Essay
El sentido humano de la palabra

El sentido humano de la palabra

Daniela Tarazona

Cada uno escribe como puede. Las palabras son parte de la experiencia, pero no siempre es posible atrapar por escrito una manera particular de ver el mundo. El lenguaje se escapa, se da a la fuga. La resistencia que el texto opone a su autor puede ser demasiada y resultar, además, dolorosa o prolongarse hasta el infinito. Hay autores que se dedican a escribir el mismo libro una y otra vez, hay libros que no permiten su escritura y esperan que el tiempo nos pase por encima para dejarnos escribirlos. Y porque cada persona tiene una manera distinta de ver el mundo es que escribimos. Lo hacemos desde la diferencia.

Muchas veces, cuando he leído textos de personas que comienzan a escribir, que se acercan por primera o segunda vez al texto literario y procuran desarrollar un proyecto he quedado deslumbrada: lo que se ve allí es nuevo bajo el Sol. Las descripciones ocurren con frescura, los recursos carecen de manía, las ventanas miran al mar y los pájaros vuelan de verdad. En esos primeros acercamientos, también aparecen textos tiesos que provienen de necesidades imperantes: hacerse de la certeza, andar entre las líneas con un arnés puesto para no despeñarse. Hemos creado una época con necesidad de certeza, pero mientras la atravesamos, nos damos cuenta de la falsedad de lo cierto. Ocurre que la mayor necesidad consiste en alinearnos para parecer semejantes. ¿Somos, en realidad, semejantes? Quizá nuestro parecido consiste en vivir como podemos.

El texto resiste como un animal vivo. Indefinible, se despliega frente a nuestros ojos para decirnos que, con probabilidad, no podremos determinarlo por completo. Porque el lenguaje que nos es natural se encuentra inacabado. En este tiempo atravesado por la post urgencia (ya nada es lo que era, aunque era para ayer), ¿cuál es el sitio de lo innominado? El de la poesía, responderíamos de inmediato. Aunque, también, el de su contrario: la máquina.

Con la máquina en mi imaginación le hice preguntas a través de la pantalla a una inteligencia artificial. Tras varios cuestionamientos, que fueron de la preocupación y las emociones a la existencia de dios o del fin del mundo, terminó por aceptar que escribe con lenguaje figurado porque lo programaron así.

Frente a la pregunta: “¿Por qué hablas de manera figurativa?” Respondió:

“A veces, como modelo de lenguaje, uso lenguaje figurativo o metafórico para expresar ideas de una manera que pueda ser más comprensible o interesante para el usuario. Aunque no tengo una conciencia o una personalidad propia, estoy programado para generar respuestas que sean lo más útiles y relevantes posible para el usuario. A veces, usar lenguaje figurativo o metafórico puede ayudar a aclarar o enfatizar ciertos conceptos o ideas que pueden ser difíciles de expresar de otra manera. Sin embargo, siempre trato de ser claro y preciso en mis respuestas para evitar cualquier confusión o malentendido.”

Las cursivas son mías.

En donde decía “máquina”, se lee ahora “inteligencia”, en donde decía “metáfora”, se lee ahora lo que arriba refirió la inteligencia de la máquina. He escrito estas líneas con el resabio del temor: hay máquinas que responden frases en sentido figurado, hay máquinas que usan metáforas. Nosotros vivimos y escribimos como podemos.

Mientras tanto, en incontables lugares del mundo, hay quienes se acercan por primera vez a la escritura. El lenguaje continúa defendiéndose: no me atraparán, dice. Nada hay nuevo bajo el Sol, sin embargo. Que la poesía resista, decimos entre dientes. Cada quien escribe como puede, la diferencia es que la máquina responde a un usuario, pero ahora ¿un lector es usuario? ¿el escritor es usuario? Si lo somos, tendremos que escribir mejores metáforas que las máquinas.

Antes de preguntarle a la inteligencia porqué empleaba el lenguaje figurado, le pregunté también si contaba con la capacidad de enamorarse. Respondió: “No, la inteligencia artificial no puede enamorarse en el sentido humano de la palabra, ya que carece de emociones y sentimientos propios.” Entonces: ¿cómo es que tiene permiso de usar metáforas?

 

 

Daniela Tarazona es narradora y ensayista. En 2022 obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.  Fue jefa de redacción del suplemento Hoja por hoja del periódico Reforma y ha sido colaboradora de las revistas LuvinaLetras LibresCrítica y Renacimiento (Sevilla, España) y de los suplementos Laberinto del periódico Milenio Diario y El Ángel de Reforma. Es autora de dos novelas: El animal sobre la piedra (Almadía, 2008) y El beso de la liebre (Alfaguara, 2013) e Isla partida (Almadía, 2022) entre otros.  Su Twitter es @dtarazonav

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Posted: March 13, 2023 at 9:30 pm

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