Flashback
Propaganda de guerra

Propaganda de guerra

Efraín Villanueva

En los 115 años del natalicio de George Orwell, repasamos su paso por la BBC de Londres

La BBC cuenta con un pequeño archivo documental del paso de George Orwell por su compañía. Incluye un memorando del 25 de junio de 1941 en el que un empleado de Recursos Humanos (firma ilegible) recomienda a Orwell para el cargo de Productor de Charlas: “estuvo seis años en la Policía Imperial de la India, en Birmania. Viene de una familia anglo-india y nació en India. Es un escritor distinguido –del mismo grupo de escritores de La Izquierda, como [Stephen Harold] Spender […] Me impresionó mucho. En cierta forma es tímido, pero fue extremamente franco y honesto en su entrevista”.

Anotaciones hechas a mano sobre el memorando indican que no hubo oposición a su postulación. Una recomendación de sir Arthur Keith (antropólogo y amigo de Orwell) también favoreció su contratación: “Qué estúpido haber olvidado que mi amigo George Orwell se apellida Blair. En mi opinión, es uno de los pensadores más vigorosos y escritores más efectivos de la generación joven. Tiene un amplio conocimiento de países, de gentes y de sus formas de pensar. Es leal y muy sincero en sus pensamientos, en lo que dice y en sus actos”.

En ese momento, Orwell ya había publicado Los días de Birmania, Sin blanca en París y Londres y Homenaje a Cataluña, con lo que se había hecho un nombre y reconocimiento como escritor y periodista en Inglaterra –aunque todavía le faltaba escribir los dos título que lo catapultarían a la fama mundial: 1984 y Rebelión en la granja. Su ingreso a la BBC tomó por sorpresa a muchos colegas, pero para DJ Taylor, uno de sus biógrafos, Orwell veía esta como una oportunidad de hacer patria (su tuberculosis lo hacía inelegible para enlistarse en cualquiera de las fuerzas armadas): “creo que vio a la BBC como una forma de trabajo de guerra”.

La necesidad de la propaganda

En Mil novecientos ochenta y cuatro (en ediciones posteriores publicado como 1984), Orwell presenta a El Gran Hermano. Un gobierno que lo ve y lo sabe todo, pero también controla la verdad. Si, por ejemplo, el Ministerio de la Abundancia había prometido en febrero no reducir las raciones de chocolate, pero en abril se vio obligado a bajarla de 30 a 20 gramos por persona, procedía a rectificar el periódico de febrero. La promesa del pasado desaparecía como si nunca hubiese existido y se convertía en una advertencia que dejaba claro que una reducción sería muy probable en abril: de esa forma, el Ministerio siempre había tenido la razón. Ni el personal encargado de estas modificaciones en los periódicos ni los ciudadanos de a pie cuestionaban ni veían extrañas semejantes prácticas.

Durante su primer año en la BBC, Orwell escribió resúmenes noticiosos de la Segunda Guerra que serían transmitidos en India y leídos por empleados indios (India era todavía una colonia británica). Su trabajo, indudablemente, influyó en la trama y conceptos de 1984. La diferencia, claro está, es que Orwell nunca escribió ni transmitió noticias que no fueran verdaderas o cuyos datos no fueran verificables. Para Taylor, Orwell “sabía que la guerra necesitaba ganarse y que una buena propaganda sería parte de ello […] No tenía problema con el concepto de propaganda por causa moralmente correcta, siempre y cuando no se dijeran mentiras. Pero hay ironía en el hecho de haber sido un propagandista para un régimen en guerra con otro régimen –y en ello vemos, sin lugar a duda, las raíces de 1984”.

Su voz en las ondas

Orwell quiso ser escritor desde muy pequeño y su intención era publicar bajo el nombre E.A. Blair (por alguna razón el nombre Eric le parecía inapropiado para un escritor). En 1933, a sus 30 años, estaba a punto de publicar su primer libro, Sin blanca en París y Londres, un libro en el que relata sus días de pobreza viviendo en hostales de mala muerte, trabajando como lavador de platos en restaurantes, fumando colillas de cigarrillos, conviviendo con vagabundos. Para evitar que su familia se enterara o se avergonzara de su experiencia, decidió publicar bajo el seudónimo de George Orwell, el nombre por el que es todavía conocido.

Un año después de su llegada a la BBC, se le pidió empezar a leer sus propios textos. A Orwell le preocupaba que el uso de su voz se viese como una “aprobación sin reservas a las políticas del gobierno británico”, por lo que exigió que se le permitiera “preservar su posición como comentarista independiente” y que se le asegurara de antemano que “tendré una libertad de expresión razonable. Considero que estas transmisiones semanales sólo serán de valor si puedo realizarlas desde una perspectiva antifascista, no imperialista y evitar la mención de temas de políticas gubernamentales con los cuales no pueda estar de acuerdo”. Un memorando de RA Rendall emite preocupaciones sobre la posible reacción negativa del gobierno indio (Orwell era conocido en India por sus posiciones de izquierda). Más tarde se descubriría que la mayoría de los estudiantes indios aficionados a Orwell no escuchaban las transmisiones de la BBC porque no tenían radios y el resto recibía una señal tan débil que era ininteligible.

Unos pocos meses después, un memorando escrito por JB Clark, Interventor de Servicios de Ultramar de la BBC, criticaba la voz de Orwell: “entiendo que su nombre es de algún valor en círculos indios importantes, pero su voz me choca por no ser atractiva e inadecuada para el micrófono […] Estoy seriamente preocupado sobre la situación y sobre qué tan sensato es mantener a Orwell al aire”.

De regreso a la literatura

A pesar de los comentarios de Clark, Orwell continuaría trabajando sin problemas y en su evaluación anual su destreza literaria y su alta moral fue alabada. El evaluador, sin embargo, advierte que sus textos deben ser revisados minuciosamente porque en ocasiones pueden resultar demasiado honestos. Aunque Orwell pasaba largos momentos en la BBC, encontraba momentos para escribir ensayos y artículos para medios como The Observer y la revista Tribune, en la que sería editor literario más tarde.

El 24 de septiembre de 1943, Orwell envió su carta de renuncia: “…desde algún tiempo he sido consciente de estar desperdiciando mi tiempo y dinero estatal haciendo un trabajo que no produce resultados. Creo que en la situación política actual, las transmisiones de propaganda británica a India son una tarea sin esperanza. La continuidad de estas transmisiones deberá ser determinada por otros, pero personalmente prefiero no gastar tiempo en ellas cuando podría estar ocupándome en periodismo, el cual sí produce efectos medibles”.

En 1946, Orwell recibiría una oferta de su amigo Rayner Heppenstall y productor de la BBC para trabajar con él. Pero Orwell acababa de mudarse a Jura, una isla en la costa occidental de Escocia. En una carta fechada el 4 de junio de 1946, Orwell le responde a Heppenstall que estará en la isla hasta octubre y no quiere interrupciones mientras tanto, aunque podría trabajar con él tal vez en noviembre o en diciembre, “pero no antes. No estaré trabajando hasta final de junio y todo lo que haga después será parte de un [nuevo] libro”. Orwell se refería a 1984.

 

Efraín Villanueva Escritor colombiano radicado en Alemania. Es MFA en Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y tiene un título en Creación Narrativa de la Universidad Central de Bogotá. Sus trabajos han aparecido, en español y en inglés en publicaciones como Granta en español,Revista ArcadiaEl HeraldoVice Colombia, Literal Magazine,Roads and KingdomsLittle Village Magazine, entre otros. Su Twitter es @Efra_Villanueva

 

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Posted: July 11, 2018 at 9:04 pm

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