Mi íntima multitud (dos poemas)
Gioconda Belli
HUELLAS
Pronto me marcharé a selvas de humo y concreto
andaré calles de ciudades hostiles
mi nombre sonará a otro nombre
mi rostro parecerá otro rostro
Por eso aquí, esta tarde
así quiero quedarme
viendo desde lo alto mi rebaño de volcanes azules
dejando que el paisaje se me crezca por dentro
que el lago se me instale en los pulmones
que las nubes se expandan en mi sangre
que me nazcan volcanes en mis ojos
que esta visión de mito y epopeya
alimente los ríos interiores
con los que me sostendré
cuando abra la distancia su profunda tierra.
EL SIROCO
Ábrete Sésamo
Ábrete la blusa Salomé.
Este viento cálido
evoca tiendas de beduinos en el desierto
danzas de vientre
senos altos y filosos
como cuchillos
en la mirada de los hombres.
Desde el desierto del Mojave
se deja venir el Siroco
migrando hacia el mar en la tarde.
Ya no hay donde esconderse
Del aire que lame los dientes
y levanta un alarido de papeles
—gaviotas efímeras que se desploman
sobre la madera del piso—
No basta que el día haga mutis por el centro
del atardecer.
Hasta la lámpara del escritorio refulge agresiva
Mientras entierra los dientes blancos en mi rodilla.
De nada sirve el largo baño
el cabello chorreado
el leve traje.
El desierto ha ocupado mis fosas nasales
y en el esternón me crecen dunas y cactos.
Posted: April 1, 2012 at 8:34 pm