Essay
Jean Meyer: ochenta años, ochenta libros 
COLUMN/COLUMNA

Jean Meyer: ochenta años, ochenta libros 

Adolfo Castañón

A la memoria de los dos maestros mexicanos de Jean Meyer:
Luis González y González y Rafael Segovia

 

En ochenta años, Jean Meyer Barth ha publicado ochenta libros. No es cuestión de longevidad ni de establecer marcas. De hecho, el itinerario intelectual de Jean Meyer difícilmente podría definirse en términos de competencia por más que una obra como La Cristiada (1973) con sus tres tomos sea uno de los libros más sólidos y necesarios publicados en México en la segunda mitad del siglo XX.

Historiador singular, también es geógrafo, periodista, investigador, maestro y editor…. En el primer aspecto, se ha especializado en la historia de México; en particular, en la historia del movimiento religioso y político aludido y, desde luego, en el de la historia de la Revolución Mexicana. En esa amplia investigación se debe incluir su libro sobre El Sinarquismo, el Cardenismo y la Iglesia (2003). También ha incursionado en la historia regional (la de Nayarit) y en la de personajes de la región como el guerrillero y caudillo del siglo XIX Manuel Lozada. A través de los testimonios directos de los soldados y participantes en La Intervención, ha historiado el periodo de la Invasión Francesa en Yo, el francés (2002). Asimismo, hizo suya la historia de la Independencia de México y de Miguel Hidalgo en la novela Los tambores de Calderón (1810-1811) (1993). También documentó el proceso de independencia en Nayarit en la novela A la voz del rey (1989), saludada con entusiasmo por Álvaro Mutis y Jean-Marie Gustave Le Clézio. Dice Mutis: “El rigor histórico que respalda a cada paso lo narrado por Meyer le da al libro un peso, una densidad que lo hace una obra indispensable desde ahora para cualquier lector de Hispanoamérica y de enorme interés para los lectores del resto del mundo”. A su vez, J-M Le Clézio expresó sobre esta obra: “Un libro en el que se oye de veras hablar a la gente… Es un libro que hace creer en lo increíble” (1989).

Como un contrapeso a este probado interés en la historia de México, escrita por un francés que renunció a su nacionalidad para asumir la mexicana, Meyer ha desarrollado una exploración sistemática de la historia de Rusia, desde los tiempos remotos hasta la actualidad en libros como Rusia y sus imperios (1997) o la compilación de artículos en torno a la Perestroika. Historia comparada, historia bipolar, las de estos dos países le han sido a Meyer de no poca utilidad conceptual para afinar un método transatlántico de análisis histórico. La fábula del crimen ritual. El antisemitismo europeo (1880- 1914) (2012) ocupa un lugar clave en su obra junto con La Gran Controversia. Las iglesias católica y ortodoxa de los orígenes a nuestros días, publicado en 2005 y reeditado en 2014. Se trata de un vasto fresco histórico que inicia con el Emperador Constantino y concluye en con la muerte de Juan Pablo II y la elección del Cardenal Ratzinger como Benedicto XVI en 2005. Una historia paralela de las dos Europas dividas por la misma cruz. Modestamente, Meyer declara al final del libro algo que podría aplicarse al conjunto de su obra: “El universitario del siglo XII latino se veía como un enano trepado sobre los hombros de unos gigantes. En mi caso, mi libro se monta sobre un cerro de trabajos anteriores”.

Lo ha guiado en esta empresa “la estrella polar de la inalcanzable objetividad, sin perderla de vista”. Es la estrella de la concordia enraizada en la “metanoia” la que guía esta y todas las obras de Jean Meyer.[1] Como editor, armó Egohistorias. El amor a Clío (1993) con entrevistas a Antonio Alatorre, Luis González, Miguel León Portilla, Alfredo López Austin, Edmundo O’Gorman, Octavio Paz, Luis Villoro y Silvio Savala. Ahí se advierte su necesidad de llevar a la vivificante práctica las herramientas de un maestro como Georges Duby. A su talento como arquitecto editorial se deben los 85 número de la revista de historia internacional Istor que en la entrega correspondiente al verano de 2021 se dedica significativamente a la “Nueva historia de Rusia”, número coordinado por la historiadora Hanna Deikun.

Hijo de historiador, Jean Meyer supo dedicar al autor de sus días un libro ejemplar donde podemos escuchar tanto la voz del padre como vislumbrar el proceso formativo del hijo: Le livre de mon père ou une suite européenne (2014).

“De raza le viene al galgo”, dice un dicho popular. Jean es hijo de André Meyer, historiador francés discípulo de Marc Bloch. Se formó en la Sorbona y no es ajeno a las enseñanzas de Henri Marrou ni de Ferdinand Braudel. Podría decirse sin exagerar que en él renace el espíritu analítico e historiográfico de la escuela de Los Anales.

Soy amigo de Meyer desde hace años. Heredé su amistad de Louis Panabière (1935-1995) con quien a mediados de la década de 1970 fundó en Perpiñán el Centro de Estudios Mexicanos junto con Jacques Issorel, Daniel Meyran y Bernard Leblon. Compartimos la devoción por Michel de Montaigne y sus ensayos.

He leído algunos de sus libros. Cada semana, desde hace años, leo, recorto y a veces le comento sus colaboraciones en el periódico El Universal. Le propuse hace algún tiempo reunir las entregas tituladas “Cajón de sastre” con que cierra cada número de Istor, la revista de historia internacional editada por el CIDE, fundada por él y actualmente dirigida por el escritor y editor David Miklos. Esos “Cajones de sastre” son un índice revelador de la variedad y amplitud de lecturas e intereses de Meyer que se remontan a las edades prehistóricas, abarcan las historias sociales y políticas de las ciudades y los imperios, documentan la destrucción y la devastación de la memoria a lo largo de la historia, registran las guerras y masacres, el tráfico y venta de seres humanos y de obras de arte a lo largo de la historia, toman nota de los detalles minúsculos que están alrededor de los grandes cambios y transformaciones, entre un caudal innumerable de datos y factores. Para ordenar esa indócil materia se me ocurrió diseñar un juego pertinente de índices, cuya exposición puntual no viene aquí al caso hacer. Lo que sí quisiera recalcar es la amplitud y generosidad comprehensiva del redactor de esas notas preciosas que aparecen al final de cada número de Istor.

Me interesa recordar al lector que Istor, como reza el epígrafe de la revista, es:

“‘Palabra del griego antiguo y más exactamente del jónico’. Nombre de agente, istor, ‘el que sabe’, el experto, el testigo, de donde proviene el verbo ‘istoreo’, ‘tratar de saber e informarse’ y la palabra istoria, búsqueda, averiguación, ‘historia’. ‘Así nos colocamos bajo la invocación del primer istor: Herodoto de Halicarnaso’”.

 

Al ponerse al amparo de esa figura ejemplar, el historiador adelanta una suerte de juramento hipocrático comprometido, en primer lugar, con la verdad y la posibilidad de verdad, con la investigación y la libertad de investigar. Desde ese ángulo no puede extrañar su compromiso actual como fundador de la División de Historia del CIDE con los estudiantes opuestos al nombramiento de un director no idóneo.

Al ponerse al amparo de esa figura ejemplar, el historiador adelanta una suerte de juramento hipocrático comprometido, en primer lugar, con la verdad y la posibilidad de verdad, con la investigación y la libertad de investigar. Desde ese ángulo no puede extrañar su compromiso actual como fundador de la División de Historia del CIDE con los estudiantes opuestos al nombramiento de un director no idóneo.

En una entrevista publicada con motivo de sus 80 años, Jean Meyer recordaba la imagen regia, vista en la infancia de “un grabado del Rey Enrique IV gateando con un niño en su espalda, que era su hijo Luis”.[2] Al pensar en el significado de esa imagen, no sólo recordé el libro El arte de ser abuelo (1877) de Victor Hugo sino el sentido profundo que conlleva el hecho de que la infancia y los niños, la poesía sean, dentro y fuera de la ciudad, los verdaderos domadores del saber y del poder. Tanto Jean Meyer como sus hijos y sus nietos, sus discípulos lo saben bien….

Los niños y la infancia han estado presentes a lo largo de la historia y de la prehistoria, como prueban los apuntes redactados por Jean Meyer en diversos números de la sección “Cajón de sastre” y que aquí transcribo para conmemorar con este kindergarten histórico y prehistórico los 80 años de Jean Meyer Barth, miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia y honorario de la Academia Mexicana de la Lengua.

 

* * *

 

Algunas referencias a los niños en “Cajón de sastre” de la revista Istor transcritas por Jean Meyer[3]

 

2.1

París, 19 de abril del año dos mil

Se acabó el misterio, pero quienes creen en el mito no perderán la fe. El niño que murió en 1795, después de un largo y solitario cautiverio, sí era el hijo de Luis XVI y de María Antonieta. El análisis genético del corazón del niño de diez años, muerto oficialmente de tuberculosis, en la siniestra Torre del Templo, resuelve el enigma de Luis XVII. Se han publicado más de 500 libros sobre su posible evasión y sobre los que afirmaron ser Luis XVII o su descendiente. Apuesto a que la ciencia no podrá con el mito.

 

18.4

En 1845, François Raspail, vulgarizador de medicina y revolucionario, publica su Manual Annuel de la Santé, libro del cual transcribimos algunas frases dedicadas al “Onanismo”: “Causas. Invasión de los órganos genitales del adulto y de los niños chicos principalmente por ascárides vermiculares, cuyas cosquillas hacen nacer, antes de la edad o de la necesidad, unos deseos que agotan y lanzan al niño en extravíos que degradan el estado anímico y embrutecen el físico. Las pobres criaturas, llevadas por el prurito a un rascar que parece deber librarles de la causa de tal desorden, contraen entonces costumbres que se volverán fatales cuando llegue el momento en que la naturaleza reclamará sus derechos.

“Mediación: polvo del alcanfor aplicado […] cigarro de alcanfor […] esparcir el polvo en la cama. Hace más de cuatro años que no dejamos públicamente de invitar a los padres, a los maestros en los internados, a la autoridad administrativa, de adoptar para los niños el uso de los trajes de natación con alcanfor […] ¡Ah! Pero los padres sólo piensan en la mesa y el baile, mientras que sus niños duermen o no duermen”.

 

25.9

En 1719 la canícula mató en Francia no a 15 mil ancianos, como en 2003, sino a 450 mil infantes y niños, víctimas de la gastroenteritis; en 1706 y en 1747, el mismo fenómeno provocó cada vez 200 mil muertos, ante la indiferencia general.

28.1

Hallan en Etiopía un esqueleto de 3.3 millones de antigüedad. Se trata del esqueleto fósil de una niña de tres años de edad, de la especia Australopitecus afarensis. La “niña de Dikida” andaba como los humanos, pero también se colgaba de los árboles (Nature, septiembre de 2006).

29.1

Un equipo internacional dirigido por el etíope Zeresenay Alemseged (Max Planck Institut, Leipzig) descubrió en 2006, en el valle de Awash, Etiopía, los restos magníficamente conservados de un niño de tres años, probablemente de sexo femenino. Se trata de un homínido de la especie Australopithecus afarensis, de 3.3 millones de años, o sea 100 mil años anterior a la famosa Lucy, descubierta en 1974. (Le Monde, 22 de septiembre de 2006).

32.21

“Beslan, una mentira de Estado”, dice el documental de Samuel Loret y Antoine Roux (Francia, septiembre de 2007), a tres años de la toma de una escuela por un comando terrorista chechenio en la ciudad de Beslán, en la pequeña república rusa de Osetia del Norte. Más de mil rehenes. Al tercer día, el asalto por las fuerzas rusas, uno de cada tres niños murió carbonizado.

46.7

Paleontología otra vez. El análisis genético de la falange y del diente de la niña de la cueva Denisova, en el Altaï siberiano, complica nuestra genealogía (Nature, 23 de diciembre de 2010). Vivió hace más de 50 mil años y pertenecía a otra familia humana, de la cual se encuentran escasas huellas genéticas tan solo entre los actuales habitantes de Papuasia y Nueva Guyinea. No es ni neandertalis, ni sapiens, ni tampoco floriensis. Es el resultado del trabajo del equipo del Instituto Max Planck de antropología evolutiva en Leipzig, el mismo que demostró que el hombre de Neandertal nos legó 2.5 por ciento de su adn (con excepción de las poblaciones al Sur del Sahara). La niña aquella se sitúa sobre un ramo hermano de los neandertales, por lo tanto los investigadores, si bien hablan de “denisovianos”, no se atreven a decir que es una nueva especie.

46.13

En el caso del panteón mencionado de la ensenada Santa Margarita, encontraron 300 cuerpos de hombres, mujeres y niños (una tercera parte). Olivier Dufour, experto en paleopatología que ha trabajado con restos humanos que datan de la Edad Media hasta las fosas comunes de las guerras de Napoleón, declara: “Con esta población, nos encontramos en un registro atípico. Me impresiona el sufrimiento marcado en los cuerpos por enfermedades y labores extenuantes. Casi todos tienen menos de 30 años y se puede pensar que el 100 por ciento tenía tuberculosis”.

47.3

La revista Science del 24 de febrero de 2011 informa del descubrimiento de un niño incinerado, hace 11,500 años, por paleo-indios de Alaska. Uno de los primeros sitios de ocupación humana en América del Norte ha sido encontrado cerca de la antigua Beringhia, en el centro de Alaska, en el valle del río Tanana. El sitio se llama upper Sun River (traducción del nombre Xaasaa Na, en lengua athabaska).

55.4

Un sílex tallado de unos tres centímetros, lo que fue quizá una tosca hoja de cuchillo. Encontrado en el sitio famoso de Atapuerca, Burgos, España, en julio de 2013, revela la presencia de homínidos hace 1.4 millones de años. Puede ser la herramienta más antigua de Europa: También se encontró el omóplato de un niño de hace 800,000 años (El País, 25 de julio de 2013, p. 23.).

58.13

Les pouponnières de IIIe Reich (Francia, 2013), documental de Romain Icard sobre los criaderos de la raza aria. Entre 1935 y 1945, unos veintidós mil niños fueron engendrados en el programa Lebensborn de mejoramiento de la raza, según los cánones de belleza nazi. Es una adaptación del estudio de Boris Thiolay Lebensborn, la fabrique des enfants parfaits (Flamamarion).

59.11

Morir por la patria: de la escuela a las trincheras, documental de Jerôme Lambert y Philippe Picard (Francia, 2014), sobre la enseñanza de un patriotismo agresivo a los niños franceses, entre 1871 y 1914. El culto a los niños héroes, los niños soldados de la Revolución Frances, Agricol Viala y Joseph Bara.

71.3

Pierre Riché, en su L’Enseignememt au Moyen Age (París, cnrs, 2016), prolonga sus investigaciones sobre la alta Edad Media con el estudio de las transformaciones de las estructuras escolares y de las materias enseñadas entre el siglo v y el xiii. Sin olvidar a los niños escolarizados en las abadías benedictinas: los niños eran considerados como tales, y no como futuros adultos. Se desarrolló una literatura pedagógica para los jóvenes de las escuelas urbanas que se preparaban a entrar en la justicia, la administración o el comercio. Una mirada nueva, alejada de muchos prejuicios.

71.26

Ashbal, documental de Thomas Dandols y F.X. Trégan sobre los muchachos perdidos del califato; testimonios poco frecuentes de antiguos “leoncitos” y de sus familiares: niños formados desde los cuatro años para hacerse explotar o matar presos. Terrible.

79.5

“Biberones de hace 3000 años”. Miguel Ángel Criado cuenta en El País del 26 de septiembre de 2019, que vasijas con restos de leche animal muestran el adelanto del destete en las primeras sociedades urbanas en la Edad de Bronce. Se encontraron tres vasijas en Baviera en tumbas de niños de muy corta edad. En una fotografía se ve un bebé probando una reconstrucción fiel de una de las mamilas.

80.13

Jeunesses hitlériennes. L’endoctrinement d’une nation (2017), documental de David Korn-Brozoza y Magda Boebbels, la première dame du III Reich (2017), documental de Antoine Vitkine.

Ambos documentales prestan la ideología como el opio del pueblo (alemán). En 1939, nueve millones de jóvenes se encontraban en la Hitlerjugend, versión nazi del movimiento scout. El autor entrevistó a muchos sobrevivientes que subrayan la capacidad de seducción de la HJ; uno de ellos, Salomón Perel, niño arrestado por los nazis, logró convencerlos de que era un huérfano alemán; la HJ lo sedujo al grado de “que olvidé que era judío”.

En cuanto a Magda Goebbels, en su juventud compartió las ideas sionistas de su amante Viktor Haim Arlozoroff, antes de ser fascinada por los discursos de Hitler y de Goebbels.

84.7

“La chica que mascó chicle hace 6,000 años”. Miguel Ángel Criado, en El País del 18 de diciembre de 2019, sintetiza el estudio publicado la víspera en que permiten retratar a la niña que los investigadores llaman Lola (de Dinamarca).

 

Notas

[1] Jean Meyer, La gran controversia. Las iglesias católica y ortodoxa de los orígenes a nuestros días Tusquets Editores, México, 2014. Edición revisada, prólogo inédito, 551 pp.

[2] “Espero la gracia de morir en la raya, con alumnos y en la investigación”. Jean Meyer. El Universal, sábado 5 de febrero de 2022. “Cultura”, p. A31.

[3] Los números se refieren a las entregas de la revista.

 

Adolfo Castañón. Poeta, traductor y ensayista. Es autor de más de 30 volúmenes. Los más recientes de ellos son Tránsito de Octavio Paz (2014) y Por el país de Montaigne (2015), ambos publicados por El Colegio de México. Premio Xavier Villaurrutia 2008, Premio Alfonso Reyes 2018 y Premio Nacional de Artes y Literatura 2020. Creador Emérito perteneciente al SNCA. Twitter: @avecesprosa

 

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Posted: February 7, 2022 at 9:53 pm

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