La promesa de inmortalidad
Ricardo López Si
¿Saben qué es lo que nos espera ahí, tras esa playa?
¡La inmortalidad! ¡Es suya, tómenla!
Troya (2004, Wolfgang Petersen)
Esto pretende ser un arrebato emocional a manera de homenaje sobre dos bandas anónimas que merecieron ocupar un sitio bastante más privilegiado en la historia del rock y la cultura musical británica: The Auters y Badfinger.
En medio de una incipiente rivalidad con Blur —exaltada por el antagonismo entre los vocalistas de ambas agrupaciones— y ante la discreta repercusión comercial de Now I’m a Cowboy, el segundo álbum de la banda de britpop The Auters, el frontman Luke Haines dijo lo siguiente: «Al parecer, mis propios éxitos y fracasos son parte de alguna cosmología intrínsecamente vinculada, que no tiene nada que ver con el arte, y se conoce con el nombre de contexto. Blur lanzó Parklife aproximadamente al mismo tiempo que Now I’m a Cowboy. Se vendieron 46 mil millones de copias solo en Swindon, y el mundo cambió para siempre. Desde ese momento en adelante, todo lo que no vendiera más de 46 mil millones de copias se consideraba un fracaso rotundo».
En realidad, la historia de The Auters comenzó oficialmente con New Wave, su álbum debut, en el que incluyeron la mítica «American Guitars», una arenga antigrunge que los ubicó de facto como parte del enjambre de bandas británicas que se levantaban en armas contra el género surgido en los garajes de Seattle, al otro lado del Atlántico. En 1994, el lanzamiento de Now I’m a Cowboy y Parklife coincidió con el suicidio de Kurt Cobain, el líder de Nirvana y estandarte cultural del grunge. Esto suponía la consumación definitiva del reinado del britpop en las listas de popularidad y la bandera nacionalista promovida, principalmente, por el primer ministro Tony Blair, bajo el apelativo de «Cool Britania». Sin Cobain de por medio, en plena efervescencia por bandas como Oasis, Blur y Pulp, Haines hizo lo que cualquier genio rebelde hubiese hecho en su lugar: autosabotearse y, de paso, sabotear al britpop desde sus entrañas. Cuando todos estaban esperando que The Auters abrazara el movimiento ideóloga y comercialmente, Haines recurrió a Steve Albini, coproductor de In Utero —el disco que sucedió a Nevermind—, para concebir After Muder Park, un álbum que como explicó el periodista musical Marcos Gendre en Britpop. La vida moderna es una basura, fue «la confirmación de sus ansias por sembrar la semilla de la discordia y hacer un tajo desproporcionado en las viseras del viejo Albion».
De modo que Haines no sólo acusó a Damon Albarn de haberse inspirado descaradamente en los trabajos anteriores de Suede y The Auters para concebir el exitoso Modern Life is a Rubish, sino que le asestó un golpe definitivo al britpop desde su ambigua posición marginal. Para que no quedaran dudas de su antimilitancia, más tarde produjo un álbum emanado de un proyecto paralelo llamado Baader Meinhof, un inesperado guiño al grupo terrorista alemán del mismo nombre, señalado por secuestrar un avión de Lufthansa y asesinar al empresario industrial y antiguo oficial nazi Hanns-Martin Schleyer. Poca gente tan talentosa ha hecho tanto por evitar ser capturado por las redes del mainstream.
Badfinger, los herederos sin trono
Lo que ocurrió con Badfinger —reivindicada por Martin Scorsese en The Departed y por Vince Gilligan en la popular serie Breaking Bad— no fue fruto de un contexto caprichoso o de una muerte asistida, sino de la codicia de su manager, el infausto Stan Polley. La asunción de la banda galesa comenzó cuando los mismísimos Beatles los firmaron bajo su sello de reciente creación: Apple Records. Los otrora The Iveys fueron renombrados en honor al primer título con el que se conocería a «With a Little Help from My Friends», incluida en el mítico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y escrita por John Lennon y Paul McCartney. De hecho, tras la separación del cuarteto de Liverpool en 1970, la prensa musical se apresuró a sumergir a Badfinger bajo la pila bautismal beatleriana como los grandes herederos al trono. El propio McCartney definió «Without you» —posteriormente versionada y popularizada por Harry Nilsson y Mariah Carey— como «la canción más asombrosa de todos los tiempos». Dicho track fue incluido en el álbum No dice, su segundo material discográfico y, con diferencia, el mejor valorado por la crítica. Luego vino Straight Up y Ass, cuyo éxito fue eclipsado por los problemas financieros de Apple Records, que derivarían en su temprana bancarrota.
Ante tal circunstancia, Badfinger firmaría con Warner Music para grabar sus dos siguientes discos de estudio: Badfinger y Wish You Were Here. En el umbral de un nuevo proyecto de álbum, la disquera descubrió que Stan Polley había arrasado con todo el patrimonio financiero de la banda, lo que llevó a un arruinado Pete Ham, la gran mente maestra, a suicidarse con una cuerda en su cochera, dejando una nota dedicada a su esposa e hija que decía: «Anne, te quiero. Blair, te quiero. Ya no puedo querer a todo el mundo y confiar en cualquiera. Esto es lo mejor. Pete. PS: Stan Polley es un cabrón desalmado. Me lo llevaré conmigo». La posteridad fue tan injusta con Ham que incluso se le ha excluido con frecuencia del siniestramente célebre Club de los 27, integrado por músicos y artistas de culto que murieron en circunstancias trágicas con 27 años de edad.
Luego, tras un fallido intento de revivir viejas glorias, Tom Evans, bajista y coautor de «Without you», finalmente comenzó a recibir dinero por conceptos de derechos. Esto, lejos de ser una buena noticia, lo consumió. Con la banda disuelta y una disputa en marcha por el nombre y el reparto de ganancias con el guitarrista Joey Molland, Evans no pudo cumplir con algunos de los compromisos comerciales que había adquirido como el guardián del legado creativo de Badfinger. Con varias demandas encima, deudas impagables y el fantasma de su amigo Pete Ham, Tom Evans optó por quitarse la vida en su jardín, colgándose de un árbol.
Y así, después de haberse asomado al Olimpo británico como los nuevos Beatles, Badfinger terminó siendo recordada como una banda de power pop cualquiera sin ninguna promesa de inmortalidad.
Ricardo López Si es coautor de la revista literaria La Marrakech de Juan Goytisolo y el libro de relatos Viaje a la Madre Tierra. Columnista en el diario ContraRéplica y editor de la revista Purgante. Estudió una maestría en Periodismo de Viajes en la Universidad Autónoma de Barcelona y formó parte de la expedición Tahina-Can Irán 2019. Su twitter es @Ricardo_LoSi
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Posted: February 2, 2023 at 10:33 pm