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¿Te consideras una persona de color?

¿Te consideras una persona de color?

Andrea Chapela

En enero mientras llenaba un formulario de becas para un taller de escritura, me encontré con la pregunta Do you consider yourself a person of color? seguida de sólo dos opciones de respuesta, sí o no, y un paréntesis detallando que la pregunta incluía a afroamericanos, nativos americanos, asiáticos y latinos. Me detuve y no supe qué contestar.

El taller es en la costa oeste de Estados Unidos y se especializa en escribir ciencia ficción y fantasía. Hay que pagar una cuota, más el alojamiento y comida por adelantado y el costo está por encima de las posibilidades de una recién graduada. Sin embargo, el programa sí ofrece muchas becas. Ahora que vivo sola y no con mis padres, mi situación financiera como una profesora adjunta de español en un college me permite pedir financiamiento. Por eso estaba llenando la solicitud cuando me encontré con una pregunta específica que me detuvo. Para una de las becas más importantes, que cubre casi todo el costo del programa, necesitaba contestar si me consideraba a mí misma una persona de color. La beca en cuestión lleva el nombre de Octavia Butler una de las escritoras afroamericana de ciencia ficción más famosas e importantes del género. Es una beca pensada para voces con menor representación en la literatura especulativa.

Decidí primero hacer una encuesta. Durante los siguientes días le pregunté a todos mis amigos estadounidenses con los que me encontré si yo era una persona de color. Algunos dudaron, otros me dijeron que sí automáticamente, algunos especificaron que si se trataba de una beca ni dudara marcar . En un caso en particular un amigo me dijo “no, los españoles no son personas de color”. Cuando le dije que no era española, sino mexicana, pareció pensarlo un segundo antes de decirme: “entonces sí eres una persona de color”. Otro amigo me mandó varios links sobre lo que significa ser “white latinx” y si se consideran o no una persona de color. Se pueden leer muchos puntos de vista al respecto, gente que piensa que al tener la piel blanca entonces estos latinos no sufren el tipo de discriminación que una persona morena tendría, pero otros latinos hablan del problema de identidad que conlleva ser blanco y ser latino, estar atrapado entre las dos culturas, hablar español, identificarse como hispano, pero tener cierto privilegio automático por cómo te perciben. El artículo que más me interesó decía que había que ser congruente, pero que cada persona debía autodefinirse dependiendo de sus circunstancias y lo que ha experimentado.

Después de hacer la encuesta me quedó claro que si la pregunta hubiera sido “¿te considera la sociedad estadounidense una persona de color?” mi respuesta habría sido automática. Las respuestas de mis amigos, las declaraciones del actual presidente de Estados Unidos, la retórica general sobre la gente de mi país, los estereotipos del mexicano, los artículos en contra del idioma español, el clima político general de este país me ha dejado claro desde hace tiempo que hay una diferencia automática entre mis amigas españolas y yo.

Leer en Internet aclaró muchas dudas, pero me abrió otras. Para comenzar no me considero latinx porque para mí esta palabra se refiere a una persona de origen latinoamericano que nació en los Estados Unidos. Yo soy mexicana, nací y viví en México hasta los veinticuatro años y pretendo regresar a vivir allí, así que no me siento parte de las categorías estadounidenses. Para mí esta es una diferencia importantísima. Los Estados Unidos han decidido extender sus categorías al resto del mundo, sin tomar en cuenta que cada país tiene sus propios problemas internos. Para ellos el que yo sea mexicana es lo mismo a que yo sea una persona “desfavorecida”, aunque tal vez es más adecuado decir “con menor representación y oportunidades”, pero yo en Estados Unidos ando de paso y los problemas de racismo, clasismo y privilegio con los que me relaciono son los de mi país. En México siento responsabilidad de “analizar el privilegio propio” y esto complica más mi dilema.

En México se considera que soy parte de la clase media-alta, lo cual conlleva unos privilegios sobre los que he reflexionado mucho durante los años que he pasado en el extranjero, mientras trato de entender cómo relacionarme con los problemas de mi país. Sin embargo, esta pregunta, a la que accedo propulsada por estos mismos privilegios, me coloca ante una categorización que sólo toma en cuenta mi origen.

En el mercado editorial estadounidense, los latinoamericanos son considerados automáticamente people of color no sólo en solicitudes de becas. Hace algunas semanas Electric Literature publicó una lista de 34 autoras de color que había que leer en el 2017 entre las que estaban Samanta Schweblin, Valeria Luiselli y Pola Oloixarac. Y este detalle, como la encuesta a mis amigos, me hace preguntarme si importa lo que yo pienso. ¿Cuál es la línea entre mi identidad desde México y mi identidad desde el extranjero? ¿Tienen que ser distintas? ¿Pueden coexistir? ¿Me considero una persona de color? No lo sé. Sopesé esa pregunta cada vez que abrí el formulario sin llegar a ninguna respuesta sobre mi identidad y al final marqué el sin sentirme del todo convencida.

Sin embargo, si soy sincera conmigo misma, no tengo un conflicto de identidad sino ético. Me incomoda el dilema de acceder a un beneficio que no sé si merezco. Hasta ahora me he beneficiado del sistema de privilegios en México, pero ahora sólo por ser mexicana también podría beneficiarme del sistema en Estados Unidos. Lo más coherente habría sido marcar no, elegir no pertenecer al sistema y alejarme del problema, pero además de mi situación económica, sentí que era importante, sobre todo estando en un país donde hay un discurso tan agresivo hacia ser mexicano, que dijera sí soy mexicana, sí escribo en español y como en esta sociedad se me considera una persona de color a pesar de mis circunstancias, entonces sí soy una persona de color.

Cuando me aceptaron en el taller, mientras esperaba que me avisaran sobre la financiación, regresaron todas las dudas. ¿Hice bien en marcar el ? ¿Qué haría si me daban la beca? ¿La aceptaría? ¿Podía aceptarla? ¿Conociendo mis circunstancias, era coherente aprovecharme del sistema?

Al final tuve suerte y me ofrecieron otra beca que no tenía ninguna relación con la pregunta sobre mi identidad. No sé qué habría hecho de encontrarme en el dilema de rechazar o no una beca que necesitaba. Quiero creer que habría podido ser coherente con mis reflexiones y habría decidido no beneficiarme de una categorización que no debería incluirme al ser extranjera, pero también sé que me habría costado mucho trabajo tomar esa decisión.

Sin embargo, creo que después de esta experiencia, de pensar en cómo me hubiera sentido, de convencerme que lo correcto era rechazar la beca sí me la daban, he decidido que no puedo controlar cómo se me trata en este país, pero que la respuesta a la pregunta no depende de eso. Así que rechazo las categorías de los Estados Unidos para bien y para mal. No soy una persona de color, soy mexicana.

Andrea7Andrea Chapela (México, 1990) egresó de la Facultad de Química de la UNAM. Su novela La heredera, primera parte de la tetralogía Vâudïz, fue publicada por Ediciones Urano en el 2008. En el 2009 se publicó El creador y en el 2012 La cuentista. El último libro, El cuento, apareció en 2015. Se graduó en el 2016 del programa en Escritura Creativa en Español de la Universidad de Iowa.”

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Posted: April 26, 2017 at 10:09 pm

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