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Príapo en problemas

Príapo en problemas

Jorge Iglesias

Enrique Serna,
La sangre erguida,
Seix Barral-Planeta, México, 2010.

 

Enrique Serna sitúa la acción de su séptima novela en la ciudad de Barcelona, que tal vez sea la capital literaria del mundo hispano. La sangre erguida, sin embargo, está lejos de ser una novela erudita o incluso literaria. Las aventuras sexuales de tres hombres maduros –un mexicano, un catalán y un argentino– se entrelazan en esta novela erótica para dar forma a un panorama de las actitudes contemporáneas frente a la conducta sexual. Desde la virginidad y la monogamia hasta la promiscuidad y la orgía, la novela traza los destinos de los tres personajes y sigue los movimientos pendulares de sus emociones mientras cada uno de ellos procura alcanzar un acuerdo con el miembro viril que rige su vida. Un macho latinoamericano vive esclavo de su amante feminista, un seductor frustrado descubre el sexo a los 47, y un actor porno con una filmografía de ochenta películas pierde la virginidad emocional. Bajo las convenciones del relato erótico se esconde la lucha de tres hombres que se debaten entre lo que son y lo que podrían ser o, en algunos casos, lo que podrían haber sido. La sangre erguida juega con las inseguridades del hombre en una época en que la masculinidad se transforma y busca dejar de ser sinónimo de machismo.

El tono humorístico al que están acostumbrados los lectores de Serna se encuentra elevado al cubo en este texto condimentado con las particularidades del habla de cada personaje. Al tiempo que explora las diferencias culturales que separan a los tres grupos, el narrador reproduce o remeda el lenguaje informal de mexicanos, catalanes y argentinos. No nos encontramos, sin embargo, frente a una historia trivial. A pesar de su humor y de su calidad de sátira sexual y social, La sangre erguida alterna lo cómico y lo serio de la misma manera que sus personajes se mueven entre la moderación y el libertinaje. Si se suma a esta fórmula la maestría de Serna para crear suspenso en los momentos adecuados, el resultado es un texto que mantiene el interés del lector de principio a fin. Como suele suceder con las obras de tipo erótico, la acumulación de escenas de sexo puede aburrir a ciertos lectores, especialmente a partir de la mitad del libro. Los caminos inesperados de la trama, sin embargo, rescatan al relato de la monotonía que caracteriza a tantas novelas de este tipo.

Tal vez no esté de más advertir que, dado el tema en el que se adentra La sangre erguida, la novela no es para todos. Pero si es cierto que el lector pudoroso no disfrutará de estas páginas, también es necesario aclarar que la novela de Serna, aunque explora por momentos lo obsceno, nunca cae en lo morboso. En una época en que la literatura erótica se alía con Sade, Serna perpetúa una tradición que se remonta a ciertas páginas de Las mil y una noches y el Decamerón, aunque no duda en emplear en sus descripciones un léxico digno de Henry Miller. El elemento satírico, en todo caso, es tan importante como el erótico o más, y es como retrato de la masculinidad en crisis que la novela alcanza sus mayores aciertos. Novela erótica o sátira social, La sangre erguida penetra la psiquis masculina y expone sus idiosincrasias despiadadamente, pero sin perder por un momento el sentido del humor que concede al lector, y a la lectora, la valiosísima oportunidad de reírse de sí mismos.


Posted: April 23, 2012 at 6:10 pm