Trumbo(s)
Jaime Perales Contreras
En la década de 1940 Dalton Trumbo fue el guionista mejor pagado y más famoso de Hollywood. Gran parte de su obra se cristalizó en brillantes y memorables películas como The Brave One (1956), de Irving Rapper; Éxodo (1960), de Otto Premminger; Espartaco (1960), dirigida por Stanley Kubrick; Papillon (1973), de Franklin Shafner y, probablemente, una de las películas más aterradoras sobre los efectos de la guerra, Johnny got his Gun (1971), basada en la novela del propio Trumbo y dirigida por él mismo cinco años antes de que falleciera en 1976.
El reciente filme Trumbo (2015), dirigido por Jay Roach y protagonizado por Bryan Cranston, el actor de la popular serie Breaking Bad, es un sugerente retrato de la vida de este guionista, novelista, director de cine y nutrido escritor epistolar.
Además de la biografía Dalton Trumbo, de Bruce Cook, la película está basada en parte en el documental del mismo nombre Trumbo (2007), dirigido por Peter Askin, y en la obra de teatro escrita por su hijo Christopher Trumbo.
Tanto el docudrama de Roach como el documental de Askin se complementan para darnos una perspectiva favorable sobre este personaje. Ambos coinciden en narrar la historia de este autor y los problemas de censura que padeció durante la época del macartismo en los Estados Unidos.
Las dos películas plantean no sólo la necesidad de defender la libertad de expresión en un país en un momento de la historia de los Estados Unidos como fue el macartismo, sino que son dos ensayos fílmicos que formulan el papel del escritor en la sociedad y su obligación ética de proteger su autonomía intelectual contra los abusos del poder.
En una de sus cartas, Trumbo comenta sobre la época: “si le das a escoger a la gente entre comida para sus hijos, vivienda y vestido, a cambio de su libertad de expresión, optarán por la comida y la vivienda: la libertad de expresión se vuelve un lujo por el cual pocos luchan”.
En sus buenos años (1934- 1945), Trumbo publicó tres novelas (Eclipse, The Remarkable Andrew y Johnny got his Gun), escribió aproximadamente 20 guiones para el cine y fue nominado a un Oscar. Este fue uno de los periodos de mayor productividad en la vida del escritor, hasta que fue acusado de pertenecer al Partido Comunista y de haber cometido desacato ante el Comité de Actividades Antipatriotas Estadounidenses –House Comitte of UN- American Activities (HUAC)–, el cual se encargó de investigar posibles actividades sediciosas en Hollywood.
Como el filme de Roach señala, Trumbo fue acusado al negar declararse miembro del partido comunista y fue condenado a un año de prisión (1950- 1951). Tras cumplir su condena, se enfrentó al total desempleo debido a que se encontraba en lo que se denominó como la lista negra. Aquellas personas de Hollywood que aparecían en ella se les negó trabajo.
Según el testimonio de su hija, Dalton Trumbo era una persona descuidada, no ahorrativa, y cuando se le negó completamente acceso a cualquier actividad laboral, empezó a vivir en gran pobreza.
Algo que nos dice el documental de Askin, y que omite el docudrama de Roach, es que, forzado por el desempleo, Trumbo vivió dos años en México, donde escribió varios guiones
Debido a su frágil situación económica, Trumbo tomó la decisión no sólo de reducir sustancialmente su salario como guionista sino de escribir bajo 13 seudónimos. A su vez, confesó que en los primeros 18 meses de su nueva vida, escribió 12 guiones que normalmente le tomarían 4 a 6 años redactar debido a la urgencia de ganar dinero.
La película de Roach y el documental de Askin coinciden en aludir al filme The Brave one (1956). Dalton Trumbo escribió el guión de la película bajo el seudónimo de Robert Rich, el cual ganó el Oscar bajo la categoría de mejor guión. Trumbo no podía revelar que él era el autor y nadie en esa época fue a recoger el Oscar. Al siguiente día, cinco personas que compartían el nombre de Robert Rich intentaron reclamarlo sin éxito. Por primera vez, en 29 años de haber sido fundada la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, se registró semejante incidente.
En una de las líneas del filme de Roach, Trumbo afirmaba enojado que no tenía amigos, simplemente aliados y adversarios. Entre sus aliados, la película retrata a Frank King (John Goodman), coproductor de King Brothers Productions. King le dio la oportunidad de redactar varios guiones de películas tipo B; el director austriaco Otto Preminger (Christian Berker), quien permitió que el nombre de Dalton Trumbo apareciese en los créditos de Éxodo y Kirk Douglas (Dean O´Gorman), el actor que estableció el contacto para que Trumbo escribiera Espartaco.
Entre los adversarios se encuentra la pintoresca Heda Hooper, la actriz y columnista de chismes de Los Angeles Times (Helen Mirren), quien se encargó por un tiempo a nombrar en sus notas y artículos a los sospechosos de ser comunistas y que apoyó de manera enfática al Comitè de Actividades Antipatriotas Estadounidenses.
Bryan Cranston fue nominado al Oscar como mejor actor y la película recibió generalmente buenos comentarios. Sin embargo, el filme de Jay Roach también tuvo numerosos críticos.
Algunos afirmaron que la cinta de Roach distorsiona la realidad y pontifica la figura de Dalton Trumbo convirtiéndolo en un mártir de la Primera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. Para otros, la cinta simplifica el contexto del personaje: Trumbo era más radical políticamente de lo que el filme presenta, hasta considerarlo como un ardiente defensor del estalinismo en su época.
El documental de Askin, sobre ese tema entrevista a Walter Bernstein, guionista de The Front (1976) (una deliciosa comedia política protagonizada por Woody Allen que también trata sobre el macartismo y Hollywood), quien afirmaba fundamentalmente que todos los denominados radicales comunistas de la época, en verdad, compartían la postura de ser buenos liberales en los Estados Unidos.
En las críticas al filme de Jay Roach también se le acusa de no aclarar que las investigaciones anticomunistas realizadas por el Comité de Actividades Antipatriotas Estadounidenses no involucraban al senador McCarthy. En realidad, según el crítico de cine Godfried Cheshire, Joseph McCarthy no persiguió a la gente relacionada con la industria del cine, ni tampoco el Comité de Actividades Antipatriotas Estadounidenses, sino que los propios estudios de Hollywood crearon la lista negra después de que se dieron las audiencias realizadas por el Comité en 1947.
Cheshire, a su vez, no comparte las ideas de los filmes que simplifican al Partido Comunista Estadounidense, que se ve como un escueto partido político, sino “como un instrumento que legitimaba una tiranía extranjera ultra asesina”. Dalton Trumbo se unió al Partido Comunista en 1943, cuando los Estados Unidos y la ex Unión Soviética eran aliados. Sin embargo, Cheshire se queja de que el filme de Roach no contempló ninguna de las actividades de Trumbo cuando fue miembro de dicho partido. El docudrama de Roach inicia en 1947 cuando Trumbo era rico y exitoso como guionista.
La película de Roach no explica tampoco por qué todos los miembros de Los diez de Hollywood (diez miembros de la industria fílmica sospechosos de actividades subversivas, en el que se incluía a Dalton Trumbo), fueron a la cárcel invocando como defensa la primera enmienda a la Constitución de Estados Unidos y no la quinta, la cual, de acuerdo a Cheshire, les hubiera evitado ir a prisión. El docudrama Trumbo de Jay Roach, según Cheshire, no es más que un filme realizado por encargo que proporciona una visión superficial del tema.
La cinta de Roach, en cierta forma, tuvo críticas similares al filme de Milos Forman, The People vs. Larry Flynt (1996), en el que se acusó también al director checo de edulcorar la figura de Flynt, fundador de la revista Hustler, y de mitificar al magnate de la industria pornográfica como un héroe combativo defensor de la libertad de expresión y pasar por alto sus comentarios denigratorios hacia la mujer.
¿Trumbo fue acaso simplemente un héroe defensor de la libertad de expresión? La película de Roach y el documental de Askin aseguran esta postura. En este caso, Trumbo es amparado en ambas cintas como un rebelde decidido a seguir con su misma calidad de vida y defender, a pesar de todo, sus convicciones políticas.
La cinta Trumbo conduce a interrogarnos, de alguna manera, sobre la supuesta neutralidad que debería de tener un docudrama sobre un personaje específico. Directores como el propio Milos Forman, entre otros, argumentan que la realidad en un filme tiene que simplificarse para abordar a un personaje. La neutralidad en el docudrama, e incluso en los documentales, es imposible. Hay una postura favorable o contraria hacia un tema y precisamente esta es una de las principales críticas, injusta o no, que se le hace a la cinta de Jay Roach.
En 1960, el nombre de Dalton Trumbo apareció en Éxodo y Espartaco y, con ello, según el docudrama de Jay Roach, simbólicamente terminó la lista negra.
Seis años antes de su muerte, Trumbo recibió el premio Writers Guild of America (gremio de escritores de los Estados Unidos). En su discurso, presentado en el filme de Roach, comentó que la época de la lista negra fue una época maligna, en que nadie de la comunidad de escritores salió ileso.
Trumbo recibió su Oscar por The Brave One en 1975. Murió un año después, a la edad de 70 años.
Jaime Perales. Escritor, ensayista y comunicador. Trabajó durante doce años en la Organización de Estados Americanos (OEA), en la sede en Washington, D.C., en las áreas de Democracia y Seguridad humanitaria. Su trabajo de investigación ha abordado diferentes aspectos de la obra de Octavio Paz y de las revistas Plural y Vuelta. Entre sus distinciones, ha obtenido la John William Fulbright Scholarship, la beca del Consejo Británico y la del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Posted: August 9, 2016 at 11:28 pm