Un Rimbaud, un Wittgenstein, un Duchamp: Ulises Carrión
Tanya Huntington
¿Cuál es la relevancia de Ulises Carrión para la poesía mexicana contemporánea? Diría primero que tenemos que indagar sobre quién fue el “desconocido más famoso de México”, como lo llama su amiga y colega Martha Hellion. Porque en efecto, lo que predomina con respecto a este artista multidisciplinario es el desconocimiento.
I. Ulises Carrión es un escritor que publicó dos colecciones de cuentos en Joaquín Mortiz y Era –ni más ni menos– y decidió abandonar no sólo la escritura narrativa formal, sino la lectura también. De allí que lo describe Federico Campbell en el obituario que publicó en La Jornada como un Rimbaud, un Wittgenstein, un Duchamp.
2. Se declaraba en contra de la industrialización de la producción de libros, pero aun así lo estamos elogiando dentro de este contexto, la feria del Palacio de Minería, que seguramente hubiera abominado.
3. Tenemos el privilegio nosotros de haber nacido con un pie en una época (la prolongación del romanticismo, digamos) y el otro en la edad digital. Eso significa que podemos aprovechar los conocimientos y las doctrinas de la época anterior. A partir de lo cual tenemos varias opciones: podemos rechazar refunfuñando todo lo nuevo, eligiendo la tradición sedimentaria sobre la invención; podemos aplicar nuestra experiencia a los nuevos sistemas y estrategias, dándole otra vuelta de tuerca a nuestra herencia; o podemos romper con el pasado por completo, pero a sabiendas de lo que fue. Lo cual no es lo mismo que prescindir de ella por ignorancia.
4. Durante el ocaso del romanticismo que vivíamos antes de que se encendiera el interruptor del internet, había grupos internacionales de creadores que navegaban bajo diversas banderas, desde el futurismo hasta el Fluxxus. Rechazando la industria del arte, formaron cofradías a distancia que resultaron íntimas. Más afines al concretismo brasileño que a la serigrafía de Warhol, jugaban con el letrismo y hacían libros de artista, pero de una manera que exaltaba siempre lo único, lo momentáneo, lo diverso. La acción sobre la repetición. Lo interdisciplinario como un desafío a la fábrica.
5. Ulises Carrión, nacido en San Andrés Tuxtla en 1941, fue condenado por nivel onomástico a navegar otras aguas que las mexicanas. En su narrativa –antes de que la abandonara– se percibe un hastío de lo mexicano que tiene que ver con el movimiento estudiantil de los tardíos sesenta y tempranos setenta, pero también con su hambre cultural: alguno que otro personaje suyo se refiere a lo provinciano que resulta vivir en un país sin Picasso. Mas a diferencia del Ulises de Homero, después de emprender su periplo hacia Inglaterra y Holanda, no volvería a vivir en México –Carrión elige el destierro. Pero seguiría en el abandono sucesivo de una larga serie de obsesiones: primero, de los libros a favor de las letras; luego, de las letras a favor del video; luego, del video a favor de la música –y no de Brahms, sino de grupos como los Panchos, cuya letra melosamente romántica le remitía a su niñez.
6. Volviendo al romanticismo. Uno de los rasgos que lo definen como época es la explosión que hubo junto con la Revolución Industrial del folletismo y de los medios. El cartero se vuelve entonces una figura importante de la vida cotidiana. Sacrificando el concepto de una obra propia o personal como meta, Ulises Carrión se convierte en el Cartero único del Erratic Art Mail International System, una alternativa a los correos nacionales que se comprometía a entregar los envíos dentro de tres años o devolver el material. A diferencia de Ferdinand Cheval, quien siendo un cartero se dedicaba secretamente al surrealismo, Ulises Carrión, un vanguardista, se dedicó a ser un cartero. Además de distribuir obras ajenas, se dedicaba a almacenarlas en su estudio –que era más bien un archivo llamado Other Books and So. Aunque murió joven, en el 1989, antes de que internet redefiniera nuestra forma de relacionarnos; aunque no pudo ni meter los dedos de un pie dentro de las aguas digitales, su enfoque en la distribución y en la comunicación por encima del arte individual lo establecen sin lugar a dudas como un precursor importante de nuestra época y nuestro arte. Los adjetivos que lo definían son los mismos que nos siguen definiendo a nosotros.
7. Yo nunca conocí a Ulises Carrión. Y es más, sabía muy poco de él antes de que me pidieran que me uniera a esta mesa. Como soy de esas matadas a quienes les encantan las tareas –y entre más sisíficas, mejor– me puse a investigar. Y tuve la fortuna de poder encontrar a alguien que sí lo conoció muy bien. Martha Hellion, una artista infatigable, se mantiene fiel a un pacto que sostuvo con su amigo de resguardar cada quien la obra del otro en caso de que uno muriera. Lo que hoy les he expresado son ideas que se colaron por el filtro de su conocimiento directo de Ulises y su obra, o del catálogo de la retrospectiva que ella misma organizó. Martha cuenta que la primera obra de performance de Ulises fue realizada en su pueblo natal de San Andrés, donde las calles empedradas confluían cuesta abajo hacia un solo punto para facilitar el desagüe durante la temporada de lluvias. Ulises montó una presa formada con grandes bolsas cafetaleras para crear un pequeño lago, luego convocó a la comunidad a participar en una competencia generalizada de barcos de papel. Poco a poco, todos (particularmente los niños) dejaron sus quehaceres para poder participar, hasta que el pequeño lago se volvió un pequeño puerto, un refugio para la efímera creatividad de esas naves. Me gustaría pensar que muchos habrán utilizado las hojas de periódico recicladas como materia prima, integrando así la letra con la forma visual en una obra colectiva que era, además, cinética. Quiero dejarles, pues, con esa imagen, que muestra la manera en que un artista como Ulises Carrión, sin importar su edad o lugar de origen, puede transformar la realidad cotidiana, aunque sea durante un día.
Tanya Huntington is a contributing writer at Literal. Follow her on Twitter at @TanyaHuntington.
Posted: May 9, 2012 at 5:10 pm