AMLO y 2024: el terror

Ha polarizado a los mexicanos en grado extremo no solo por sus creencias políticas, sino hasta por su clase social y color de piel. Ha sembrado odio y no puede esperar cosechar tranquilidad a menos que siga detentando un poder considerable por medio de un tercero (o tercera).

El Presidente de México es un demagogo autoritario que llegó a Palacio Nacional con la piel de oveja del demócrata. Fue un asalto a las urnas que eventualmente, en el tercer intento, tuvo éxito. Por supuesto que Andrés Manuel López Obrador cree en los votos, pero solo cuando estos le favorecen. Cuando gana, el pueblo triunfa; cuando pierde, hubo fraude. Es el guion que ha mantenido inalterado por 35 años. Encabezando el Poder Ejecutivo, y con el Poder Legislativo a sus órdenes, hace mucho que se quitó la careta. Ha sido congruente en su autoritarismo, ya sin pretensiones de democracia o institucionalidad. Sus propias palabras pintan al tabasqueño: “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. Esto del hombre que puso su mano sobre la Constitución y juró solemnemente cumplirla y hacerla cumplir.

¿Qué puede esperarse ante tal descaro y cinismo? Lo que sea, porque es un individuo que no conoce límites legales o institucionales. Más si se agrega el fundamental elemento del mesiánico: la soberbia del que se siente llamado para encabezar, designado por el pueblo, una transformación histórica. No solo es par de Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero y Cárdenas sino, en cierta forma, superior a ellos, porque su transformación ocurre en la paz, no como resultado de una guerra de independencia, de defensa del país ante el extranjero o civil (esta última conocida como Revolución).

El ansiado refrendo

En 2024 está en juego para López Obrador absolutamente todo. En un plano histórico, la continuación de su obra, el refrendo por parte del pueblo de que la cuarta transformación debe continuar bajo la persona que designó (el dedazo mal disfrazado de encuestas). Igual de relevante, la protección a su persona y familia, la garantía que no se investigará esa fortuna que ha acumulado por medio de su parentela y aliados. Incluso, que se le protegerá en caso de que el gobierno de Estados Unidos lo requiera un día como investigado en torno a su pasividad ante, o posible complicidad con, el crimen organizado. Cuba es un posible refugio que al parecer prepara por si acaso es necesario huir del país, pero su ideal es vivir en la hacienda de Palenque mientras finge que necesita su pensión del ISSSTE. Mantener inalterada esa farsa de la honradez aunque engañe a muy pocos en tanto disfruta de su dinero y la enorme influencia que mantendría gracias a la lealtad de quien le suceda.

Está su obra, fortuna y hasta libertad, y la de sus hijos, en juego. Él mismo abrió la caja de pandora al plantear el enjuiciamiento a expresidentes. Ha polarizado a los mexicanos en grado extremo no solo por sus creencias políticas, sino hasta por su clase social y color de piel. Ha sembrado odio y no puede esperar cosechar tranquilidad a menos que siga detentando un poder considerable por medio de un tercero (o tercera).

Como gato panza arriba

Por lo que peleará la elección de 2024 como gato panza arriba, como una bestia herida que no puede permitir que la acorralen. Ya le quedó claro que puede perder en una elección limpia. Por ello hará hasta lo imposible para que Morena gane a la buena o a la mala, barrenando instituciones, amedrentando opositores, tratando de controlar o al menos influir sobre las autoridades electorales, buscando hacer fraude por todos los medios posibles, incluyendo la compra masiva de votos con sus programas sociales. Si pierde, desconocerá el resultado de la elección y gritará fraude, rehusándose a entregar la banda presidencial a quien gane.

En otras palabras, lo que ya hizo en 2006 y lo que está haciendo en 2023. La mayor ironía es que engrandeció la posible candidatura de Xóchitl Gálvez, catapultándola con fuerza desde la nada. El dizque gran estratega, la persona a quien se presenta como un taimado político con un sólido instinto, no ha hecho más que perder los estribos y, siguiendo su costumbre, violar la ley. Una continuación magnificada de los ataques a Norma Piña, la Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Un Presidente crecientemente fuera de control mientras que contempla sus sueños guajiros y elefantes blancos chocar contra la realidad. Pemex es un desastre productivo y financiero, Dos Bocas un costoso fiasco, lo mismo que el Tren Maya y el AIFA. Preside el gobierno más corrupto del México moderno mientras que el sistema de salud se colapsa, a años luz de Dinamarca.

Faltan 10 meses para la elección y 14 para que entregue el poder. Lo único que puede esperarse es que pierda más el control, que ataque a sus adversarios con mayor salvajismo, que haga lo que en otro mandatario sería impensable. López Obrador no conoce o reconoce leyes o límites, de la misma forma en que desconoce la decencia y la empatía. El sociópata que gobierna México, a quien no le importaron los muertos en la pandemia ni aquellos que fallecen por falta de medicamentos o tratamientos, no le interesa el daño humano y social que pueda causar al país con tal de salirse con la suya. Las acciones de hoy son solo el principio, los primeros pasos hacia el objetivo de mantener el poder. Que nadie se llame a engaño: el próximo año será de terror.

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: July 25, 2023 at 8:12 pm