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La guerra me ha educado II
COLUMN/COLUMNA

La guerra me ha educado II

Lolita Bosch

Cuando sucede algo de manera individual y lo pensamos literariamente utilizando este instinto que tenemos para entendernos y para hacer que los demás nos entiendan y nos quieran, y nos ayudan a protegernos y ayudan a las víctimas de una violencia, todas estas capacidades que tenemos de manera natural también las tenemos en comunidad.  Cuando sucede una tragedia, como el 11-M o los atentados de Cambrils o de Barcelona, nos unimos. Tenemos una sensación muy bonita de que unidos, nos entendemos. Es verdad. Unidos nos entendemos, porque nos necesitamos. Esta es una frase que dicen mucho las víctimas de México. “No nos conocemos, pero nos necesitamos”. Y nos necesitamos. Porque unidos hacemos el mismo tránsito que hacemos individualmente escribiendo, que es pasar del “por qué estamos viviendo una guerra en México” al “qué significa vivir una guerra”. “Qué significa vivir una guerra” necesitas un tiempo para procesarlo, para entenderlo, para sacarte de encima la tristeza, la rabia, el coraje. Pero se puede entender. Nosotros, lamentablemente, hemos aprendido mucho de la guerra. Y digo lamentablemente porque preferiríamos mucho más no saberlo. Pero, ya que lo sabemos, decidimos hacer algo con todo esto. Y creamos una comunidad que se llama Nuestra Aparente Rendición.

Cuando llevábamos cuatro años de guerra en México, hubo una de las muchas masacres que hemos visto. Espero nunca acostumbrarnos a ellas: todos tenemos un fondo de bondad que hace que la masacre siempre nos duela, la violencia siempre nos duela, la injusticia siempre nos duela, y que queramos estar del lado de la justicia. Esto es natural en todos nosotros. Como los lectores. Los lectores siempre quieren que las cosas acaben bien. Nosotros, en comunidad, siempre queremos que las cosas acaben bien. Y si nos diéramos cuenta de hasta qué punto estamos colaborando en cosas en las que no deberíamos colaborar, nos asustaríamos mucho. Esto lo vi, les digo, en Nuestra Aparente Rendición. Porque cuando hubo una de las masacres que estábamos viendo, un momento muy doloroso, yo reaccioné después de estar 4 años preguntando “por qué en México”, “por qué a nosotros”, “por qué no salimos en las noticias”, “por qué no estamos en la primera página de todos los periódicos del mundo”… ésta es una pregunta que nos hacíamos mucho. Cuando finalmente pude reaccionar a este dolor, a esta rabia y a esta indignación, mandé un correo a 300 personas que tenían acceso a la voz pública en México. Yo siempre he pensado que tener acceso a la voz pública es tener una responsabilidad pública. Porque tener acceso a la voz pública es un privilegio. Y lo que yo hice fue mandar un correo cuyo título era “Nuestra Aparente Rendición”. Y dentro preguntaba: “Cuántos somos y qué podemos hacer”. Porque teníamos que hacer algo. Ya habíamos entendido que el gobierno no lo iba a hacer por nosotros y ya habíamos entendido que la comunidad internacional no lo iba a hacer por nosotros.

Teníamos que hacer algo.

Cuando mandé aquel correo esperaba que recibir soluciones, que me dijeran cómo sobrevivir a este dolor, cómo sobrevivir a esta tragedia, qué podíamos hacer para ayudar a las madres que están buscando a sus hijos desaparecidos, cómo podíamos dar recursos a las víctimas que están buscando fosas comunes… Todo esto no ocurrió.

Tienen que saber que, en la guerra de México, a día de hoy, llevamos 60.000 personas asesinadas, 30.000 personas desaparecidas, un cuarto de millón de personas desplazadas, porque vivir en sus casas ya no es seguro y han tenido que trasladarse, y hemos abierto más de 400 fosas comunes. Y lo cuento a la más baja para que nadie pueda negar esto. Y en plural porque la gente que en México trabajamos por la paz somos una comunidad y nos convertimos en una comunidad inicialmente en Nuestra Aparente Rendición: cuando yo mandé aquel correo diciendo “cuántos somos y qué podemos hacer” y lo que recibí fueron preguntas. Una mamá que me preguntaba si podía ayudar a difundir el caso de su hijo, porque necesitaba que lo escuchara un policía; o una niña que me preguntaba cómo le digo a mi hermano que no encuentro a mi madre, que la estoy buscando, que está desaparecida. Todo eran preguntas: ¿cómo les cuento a mis hijos cómo es una guerra? Esta es una pregunta que yo me hago a menudo: ¿cómo le cuento a mi hija lo que es vivir una guerra? Porque vivir una guerra es terrible. Mucho más allá de lo que yo les pueda contar. Y a estas preguntas, nadie tenía respuesta. Y entonces yo entendí, desde la literatura, que solos no lo podíamos hacer. Y de esta comunidad, desde muchas disciplinas, desde muchas clases sociales, desde muchas geografías distintas, tratamos de crear un relato común. Y después de haber asumido que sí, que estábamos viviendo en un país en guerra, empezamos a crear un relato que hizo esta guerra más o menos comprensible. Es un relato que no ha terminado. Nuestra Aparente Rendición está online.

Lo que me di cuenta en Nuestra Aparente Rendición es que las personas que sabían usar mejor el instinto literario eran las víctimas. Porque las víctimas son las personas que tienen más necesidad de ser entendidas en el mundo. Y más derecho. Son las personas que se merecen que las escuchamos, les escuchemos y las entendamos. Las víctimas usaban de manera natural, como un instinto, lo que tenían. Todo lo que tenían. Y yo me di cuenta de que, observándolas, podía aprender muchas cosas. Porque al mismo lugar al que yo llego intentando contarme qué está pasando, ellas llegan antes, siempre llegan antes. Y las víctimas más desfavorecidas llegan antes, porque lo necesitan. Es una manera de salvarse. Y lo hacen porque asumen que vivir no es entender. Que por el hecho de haber vivido algo, no significa que lo hayamos entendido.

 

Lolita Bosch nació en Barcelona en 1970, pero vivió mucho tiempo en Albons (Baix Empordà). También ha vivido en Estados Unidos, India y, durante diez años, en la Ciudad de México. Ha publicado, entre otras novelas, Tres historias europeasLa persona que fuimosLa familia de mi padre o Esto que ves es un rostro, así como su antología personal de literatura mexicana Hecho en México y el ensayo narrativo Ahora, escribo. Su Twitter: @LolitaBosch

 

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Posted: March 14, 2019 at 9:15 pm

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