleva a pensar: “ah, esa imagen, esa imagen moral, ese instinto de protección hacia al viejo y la niña no funcionan en este caso. El hombre se lo buscó. Dibujó una caricatura que molestó a algunas personas”. No tenemos derecho a usar nuestros instintos morales de forma correcta. En mi opinión este es un suicidio cultural y moral.

[…]

Totten: El actual presidente de Irlanda dijo que los musulmanes tienen el derecho de ofenderse por las caricaturas de Westergaard. Supongo que eso es verdad; hasta donde sé todo el mundo tiene derecho a ofenderse por cualquier cosa pero, ¿por qué?…

Hitchens: Eso no es nuevo. He escrito al respecto muchas veces. Es ecumenismo invertido. Al principio fue obvio para mí cuando la fatwa fue impuesta sobre Salman Rushdie en 1989. La reacción del periódico oficial del Vaticano fue que el problema no radicaba en que el líder extranjero de una dictadura teocrática ofreciera dinero públicamente, en su propio nombre, para ordenar el asesinato del autor de una novela en un país ajeno, el cual, por cierto no era iraní. Ese no fue el problema.

Tú y yo podríamos pensar, “diablos, esta es una nueva forma de amenaza”. Pero esa forma ya es vieja. La blasfemia es el problema. Ese mismo fue el punto de vista del arzobispo de Canterbury. La reacción general del establecimiento religioso a ese hecho, y al caso danés—y, por cierto, el del nuestro Departamento de Estado secular en el caso danés—fue decir que el problema fue la ofensiva danesa. Una caricatura en el pueblo provinciano de una pequeña democracia escandinava obviamente debe ser censurada por un gobierno para que no encienda o, como lo sugiere la editorial Yale University Press, instigue, violencia.
La instigación a la violencia sólo puede significar una cosa. Conozco el idioma inglés mejor de lo que conozco cualquier otra cosa.

Totten: Instigar refiere a su propio propósito.

Hitchens: Esta gente está diciendo que el abuelo y la nieta fueron los autores de su propio intento de asesinato. Ellos son parte de la misma gente que dice que si no creo en Dios no puedo saber lo que es la moral. Han diluido por completo la moralidad en un relativismo cuando aprueban la muerte a machetazos de un abuelo y una nieta la noche de año nuevo si ha sido realizada para proteger la reputación de un hombre árabe del siglo XII que escuchaba voces.

Totten: Es difícil psicoanalizar a los demás, pero a veces sospecho que culpar a Salman Rushdie y a Kurt Westergaard, como muchos escritores lo han hecho, por haber despertado la ira de estos maniáticos de Somalia e Irán, podría ser la forma de convencerse a sí mismos de que estarán a salvo mientras ellos no crucen la misma línea. Cualquier escritor o artista visual debe, por lo menos por un segundo, pensar: “carajo, podrían venir tras de mi si no pongo atención”. Se pueden convencer a sí mismos de que todo estará bien si no cruzan esa línea.

Hitchens: Pero esa línea nunca dejará de cambiar.

Totten: ¡Exacto!


Posted: January 8, 2015 at 6:27 am

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