Todo lo que digas será al revés
Ana Clavel
Según un proverbio japonés, el tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses… Tal vez porque nos volvemos un poco como ellos: inmortales pues la risa nos coloca en un lugar fuera del tiempo, como también sucede con el éxtasis amoroso.
Teorías médicas le atribuyen a la risa beneficios para la salud porque libera endorfinas, esas drogas maravillosas que nuestro propio cuerpo produce para brindarnos placer. El filósofo Nietzsche afirmó alguna vez que el hombre inventó la risa para soportar la desgracia y la sinrazón del mundo. Su poder puede ser tal que en la novela El nombre de la rosa de Umberto Eco es el motivo de una serie de asesinatos en una abadía medieval, donde se oculta la existencia de un libro peligroso: un tratado sobre el arte de la comedia y la risa liberadora, presuntamente escrito por Aristóteles como parte de su Poética. “La risa libera al aldeano del temor de Dios … Cuando ríe, el aldeano se siente amo porque ha invertido las relaciones de dominación… la risa sería el nuevo arte capaz de aniquilar el miedo”, amonesta Jorge de Burgos, monje y bibliotecario de la novela de Eco que atribuye a la risa un poder luciferino y demoledor. Y esta será la razón que justificará sus crímenes como despiadado ángel exterminador.
Hace muy poco, ante los recientes acontecimientos del #MeToo mexicano y el suicidio de Armando Vega Gil, músico fundador de Botellita de Jerez, el afamado grupo de guacarock anunció la disolución de la banda e hizo pública su posición al respecto. De esa declaración que circuló en redes el 5 de abril, extraigo lo siguiente:
Consideramos que la terminación del proyecto de Botellita de Jerez queda en un segundo plano con respecto a un tema fundamental: avanzar en los esfuerzos para deponer la violencia en contra de las mujeres.
Análisis superficiales y maniqueístas consideran a parte de nuestro trabajo musical y literario, como glosa y apología de la violencia de género. Que nadie se confunda, algunas de nuestras canciones y algunos textos individuales de Armando, aluden a las violencias con un sentido crítico, sarcástico y de denuncia. Por ejemplo, nuestro celebrado tema Alármala de Tos es una aproximación crítica al amarillismo y al lenguaje descalificador de algunos medios impresos mexicanos.
Alármala de tos, un-dos-tres, patada y coz
Desde su primer disco aparecido en 1984, Botellita de Jerez se caracterizó por un discurso jocoso, lleno de humor mordaz, irreverente ante todo lo que se moviera, retomando frases y dichos populares, con juegos de palabras cargados de albur, ironía y sentido —o sinsentido— Dadá. La risa y el humor como estrategias desestabilizadoras, críticas, de quiebre… ¿De qué? De moralidades, buenas conciencias, prejuicios, acartonamientos, cerrazones, cuadraturas mentales. Por sus letras juguetonas circulaba un aire de goce liberador. Los nombres de sus integrantes originales fueron concebidos a la usanza del humor popular: el “Cucurrucucú”, el “Uyuyuy”, el “Mastuerzo”, y el de la banda misma, Botellita de Jerez, en referencia a ese juego verbal infantil para retacharle a cualquiera las ofensas, los malos deseos o las malas intenciones: “Bo-te-lli-ta de Je-rez: todo lo que digas será al revés”.
La ironía, la parodia, la sátira, los juegos de palabras, la paranomasia, el albur formaban parte de la propuesta verbal del grupo. En particular, el calambur (reagrupación de sílabas de modo que alteran el significado original de las palabras a las que pertenecen) en la afamada “Alármala de tos”, aludía al título de una publicación amarillista de todos conocida en otra época: la revista Alarma! con sus portadas sanguinolentas de espectáculo sensacionalista y su contenido morboso y maniqueo de nota roja que, en sus mejores momentos, llegó a vender más de dos millones de ejemplares a la semana. Además, el título de la canción de Botellita hacía referencia a la expresión coloquial “Armarla de tos”, que entre sus varias acepciones tiene la de armar un escándalo, exagerar o empeñarse en exceso en una situación o actitud. La línea, convertida en estribillo, se completaba con la frase de un juego juvenil conocido como “Burro 16” que decía: “Dos, patada y coz”. Es decir que, en una sola oración, los Botellos fusionaban varios campos semánticos en los que privaba el juego paronomásico y la exageración retórica, hipérbole que le llaman, para conformar una imagen estruendosa y efectiva, de corrosivo humor irreverente.
Por otro lado, ha sido el contenido de la historia que cuenta —un relato de incesto, abuso, explotación y violencia sexual, en el que se ve implicada no sólo la familia de Lola: el padre, la madre, el hermano, sino la autoridad en la figura de un policía, que culmina en su brutal feminicidio— lo que ha levantado ámpula entre algunas mujeres que ven en la propuesta de Botellita una apología de la violencia. Como si al denunciar de manera jocosa y satírica el hecho, se estuviera enalteciendo el crimen. Al hacer una lectura literal, y por lo tanto limitada, de la letra de la canción, la han condenado tildándola de machista y de propagar esquemas patriarcales rancios, incapaces ellas de asimilar el sentido paródico de la propuesta, que busca imitar y burlarse de la narrativa de los medios de nota roja, como cuando hace uso de imágenes brutales y formas gramaticales —por ejemplo, el uso de pronombres enclíticos a final de los verbos: siguióla, golpeóla, tiróla, pateóla, pególa, matóla, violóla— muy en el estilo de redacción de esas publicaciones alarmistas que pretendiendo pasar por un lenguaje pericial, terminaba por ser afectado y grandilocuente. Por lo demás se olvidan de que la canción es una sátira escrita en los años ochenta del siglo pasado, en un contexto de época que no es el actual. Una propuesta lúdica y crítica a su manera, a la que pretenden aplicar un “filtro epistemológico” que no le corresponde.
Me pregunto cómo juzgarían esas mismas mujeres que descalifican la letra de esta canción, un cuadro como Unos cuantos piquetitos de Frida Kahlo (1935), donde se expone el cuerpo desnudo de una mujer, lacerado por múltiples puñaladas, ultrajado por un hombre que sonríe y aún tiene el puñal en la mano, en un estilo de retablo o exvoto en los que se agradece a la Virgen o a los santos su intervención milagrosa. Al parecer Frida recreó una noticia de la nota roja de la época: un hombre que asesinó a su mujer de veinte puñaladas y que al ser interrogado por la autoridad afirmó con sarcasmo que sólo le había dado “unos cuantos piquetitos”. Entonces, al ver la frase del feminicida en un listón sostenido por un par de delicadas palomas cual si se tratara de un mensaje de amor, lo mismo que el uso generoso de pintura roja en la imagen y en el marco como si la sangre se saliera del cuadro, ¿serían incapaces de asimilar el sentido de ironía del romanticismo de las aves (una blanca y una negra, como de ying-yang) y la invitación lúdico-crítica de Kahlo para aludir a través del contraste y el exceso una realidad horribilísima? ¿Pensarían que su propuesta creativa banaliza o hace apología de un hecho condenable? ¿Que por situarlo en un formato religioso-popular, como es el estilo del exvoto, estaría sacralizando un acto criminal? ¿O más bien que, a través de la parodia y la ironía, está develando resortes ocultos que sostienen la cruel puesta en escena de un asesinato y en particular de un feminicidio en los años treinta?
La risa de las ángeles
Todo este episodio sobre cómo debemos utilizar las herramientas deconstructoras de la risa y sus variantes críticas, me recordó un capítulo de la novela El libro de la risa y el olvido (1979) de Milan Kundera, en el que se habla de la risa del diablo y la risa de los ángeles. Transcribo un fragmento:
SOBRE LAS DOS RISAS
Los que conciben al diablo como partidario del mal y al ángel como combatiente del bien, aceptan la demagogia de los ángeles. La cuestión es evidentemente más compleja.
Los ángeles no son partidarios del bien, sino de la creación divina. El diablo es, por el contrario, aquel que le niega al mundo toda significación racional.
La dominación del mundo, como se sabe, es compartida por ángeles y diablos. Sin embargo, el bien del mundo no requiere que los ángeles lleven ventaja sobre los diablos (como creía yo de niño), sino que los poderes de ambos estén más o menos equilibrados. Si hay en el mundo demasiado sentido indiscutible (el gobierno de los ángeles), el hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde completamente su sentido (el gobierno de los diablos), tampoco se puede vivir en él.
Las cosas, repentinamente privadas del sentido que se les supone, del lugar que tienen asignado en el pretendido orden del mundo, provocan nuestra risa. La risa pertenece pues, originalmente, al diablo. Hay en ella algo de malicia (las cosas resultan diferentes de lo que pretendían ser), pero también algo de alivio bienhechor (las cosas son más ligeras de lo que parecen, nos permiten vivir más libremente, dejan de oprimirnos con su austera severidad).
Cuando el ángel oyó por primera vez la risa del diablo, quedó estupefacto. Aquello ocurrió durante algún festín, estaba lleno de gente y todos se fueron sumando, uno tras otro, a la risa del diablo que era fantásticamente contagiosa. El ángel comprendía con claridad que esa risa iba dirigida contra Dios y contra la dignidad de su obra. Sabía que debía reaccionar pronto, de una manera o de otra, pero se sentía débil e indefenso. Como no era capaz de inventar nada por sí mismo, imitó a su adversario. Abriendo la boca emitió un sonido entrecortado, brusco, en un tono de voz muy alto, pero dándole un sentido contrario. Mientras que la risa del diablo indicaba lo absurdo de las cosas, el grito del ángel, al revés, aspiraba a regocijarse de que en el mundo todo estuviese tan sabiamente ordenado, tan bien pensado y fuese bello, bueno y pleno de sentido.
Así, el ángel y el diablo, frente a frente, con la boca abierta, producían más o menos los mismos sonidos, expresando cada uno, en su clamor, cosas absolutamente opuestas. Y el diablo, mirando reír al ángel, reía más aún, mejor y más francamente, porque el ángel que reía resultaba infinitamente ridículo.
Una risa que hace reír es el desastre…
En su novela, el autor checo habla de mecanismos perversos del poder para abolir la memoria individual y colectiva. También de cómo la risa de los ángeles busca instaurar una dictadura del bien y del olvido. Claro, se está refiriendo a Checoslovaquia y a países del anterior bloque socialista, en el periodo que va de 1948 a finales de los años setenta. Pero me surge la inquietud, ¿qué tan lejos estamos de la intentona de un sueño totalitario neopuritano, que rechaza el placer y el goce, cuando se nos señala sobre lo que debemos ejercer las armas críticas de la risa y sobre lo que no, cuando se espera que las propuestas artísticas descarten el sentido del humor, la parodia, la exageración, la ironía, formas todas de la risa rebelde y trepidatoria del diablo —o de las verdaderas diablesas—? El sueño de la razón produce monstruos, dice un grabado de Goya. Al parecer, los ángeles también sueñan y como que ríen… La risa de los ángeles —o más precisamente de las ángeles—, que claman pureza y anulación de las estrategias liberadoras y corrosivas del sentido del humor, puede ser monstruosa y terrorífica.
No, no… qué espanto. Mejor decirles: Bo-te-lli-ta de Je-rez: todo lo que digas será al revés.
Ana V. Clavel es escritora e investigadora. Ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991 por su obra Amorosos de Atar y el Premio de Novela Corta Juan Rulfo 2005 de Radio Francia Internacional, por su obra Las violetas son flores del deseo (2007). Es autora de Territorio Lolita, Ensayo sobre las ninfas (2017), El amor es hambre (2015), El dibujante de sombras (2009) y Las ninfas a veces sonríen (2013) entre otros. Su Twitter es @anaclavel99
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Posted: April 17, 2019 at 10:48 pm
Tremendo y muy profundo e interesantísimo ensayo. Ya Marta Lamas, en un sentido ligeramente distinto, había percibido el surgimiento de una “ola puritana”, quizá por influencia estadounidense, en cierta ala del feminismo mexicano, especialmente en las diversas plataformas de MeToo en México. Por lo pronto, el Diablo dejó de reír. Supongo que cuando realmente se dejen oír todas las voces y no sólo las angelicales, él y todos podremos volver a reír.
Al contrario, en la ficticia biblia Satán es el ente que más aboga por la razón.
El personaje que invita a cuestionarse sobre las acciones y decisiones de toda cosa o todo ente.
Es el ser rebelde y disidente, que la iglesia católica lo ha convertido en malvado, cuando en realidad es la entidad con más libre albedrío, en todo el cuento de la biblia.
Sobre el asunto de Vega. Se le recordara cómo presunto culpable, por haberse suicidado y no enfrentar el juicio penal.
Quién sabe si antes tenia depresión severa y esa acusación fue la mejor excusa para matarse o le temía a ser encarcelado y recordado como violador.
Ni para qué leer a Gramsci, he aquí el mayor ejemplo del intelectual orgánico. Tanto conocimiento empleado en defender y perpetuar el status quo.
Muy buen articulo!
Gracias por ofrecer un grato momento de lectura y juicio, en fin a reír como el diablo y disfrutar de la vida.
“Ojo al diablo no le doy genero”
¡buen día!