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Fosa de la República Amorosa

Fosa de la República Amorosa

David Medina Portillo

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Puede decir lo que sea sin que sus afirmaciones se correspondan con la realidad. Sabe que gracias a él ni la mentira ni la verdad tienen consecuencias o, al menos, que para él y los suyos no hay un costo legal o político inmediato.

¿Alguien recuerda la República Amorosa, el proyecto de López Obrador para acabar con los males del país de manera súbita y definitiva? ¿Cómo? Muy simple, anunciaba el titular del Estado mexicano: “aplicando en prudente armonía tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor.” La cita está tomada de un documento oficial firmado por AMLO en enero de 2012.

Increíble que, siendo tan simple, a nadie se le había ocurrido esta solución. Pero la República Amorosa es como el huevo de Colón, de una obviedad tal que a todos se les escapa, menos al Elegido. Aunque la fórmula tenía su chiste: debía administrarse con prudente armonía... Las cursivas son mías: no vaya a ser que nos pasemos de honestos o de justos o de amorosos y todo acabe en el caño.

Para encarar semejante desafío los intelectuales del lopezobradorismo acudieron puntuales a la convocatoria de un Congreso por la República Amorosa, inaugurado en marzo de 2012 por la UNAM (Facultad de Economía) con la participación de, entre muchos otros, Elena Poniatowska, Laura Esquivel, Enrique Dussel, Armando Bartra, Julio Bolvitnick, Miguel Concha, Jenaro Villamil, Rafael Barajas y Carlos Pellicer López, quienes presidieron las mesas de los (estamos seguros) encendidos e inteligentísimos debates.

Monsiváis no estuvo ahí. Lástima. Murió dos años antes. La suya habría sido una participación entre genial y pintoresca. Porque fue Monsiváis quien le sembró la muy fructífera idea de que él, Andrés Manuel, estaba destinado a suceder a Madero: “Yo he sido víctima de ataques, de guerra sucia. Monsiváis decía que no había personaje más atacado en la historia de México, después de Madero. Hay gente que ni me conoce, el verdadero López Obrador es un hombre que tiene sentimientos”.

¿Qué mecanismo mental y moral permitió que treinta millones de mexicanos se entregaran a este disparate? Misterio. Aunque el enigma creció impulsado por una potente, imperiosa necesidad de creer cual fenómeno religioso antes que político. Y como sucede a veces con las compensaciones apremiantes, terminas por aceptar cualquier cosa, como la República Amorosa.

En efecto, entre el mito fundacional del fraude de 2006, la Presidencia Legítima y la república Amorosa de 2012 se cocinó un fenómeno colectivo destinado a transformar la realidad no en algo mejor sino a sustituirla o, más bien, destruirla mediante el discurso y el embuste. Porque la estafa fue explícita desde el mismo día en que AMLO se negó a reconocer su derrota y se auto concedió licencia para una trastornada Presidencia Legítima.

Hoy AMLO puede decir lo que sea sin que sus afirmaciones se correspondan con la realidad. Sabe que gracias a él ni la mentira ni la verdad tienen consecuencias o, al menos, que para él y los suyos no hay un costo legal o político inmediato. Ya es inmune a la realidad no porque ésta juegue con sus reglas sino porque, decíamos, liquidó esa realidad para construir otra, sumisa y a su medida. Así nuestras Mañaneras son una adaptación cotidiana de un fiat divino y tropicalizado donde la impunidad —esta sí de hecho— le hace creer que todo lo puede. Solo es cosa de que se le ocurra y se hace.

Leo en “De repúblicas amorosas, milpas y carnavales”, ponencia leída por Armando Bartra en los Diálogos para la Regeneración de México de mayo de 2012: “La seriedad es un robo, sostenía Monsiváis. Tenía razón. Carnavalicemos, pues, la política y hagamos de México una República Amorosa, sí, pero también una República risueña, una República humorosa. Sonríe, vamos a ganar, decíamos hace seis años. Hoy, yo les diría: Rían, porque si pese a todo somos capaces de reír, ya ganamos.”

Y en efecto, el presidente nunca ha perdido la capacidad de reír. Eso es innegable. Incluso hoy cuando la realidad nos ha alcanzado y su República Amorosa se ha convertido en una normalización de las fosas y las masacres, todos lo hemos visto reír. Ejemplo: cuando tras mostrar la portada del Reforma en una Mañanera del 2020 dijo con humor alarmante, embarazoso: “Ahí están… Las masacres… jejeje… Son predecibles.”

Según un informe de Causa en Común, entre enero y febrero de 2023 se registraron 344 casos de tortura, 110 de mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres y, al menos, 80 masacres. Indudablemente, en su último año la República Amorosa, responsable directa de su delirante política de “abrazos y no balazos”, puede ostentar una disociación cognitiva tal que sus más 160 mil muertes dolosas en lo que va del sexenio no son, ya no son políticamente relevantes. Y la transformación sigue.

 

David Medina Portillo. Ensayista, editor y traductor. Editor-In-Chief de Literal Magazine. Twitter: @davidmportillo

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Posted: October 10, 2023 at 8:48 pm

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