Plaza Luis Cabrera
Óscar de Pablo
PLAZA LUIS CABRERA
Desde su antigua noche, todas las plantas
duermen: vela sólo el sopor,
cocodrilo sonámbulo bajo el flujo del cobre,
su pesadez transcurre,
nutre la oscura tierra con su pulso de aceite:
frescor, noche pulverizada en chispas
diminutas.
Pero las cosas todas que aquí somos,
las cosas y sus ecos, somos también
la plaza: este silencio nuevo hecho de agua,
los niños empapados, la tubería salobre y sus
follajes
internos, el sexo como un rostro en las ventanas,
la anciana que se pudre
con sus medias de nylon desvaídas
y la fuente,
donde yace un relámpago tirado.
MARCHA
Dejen juntarse las respiraciones, dejen
que se oscurezca el cielo detrás de la parvada,
oigan cómo el latir del pavimento, a sucesión de
pasos
en este solo término, en esta una misma grieta
menor
de la calle Madero,
se la lleva consigo, hace fluir la grieta con los
pasos
bajo el cielo en común de pasos anegado,
hasta llegar al centro. Los pasos y los pasos: ellos
buscan su tacto en el tambor del polvo.
He fijado el oído en un punto concreto,
en un solo resquicio debajo del torrente
y lo siento avanzar: nada tiene de absurdo.
Dejen andar la calle revuelta entre los pasos,
déjenla entrar al Zócalo cantando.
MATERIALISMO ERÓTICO
Aunque apenas ahora lo comprenda, vivir
fue siempre esto: la horizontalidad terráquea del
abrazo,
el tacto innumerable, la caricia,
el olor de la albahaca y del tiempo concentrado
en su cuello,
y ese goce irresuelto que no acaba. Ante el cálido
roce
de esa piel, de esa mano, nadie podrá hablar mal
de la materia. Nadie
podrá decir, mirándola a los ojos, que la belleza
física
es superflua. Nadie podrá decir
que fuera de estas sábanas
exista Dios o nada
parecido.
Posted: April 6, 2012 at 7:48 pm