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Refugiados de primera y de segunda

Refugiados de primera y de segunda

Ricardo López Si

Todo esto alegato no me hace promotor de la invasión rusa a Ucrania, por si hacía falta aclararlo. Vivimos en un mundo tan pervertido y polarizado que pedir un poco de dignidad para todos los refugiados por igual, sin importar su etnia, origen o circunstancia, te convierte en sospechoso.

Hablar de proximidad y empatía cultural para justificar que interese más la guerra en Ucrania en los medios y las sociedades occidentales respecto a otros conflictos armados en desarrollo me parece un acto de malabarismo. Prefiero atribuirlo a lo que los periodistas Mikel Ayestarán y Ramón Lobo calificaron como «guerras de primera y guerras de segunda» en su libro Guerras de ayer y de hoy, publicado dentro de la colección Voces de la Revista 5W.

Tan sólo reflexionemos en los criterios tan dispares a la hora de ofrecer asilo a desplazados de guerra en países como Polonia, Hungría o Eslovaquia, todos bajo el yugo impuesto por gobiernos conservadores. De modo que así como tenemos guerras de primera y guerras de segunda, hay refugiados de primera y refugiados de segunda. En una nota de prensa publicada por la agencia Efe, expertos en migración aseguraban que «no es una cuestión de racismo o discriminación, sino de una solidaridad alentada por factores como la proximidad geográfica y la empatía social y cultural con los que huyen que provocan un sentimiento de “podría ser yo”». Es decir, la clave para sentir empatía respecto al desplazado está en el hecho de compartir con éste una serie de valores sociales y culturales. Permítanme sugerir algo: esa es una actitud profundamente tribal. H. A. Hellye, académico de Carnegie Endowment for International Peace, reparó en ello: «La disparidad en el tratamiento de los refugiados puede deberse a la proximidad de Ucrania a los países anfitriones y la evaluación en Occidente de que Rusia está amenazando la seguridad de Europa a través de la guerra. Pero no podemos subestimar una respuesta mucho más cruda, y que demasiados de nosotros en Europa simplemente vimos refugiados cuando vieron a ucranianos, porque eran blancos y de herencia cristiana». ¿A qué se refiere exactamente Hellye? Quizá las declaraciones del primer ministro de Bulgaria, Boyko Borisov, nos arrojen cierta luz sobre el tema: «No son los refugiados a los que estamos acostumbrados. Estas son personas europeas». En la misma línea, aunque con un poco más de cinismo, un periodista de la BBC enfatizó que se trataba de «gente con ojos azules y pelo rubio».

Apenas en enero de 2022, días antes de la invasión rusa a Ucrania, el gobierno ultraconservador de Polonia comenzó oficialmente la construcción de un muro en la frontera con Bielorrusia para bloquear el paso de migrantes considerados ilegales. Esos migrantes considerados ilegales eran principalmente sirios, afganos y yemeníes. ¿Les suena Siria, Afganistán y Yemen? Sí, hablamos de países desangrados por guerras intestinas, pero también por guerras montadas y financiadas por potencias regionales y globales con intereses económicos. Llevo tiempo pensando que la gran deuda moral de Occidente es jugar papeles activos, ya sea financiando, desestabilizando o combatiendo en otros lugares, y luego negarle la acogida a todos esos desplazados derivados de las guerras.

En contraste, tras el brutal ataque contra Ucrania, Polonia se convirtió en el principal centro de acogida de más de 3 millones de ucranianos desplazados. ¿Qué explica ese criterio tan dispar? Partiendo de la base de que estamos ante un gobierno de ultraderecha, abiertamente xenófobo, la respuesta evidente es el racismo. Pero hay más. Esa misma Polonia que acogió a los refugiados ucranianos con los brazos abiertos tiene secuestrado desde hace más de 60 días al periodista español Pablo González, a quien acusaron de ser un agente de inteligencia ruso. ¿Cuál ha sido la narrativa predominante respecto a Polonia durante los últimos meses en los principales medios occidentales? Polonia ocupa el primer lugar de afluencia de refugiados ucranianos. Un lavado de cara invaluable para el gobierno autoritario del presidente Andrzej Duda y el primer ministro Mateusz Morawiecki. Ahora bien, que Polonia se haya solidarizado con Ucrania no los convierte de facto en regímenes afines, simplemente comparte un enemigo en común: Rusia. Polonia no lo hizo como un acto de humanidad hacia Ucrania, sino como un manifiesto político. En la guerra y la política hay más gente pragmática que idealista, conviene recordarlo.

Por otro parte, es cierto que los ucranianos son ciudadanos e inmigrantes económicos dentro de la Unión Europea; es decir, representan una fuente atractiva de trabajadores esenciales —y legales— para toda Europa occidental, que encima no necesitan visados para cruzar fronteras y acceder a las políticas de protección internacional. Siendo un aspecto decisivo a la hora de ofrecerles o no acogida, sigue siendo inaceptable que unos desplazados tengan acceso a los derechos humanos fundamentales y otros no.

Pero no vayamos tan lejos. Todo esto es perfectamente palpable en nuestro frontera norte con Estados Unidos. En la garita Tijuana-San Ysidro, el cruce fronterizo más transitado del mundo, acampan más de 800 ucranianos a la espera de recibir el asilo de Estados Unidos, saltando a cientos de centroamericanos y haitianos que llevan meses y, en algunos casos, años en espera, sufriendo el constante acoso de las autoridades migratorias.

Todo esto alegato no me hace promotor de la invasión rusa a Ucrania, por si hacía falta aclararlo. Vivimos en un mundo tan pervertido y polarizado que pedir un poco de dignidad para todos los refugiados por igual, sin importar su etnia, origen o circunstancia, te convierte en sospechoso. Como decía el cantautor madrileño Ismael Serrano: si se callase el ruido, oiríamos la lluvia caer.

 

Ricardo López Si es coautor de la revista literaria La Marrakech de Juan Goytisolo y el libro de relatos Viaje a la Madre Tierra. Columnista en el diario ContraRéplica y editor de la revista Purgante. Estudió una maestría en Periodismo de Viajes en la Universidad Autónoma de Barcelona y formó parte de la expedición Tahina-Can Irán 2019. Su twitter es @Ricardo_LoSi

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Posted: May 18, 2022 at 7:14 pm

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