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La bestia está herida

La bestia está herida

Sergio Negrete Cárdenas

El INE… Una institución que había convalidado terribles fraudes electorales, empezando por los que le habían arrebatado el triunfo en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012. ¿La clara victoria de 2018? No se la debía al INE, sino al pueblo que había arrollado con sus votos a la mafia del poder.

Nada enoja más a Andrés Manuel López Obrador que el rechazo popular. Un mesiánico se cree adorado por el pueblo, el faro que ilumina el camino de los simple mortales que idolatran hasta el suelo que pisa. No puede soportar la evidencia de que ese amor al que se considera acreedor no existe, sino todo lo contrario. Estalla en furia cuando comprueba que su palabra no es considerada como algo prácticamente divino, y acatada sin rechistar.

 

Ya las elecciones federales de 2021 le trajeron un golpe brutal. Su bastión particular, la Ciudad de México, prácticamente se dividió en dos, con una de las partes abandonando a Morena. A esto se agregó el ridículo de dos consultas que al parecer el tabasqueño esperaba fuesen contundentes a su favor gracias a los votos del Pueblo Bueno: juzgar a los expresidentes de la República y ser “ratificado” en forma decisiva en el cargo, sentirse de nuevo elegido, como en 2018, por una masa delirante. Probablemente soñó que ante tal reclamo popular de “que siga AMLO” podría presentar a las Cámaras un cambio constitucional que le permitiera buscar la reelección inmediata en 2024.

 

Terreno abonado por largo tiempo

Ahora se añaden las marchas multitudinarias que tuvieron lugar el 13 de noviembre en 51 ciudades del país, aparte de algunas en el extranjero, en apoyo al Instituto Nacional Electoral, en rechazo directo a su propuesta de Reforma Electoral. Por años estuvo machacando en que el INE era un organismo caro, con gastos suntuarios y ofensivos para su austeridad republicana y, horror, funcionarios que habían rechazado bajarse el sueldo para seguir su ejemplo. Esto, además, de una institución que había convalidado terribles fraudes electorales, empezando por los que le habían arrebatado el triunfo en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012. ¿La clara victoria de 2018? No se la debía al INE, sino al pueblo que había arrollado con sus votos a la mafia del poder.

 

Un terreno sembrado y abonado al estilo del inquilino de Palacio Nacional: buscando sembrar el odio hacia la institución y sus principales funcionarios, encabezados por Lorenzo Córdova. Todo estaba armado para proponer la desaparición del INE, de paso sustituyendo a todos los consejeros actuales. Algo similar a lo hecho en 2007, en que sus protestas sobre la elección del año anterior llevaron a que el Congreso destituyera (también con el pretexto de cambiar el mecanismo de designación) a seis de los consejeros del entonces IFE, sobre todo al Consejero Presidente, Luis Carlos Ugalde. Fue una venganza en toda regla en contra de aquellos que habían arbitrado la elección.

 

Se trataba ahora de repetir el número, pero en mayor escala, con la clásica trampa de la demagogia obradorista: nada de complicados mecanismos meritocráticos para designar a los consejeros y a los magistrados electorales, sino por medio de una votación: el pueblo bueno y sabio eligiendo entre una lista confeccionada entre los tres Poderes de la Unión.

La bestia herida ha optado por buscar mostrar su superioridad en el mismo terreno, que para él es lo natural. Una vez más, muestra su pasión por el mitote callejero, esa sensación de estar en campaña. No busca cosechar un triunfo gobernando con eficacia y honradez, porque eso le es imposible. Busca de nuevo una de sus armas favoritas: el micrófono, y lavar el agravio popular con un baño masivo de pueblo en el Zócalo capitalino sin reparar en gastos.

Y ahí estaba la trampa: sería una lista de 60 candidatos, con 20 de ellos designados directamente por López Obrador. Otros 20 por el Congreso con la votación de dos terceras partes, esto es, con muchos propuestos por Morena, y los otros 20 con la votación de ocho Ministros de la Suprema Corte de Justicia, esto es, con votos de integrantes subordinados a AMLO. Una democracia, sí, pero dirigida con un conjunto de dedazos. Fue una de las muchas razones por las que cientos de miles en todo el país, salieron a marchar contra la iniciativa y porque no se toque al INE.

 

Triste cumpleaños, Señor Presidente

Las calles de ciudades de la República llenas de personas repudiando la propuesta obradorista, aparte en ese día que tanto aman los megalómanos: su cumpleaños. Además, plazas, avenidas y calles, ese territorio que AMLO considera únicamente suyo, que por años llenó a placer gracias a todo lo que podía comprar con esos sobres llenos de efectivo y que se utilizaban, como ya lo ha tenido que aceptar públicamente, para fortalecer al “movimiento”. La ofensa era brutal.

 

La bestia herida ha optado por buscar mostrar su superioridad en el mismo terreno, que para él es lo natural. Una vez más, muestra su pasión por el mitote callejero, esa sensación de estar en campaña. No busca cosechar un triunfo gobernando con eficacia y honradez, porque eso le es imposible. Busca de nuevo una de sus armas favoritas: el micrófono, y lavar el agravio popular con un baño masivo de pueblo en el Zócalo capitalino sin reparar en gastos. Si no lo hizo en el pasado como opositor, menos ahora en que controla el presupuesto federal a placer. Como cualquier animal lastimado, regresa al refugio en el que se siente tranquilo para lamerse las heridas.

 

Al ejercicio diario de egolatría que es la conferencia mañanera, ahora quiere micrófono y reflectores rodeado por la masa, sus aplausos y vítores, con esa sensación de que la ciudadanía lo ama y lo arropa con su cariño. Por supuesto es lo que tendrá, porque lo puede pagar. Podrá presumir, ante México y el mundo, su impresionante victoria sobre los odiosos conservadores que no se atrevieron a llegar al Zócalo. No ayudará en nada al país semejante derroche, excepto para cerrar la profunda herida abierta en el orgullo del megalómano.

 

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: November 17, 2022 at 10:40 am

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