Henry Marsh: Neurocirugía y letras
Carlo Acevedo
• Henry Marsh: Ante todo no hagas daño (Salamandra, 2016).
Ante todo no hagas daño (Salamandra, 2016) es un libro de ensayos personales escritos por el mediático y prestigioso neurocirujano británico Henry Marsh. El libro fue publicado en 2014 en su idioma original. Su resonancia e impacto no fueron desdeñables en el mundo angloparlante: fue catalogado como “Mejor libro del año” por el periódico Financial Times y la revista The Economist; asimismo, fue merecedor de los premios PEN Ackerley y South Bank Sky Arts. El Doctor Marsh, no obstante, ya había estado bajo el ojo de la atención pública con anterioridad.
En 2007, la BBC grabó el documental The English Surgeon (El cirujano inglés) para dejar constancia de las labores altruistas del autor en Ucrania desde poco después de disuelta la Unión Soviética. En sus recurrentes viajes a dicho país, éste examina y opera pacientes con tumores extraordinarios y cuyas anomalías no pueden ser tratadas por especialistas locales, mucho menos con el instrumental disponible en esa región del este de Europa.
Son veinticinco los relatos de no ficción que conforman el conjunto. La acumulación de historias en Ante todo no hagas daño es un acierto por parte del Doctor Marsh. A partir de la superposición de narraciones, más que recordar anécdota por anécdota es posible formarse una idea clara sobre quién es el narrador escondido entre líneas, lo que realmente da peso al libro; asimismo, es posible sondear el océano de profundidad que el inglés presenta al lector a través de la figura múltiple del autor. Marsh aparece como especialista laureado y alabado tras salvarle la vida a algún paciente desesperado que sufre de aneurisma. Marsh aparece como un villano cuando es demandado por los familiares de un difunto cuyo mal nada tenía que ver con las posibilidades del mismo ni de las de ningún otro especialista, pero que, desafortunadamente, había sido mal diagnosticado por éste. Marsh manifiesta la desesperación y la esperanza propias de un paciente cuando debe ser operado múltiples veces después de romperse la pierna y de que empiece a fallarle la visión. El hijo de Marsh debe ser intervenido quirúrgicamente en plena infancia por un tumor cerebral potencialmente mortal.
El título de cada uno de los episodios de la colección corresponde a una enfermedad cerebral. Como subtítulo, puede leerse la definición científica de cada uno de los términos. La excepción a la regla es el texto Hibris, definido de la siguiente manera: “Orgullo y atrevimiento arrogantes” y “En la tragedia griega, soberbia desmedida y actitud desafiante ante los dioses, que conduce a la némesis”. El aún joven y talentoso especialista desafía a la suerte, a las circunstancias y a sus propias capacidades cuando opera a un paciente con un tumor de tamaño extraordinario. Al haber removido la mayor parte de la masa, con la posibilidad de permitir que el paciente viviera varios años sin preocupación alguna, el vigoroso y ambicioso neurocirujano decide extirpar la última porción, la más enraizada en el cerebro y cubierta por vasos sanguíneos. El resultado: un daño cerebral irreparable que dejó al hombre que yacía en el quirófano en estado vegetal, un nombre y un rostro que, en términos de uno de los epígrafes del libro, el narrador debió sepultar en su “cementerio interior”.
Es ésta, la naturaleza humana detrás del médico, a la que se acude en busca de un milagro, la que el inglés desea develar. Nunca mal intencionado en su profesión, el narrador sí es honesto y reconoce que, sobre todo cuando se trata de neurocirugía, más allá de las capacidades técnicas, de la experiencia, de las herramientas tecnológicas y del rigor académico, el especialista debe enfrentar sus propias fronteras, su propia incertidumbre, sus propios demonios, pues, a la larga, incluso dentro del quirófano y ya en la etapa de recuperación del paciente, gran parte de los sucesos dependen de la suerte.
Gracias a los treinta años en que ha ejercido su profesión, también resultan valiosas las reflexiones que el autor deriva de su disciplina. Habla de los efectos negativos de la creciente burocratización, en los últimos años, de los procesos dentro de los hospitales que pertenecen al sistema de salud pública inglesa, el mismo que siempre ha empleado al neurocirujano. Tampoco teme hablar de la falta de escrúpulos que los especialistas pueden desarrollar al hacer parte de los sistemas privados de salud, que basan sus servicios en rendimientos financieros. Resulta fascinante el desconcierto con el que el narrador describe los colosales y aun así ineficientes y atrasados legendarios hospitales soviéticos en Ucrania, que conoció en su primera visita al país, tras la caída de la Cortina de Hierro. En un plano más metafísico, el neurocirujano confiesa que, de vez en vez, en medio de una cirugía extenuante, se toma un minuto o dos para observar, sin añadir palabras, la pantalla en alta definición que le muestra los distintos tejidos fibrosos y sanguíneos del cerebro y que le es imposible no sorprenderse por el hecho de que todo cuanto somos y creemos y sentimos sucede allí, en ese reducido espacio.
El neurocirujano laureado mundialmente, el filántropo que no se cansa de revisar pacientes en Ucrania, el hombre mediático que es figura pública en su natal Inglaterra, también es un hombre de letras. Las vivas narraciones y la armonía que se percibe en el conjunto después de terminar de leerlo son prueba de ello. Además, sus perspectivas, desde puntos de vista privilegiados y a la vez graves, dan forma a un contenido conmovedor, revelador y estimulante.
Carlo Acevedo es graduado del programa del MFA de la Universidad de Iowa y profesor de español. Es colaborador de Literal y autor de diversos artículos.
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Posted: September 13, 2017 at 8:30 pm