Los azares y sus versos: La literatura en español de los Estados Unidos
Marco Picos Rentería
Getting your Trinity Audio player ready...
|
[S]aber que pertenecemos por la lengua a un
mundo más vasto, rico y hondo que el cotidiano,
nos ayuda a soportar con un poco de entereza los
descalabros.
Octavio Paz, Poesía e historia
En 2025 la producción literaria escrita en castellano en los Estados Unidos es difícil de cuantificar en absolutos, aunque su presencia se hace notar. Lo anterior no es extraño en un lugar donde el español es más que un segundo idioma, es un lugar habitable y habitado en la república de la cultura en los estados y territorios norteamericanos. Este último año no es que se hayan producido más artefactos literarios, sino que han surgido eventos que han ayudado a visibilizarlos gracias a las redes sociales y distintos organismos que ahora valoran y exponen dichos textos escritos en español sin mayor distinción de géneros literarios.
No es motivo aquí hacer distinción alguna entre la cultura popular y la conocida y pretenciosa highbrow culture, o cultura intelectual. De hecho, como se sabe, la televisión en EE.UU. ha venido dominando la atención del consumo ‘cultural’ de la masa hispanohablante, seguido por la radio que combinan la farándula, música y la tradición del pan y circo muchas veces propuestas nacientes del grupo Televisa perpetuada en las señales de Univisión, Telemundo y sus distintos clones televisivos. ¿Dónde se gesta entonces el acercamiento a la tradición de la lectura? ¿Cómo se cultivan los lectores y mentes a las que pretendemos acercarnos para encender la chispa primera de la lectura en castellano? Acaso son los clubes de lectura, las escuelas descentralizadas norteamericanas o quizás en las familias que promulgan la lectura tanto del Quijote como la herencia literaria post-rulfiana, sin olvidar a las voces más recientes a estas fechas.
En Estados Unidos, en las aulas universitarias, algunas veces preparatorias interesadas en cursos a de colocación avanzada o Advanced Placement (AP), dan principal objetivo seguir un canon literario muchas veces impuesto por largas listas de lecturas. Las listas cubren muchas veces los textos clásicos del Medioevo español y en paralelo se inicia una lista de lectura latinoamericana con aproximaciones a la literatura colonial llegando a literaturas del siglo XX resaltando las letras del Boom y algunas olas literarias llegando hasta el Crack o McOndo pero hasta ahí. Habrá programas más arriesgados que van más allá y estudian textos publicados exaltando autores posteriores al efecto Bolaño tratando de distanciarse del estruendo literario y comercial, epicentro en el Boom del siglo pasado.
Hace poco pude visitar una zona de la gesta literaria que pocas veces procuro, la feria del libro. Bajo el título de La Feria del libro en Chicago el pasado mayo se celebró en la Universidad de Chicago la sexta edición de dicho evento. La sede principal fue el edificio Ida Noyes Hall, justo frente de la Capilla Rockefeller, una estructura gótica que opaca a los edificios a su alrededor. La organización de la feria no puede dejarse por un lado pues la editorial de El BeiSmAn no mostró otra cosa sino pulcritud al momento de organizar las distintas mesas de diálogo y exposición. No podría nombrar a todos los invitados, ni siquiera resaltar a aquellos que expusieron sus textos pues a esa labor la dejo en deuda para futuros comentarios. Entre los asistentes de la feria se encontraban Santiago Vaquera-Vásquez, Sylvia Aguilar Zelény, Rose Mary Salum, Oswaldo Estrada, Legna Rodríguez Iglesias, Marelys Valencia, Brenda Navarro, Pedro Poitevin, Garcilaso Pumar, Miriam Damaris Maldonado, Maya Piña, Isadoro Saturno, Mariana Graciano, entre muchos otros que no me alcanza la página para nombrarlos a todos. Menciono lo anterior para mostrar una instantánea de lo que se vive en el ámbito literario en el último año de gobierno de Joe Biden. Tras la compra de varios libros, son apenas tres autores que me gustaría resaltar ya que tuve el placer de escuchar la lectura de muchos de sus textos que algunos merecen ser leídos, habitados incluso.
El primer texto que me gustaría resaltar lo edita la editorial Bokeh Press y lo publica en 2023 bajo el título Santuario de narcisos en ayunas que como un texto aparece con su traducción sin perder demasiado la musicalidad con el título Sanctuary of Fasting Daffodils. Marelys Valencia (Matanzas, 1970) divide su poemario en dos secciones, el primero que titula “La solemnidad del oráculo: la infancia” donde aparecen treinta y dos poemas pareados con sus traducciones. El título acertado, dedicado a una infancia. Un poema que merece leerse de dicha sección es el que ella titula “Los pupitres de madera”
la pizarra es verde, cementada. la tiza corre feliz como los
niños en el receso, tragando el pan de ayer y el polvo agitado
por el viento.
¿qué es la propiedad social? –pregunta la maestra.
Armaguedón –susurras.
una fotografía del líder te mira y esquivas los ojos. aprietas
los labios para que la melodía religiosa del abuelo no escape
(es un eco en tu cabeza y sa-bes-que-no-pue-des-can-tar-
la-fren-te-a-o-tros). En cualquier momento tus ojos pueden
encontrarse con los del líder.
Entonces ruegas porque la maestra no te vea llorar.
No es difícil pensar en el “Recuerdo infantil” de Antonio Machado y ver la temática del colegio y su monotonía. No obstante, en el poema de Marelys Valencia abre con un verde de pizarra acompañada con una tiza, personificada cual si gozara de su niñez. Esa felicidad es resaltada en el poema donde la tiza aunada a la enseñanza a pesar de la mala y pobre nutrición del pan, símbolo sagrado, aunque sea un “pan de ayer.” La imagen del viento que pasea el polvo cierra la primera parte del poema dando una imagen bíblica, similar al tropo del pan. Los primeros versos son una serie de sensaciones agridulces, la felicidad y nostalgia, aunque exista una mancha tenue y un sinsabor. Los siguientes versos van más cargados de una crítica velada, pero existente. Se dice dulcemente, pero el susurro indica una sensación a lo privado, a la poca expresividad ante la oficialidad del maestro y la permanencia que somete la ‘propiedad social’. La música y el abuelo aparecen con una autocensura que resalta al poner en cursiva los ‘o-tros’. Existe un desdén o frustración hacia al líder que no puede vociferarse, pero existe, está ahí, en la mente de la voz poética. El poema, como si fuera un daguerrotipo, muestra una niñez con un silencio que hace brotar las lágrimas inocentes de la infancia.
En el Santuario de narcisos el anterior no el único poema que resalta, pero es un poema que marca el tono de otros en la colección. Aunque la temática comienza en la infancia, nada de infantil tiene su lenguaje. El cuidado de la palabra cavila en esos primeros años formativos, instintivos, pero da un aprendizaje y andamiaje mismo que establece la base del ser adulto.
Otro libro que quiero resaltar es eXpuestXs: a lo experimental (2024), editado por om ulloa y Maya Piña (El BeiSmAn, 2024). Siguiendo la línea de ‘lo experimental’ muy retirado de los pasos de avance de Filippo Tommaso Marinetti y su Futurismo, se publica este texto evitando llamarlo antología, e incluso se quiere romper con la tradición, pero la continuidad literaria persiste. Entre los que aparecen en el poemario están Román Luján, Isidoro Saturno, Legna Rodríguez Iglesia, Giancarlo Huapaya, Pedro Poitevin, entre muchos otros. Algo de notar es la tipografía, poco tradicional que se aleja del lugar común del mainstream literario. Muchos textos son acompañados no solo por esta excéntrica tipografía, sino con varios collages que resaltan a través de las páginas.
Entre sus páginas aparece un poema de Legna Rodríguez que llama la atención comenzando por su título, “Cundiamor”. El tema, un azar (quizás concurrente como decía Lezama) y su poesía ecos con la de Marelys Valencia pues en esos versos aparece el tema escolar: ‘la tiza y la acuarela’, un verso que articula la belleza del salón de clase, verso que atrapa el recuerdo. La aproximación de una hipérbole del ‘texto’ cae en un juego y exageración del trabajo como fuera aquella ‘monotonía’ del “Recuerdo infantil” de Machado.
Cundiamor
Escribía, también, en los papeles
sanitarios, del baño de la escuela.
Escribía con tiza y acuarela,
con carbón y saliva. Redondeles,
hematomas, espacios, oropeles
de texto sobre texto sobre texto.
Me robaba los rollos. Era un gesto,
medio efímero, medio indiferente.
Orinaba tranquila pero urgente.
Escribía sin luz ni presupuesto.
En el poema de Legna Rodríguez escribir es un acto de ir a contrapelo, puesto a que desde el principio del poema presenta ‘los papeles de sanitarios’ que no es usual como tropo, así Legna se atreve sin tapujo alguno. No obstante, en cualquier otro caso esto sería una majadería, el elemento infantil lo convierte como cuando un crío dice su primera grosería, se le perdona por la gracia y por el aprendizaje del uso de la perorata. Si bien el poema de Marelys Valencia es una especie de daguerrotipo, el de Legna Rodríguez es una polaroid que ya aparenta envejecimiento de varios lustros, nada de demeritar el eco temático entre ambas poetas cubanas.
Pues ya que el azar es parte de este texto, vayamos un poco más allá. En la feria conocí a Kolin Jordan, representante de la editorial 7 vientos. Entre los libros que trajo a la feria se encontraba un zine de treinta páginas que lleva el título de El Terror (2018), texto de Rey Andújar. El zine se presenta como parte del libro Saturniano, aunque en esta versión El Terror aparece dividido en tres partes. La alusión al teatro es clara, tres capítulos como si fuera una obra que se teje en tres ejes, el primero ya mencionado, lo teatral; el segundo, en la presencia de la música como parte importante del texto; el tercero, en la relación a la infancia. Andújar, al crear sus personajes, el narrador tiene muy presente sus referencias literarias, como un breve tributo a Almodóvar e incluso hay un deje rulfiano, pero se olvida del más presente de todos, el de Andrés Caicedo con el cual comparte un adn literario difícil de negar, quizás parte de ese azar concurrente del que hablaba Lezama.
En el texto de Andújar aparece un primer personaje difícil de ignorar, pues para llamar nuestras coincidencias dicho personaje se llama Legna, una joven que se pasea por Nueva York como pasea cocaína para seguir la arritmia de la ciudad. La coincidencia, pues no es solo el nombre que comparte con la poeta cubana, sino Legna, el personaje de Andújar se asemeja a la Siempreviva de Caicedo, especialmente en la rumba, las drogas y la presencia de la música. En El Terror aparece el narrador que vuelve a Santo Domingo de Nueva York, lleva consigo una resistencia que es exaltada por los tres tipos que lo golpean por su travestismo, mismo que deja de hacer después de la golpiza. Ese rechazo de valores de nuestra américa es similar al que aparece en la novela de Caicedo, al rechazar a lo norteamericano o gringo.
Si bien este texto de Rey Andújar es breve, provee lo que promete, el terror de volver a las raíces que desconocen el cambio del yo, el cambio que uno tiene al migrar al norte. Aparte de muchos versos camuflados, cierra el zine con una frase que hace eco con este texto: “las coincidencias no se acaban, de ellas se alimenta este juego”.
En los tres textos anteriores no solamente se resaltan hilos conductores entre ellos, sino que se establece relación a otros, una continuidad a la tradición literaria viva y creciente en los Estados Unidos. Muchos otros textos tienen un tema principal que es el de la migración. En una presentación magistral en El Paso, Texas, el escritor nicaragüense mencionó la frase ‘respirar por la herida’ al referirse a su escritura y a su país. Asimismo, muchos de los escritores en la Feria del libro de Chicago respiran por esa herida reinsertándose en la tradición literaria del castellano y sus literaturas. Por muchos años a esta literatura se le ha bautizado con muchos nombres, yo por mi parte simplemente me refiero a ella como Literatura en español de los Estados Unidos que espero crezca un interés en ella y que siga más allá del imaginario de las fronteras literarias.
MARCOS PICO RENTERÍA (México, 1981). Aduana Vieja publicó en 2022 su libro de relatos Mosh Pit. El autor es profesor asistente de español en Defense Language Institute en Monterey, California. Entre sus libros se encuentra Nueve délficos. Ensayos sobre Lezama (Ed. 2014). Varios de sus textos han aparecido en revistas literarias y académicas, y también en antologías como Alebrije de palabras (2013), Pelota Jara (2014) y Testigos de Ausencias (2018). Actualmente dirige la revista literaria Contrapuntos y la editorial Digitus Indie Publishers.
©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.
Las opiniones expresadas por nuestros colaboradores y columnistas son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de esta revista ni de sus editores, aunque sí refrendamos y respaldamos su derecho a expresarlas en toda su pluralidad. / Our contributors and columnists are solely responsible for the opinions expressed here, which do not necessarily reflect the point of view of this magazine or its editors. However, we do reaffirm and support their right to voice said opinions with full plurality.
Posted: January 26, 2025 at 9:38 pm