Hablar sin derecho al lenguaje
José de María Romero Barea
Las inauditas reflexiones del lingüista y poeta Mario Montalbetti (Callao, 1953) hacen que el comentario de texto parezca un pasatiempo lúdico, esencialmente parafraseable, nunca del todo abstruso, donde “el poema es una operación sobre el lenguaje (…) solamente habla de las palabras y las frases del lenguaje”. En su ensayo El pensamiento del poema (Kriller71 ediciones, 2020), el escritor hispanoamericano cataliza las reflexiones del filósofo, dramaturgo y novelista francés Alain Badiou (Rabat, 1937), entre otras, las dedicadas al poder disciplinario del capitalismo cultural (“Genérico es un término que nos es delimitable por un predicado de la lengua debido a un exceso de determinaciones”) o la biopolítica de la lírica (“Si lo que toda multiplicidad tiene en común con cualquier otra es una sola cosa, a saber, el conjunto vacío, ¿es el poema, entonces, la fabricación de un nombre nuevo para ese vacío?”).
Inherente al texto, el impulso deconstruccionista del poeta de Epiciclos (2018) destripa lo que hasta ahora era escrupulosamente imparcial. “El problema con el poema para Badiou”, argumenta, “no es que no exprese verdades, sino que las expresa de tal forma que son verdades indecibles”. Redunda Montalbetti en el mandamiento posestructuralista de pensar lo imposible. Contracultural, muestra la socrática hiperconciencia del que no sabe nada, salvo que “todo se realiza al interior del lenguaje”. Duda mientras reclama las certezas del enajenado. En la era de la autoexpresión obligatoria, cultiva las gemelas herejías de secreto y silencio, para “forzar el encuentro con lo innombrable (…) evitando en lo posible, al intentarlo, la destrucción completa del lenguaje”. Opresivo, se encuentra en la personificación resonante del panóptico, es el recluso entre reclusos, observado por el único ojo que vigila.
Al eludir teorías, calla en todos los idiomas, en todos ellos nos dice lo que no es posible expresar, salvo que esté en la mente o el corazón del que habla, “la función esencial del lenguaje clausurado por el significado único (…) la de esconder todas las aparentes deficiencias del lenguaje no clausurado”. Al eludir clichés, denuncia las (des)estructuras (y restricciones) de la idea alienante. Se niega a confesarse en público, elude anatematizado, “es la sustracción sintáctica del poema”, apostilla, “la que tiene alguna posibilidad de hacer visible, al forzarla, la innombrabilidad de la sintaxis”. Tuitea, luego existe. Insiste en la idea del erudito de la Escuela Normal Superior de París de que la literatura es una actividad estrictamente privada, acostumbrados, como estamos, a consumir de forma compulsiva. Para redimirnos, exige confianza ciega en “aquello que no se puede nombrar (…) la sintaxis puesta en vacío”.
Ingobernable, (“Para Badiou el poema se despoja de materia semántica sólo para que la filosofía se la restituya”), surge desconectada la exégesis del pensador de Sentido y ceguera del poema (2018), insurgente y legible, seguidora del dictum derridiano de no considerar nada fuera del texto, nada, añadimos, salvo el impulso edípico de derrocar la necesidad de rehacerse a la luz de lo indiferente o incluso hostil. Defiende el peruano “hablar como el caballo que come avena, sin derecho al lenguaje”, antepone la conciencia que lucha por aferrarse a sí misma, un producto, cómo no, del idioma o, mejor, de su capacidad para confundir a sus usuarios. Neoliberal a fuerza de seductor, en lugar de decir no, Montalbetti se aferra a la afirmación de que “sólo es posible decir algo que ofrece sentido pero que no produce saber”. En vez de negarnos con decálogos, nos reafirma con disciplinas.
José de María Romero Barea es profesor, poeta, periodista, narrador y traductor. Twitter: @JdMRomeroBarea
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Posted: March 14, 2021 at 6:00 pm