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Irán será la próxima crisis internacional

Irán será la próxima crisis internacional

Donald E. Nuechterlein

Traducción de Rose Mary Salum

Hace 16 años, George W. Bush, se concentró en los asuntos internos de su país, especialmente en la reducción de impuestos, pero  no le dio prioridad a la política exterior de Estados Unidos. En su momento, Bill Clinton le advirtió que Al Qaeda planeaba más ataques terroristas en Afganistán y Oriente Medio. Al poco tiempo, el 11 de septiembre, las torres gemelas de Nueva York se derrumbaron y el Pentágono fue severamente dañado por un avión secuestrado por Al Qaeda.

Ahora nos encontramos con otro presidente, Donald Trump, quien ha puesto su atención en el tema del seguro médico y la reforma fiscal. Pero a diferencia del 2001, su administración se está preparando para la guerra.

Por el momento existen tres conflictos internacionales que se han vuelto muy visibles. El primero es Corea del Norte, cuyas amenazas de comenzar un conflicto bélico han  alarmado a Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. El segundo se refiere a Rusia, cuyas incursiones militares en el este de Ucrania y la región báltica han forzado a la OTAN a responder.  El tercer conflicto es Irán, ya que pretende extender su influencia a través de Oriente Medio socavando regímenes árabes e imponiendo gobiernos que tienen una relación de amistad con Teherán.

Un enfrentamiento militar en el noreste de Asia parece menos inminente hoy que hace dos meses, sobretodo después de las amenazas de misiles que Pyongyang realizó contra las bases estadounidenses en Japón. El despliegue de las principales fuerzas navales y aéreas de los Estados Unidos en la región y la presión sobre China para que retuviera su beligerante aliado coreano han enfriado las tensiones.

Del mismo modo, el conflicto armado con Rusia parece menos probable que antes por dos razones específicas: Estados Unidos y la OTAN desplegaron tropas en Polonia y en tres países bálticos para advertirle a Moscú que las tácticas que utilizaba en Crimea y Ucrania Oriental se resolverían a través de la fuerza. Aunque los aviones rusos siguen hostigando a las fuerzas de la OTAN en el Mar Báltico, Moscú recientemente ha tomado medidas para evitar cualquier tipo de  enfrentamiento.

Irán, sin embargo, representa un problema distinto. Y a menos de que Teherán cambie su estrategia, puede desencadenar una confrontación armada con las fuerzas estadounidenses en Irak y el Golfo Pérsico.

La armada americana en Iraq

La Guardia Revolucionaria de Teherán, unidades paramilitares que apoyan a las fuerzas chiítas en el Líbano, Yemen, Siria e Irak, trabajan para socavar a los gobiernos pro-americanos en Arabia Saudita, Kuwait, los países árabes del Golfo y potencialmente Jordania y Egipto. Las fuerzas de la Guardia Revolucionaria no están bajo la autoridad del gobierno electo de Irán en Teherán, sino que informan al líder clerical del país, el Ayatola Khamenei.

Los Estados Unidos mantienen dos bases aéreas y navales muy importantes en el Golfo Pérsico que resultan vitales para el país: una gran instalación de la Marina en Bahrein y una base que pertenece a la Fuerza Aérea en Qatar. Los navíos iraníes continuamente desafían a los buques de guerra estadounidenses en el Golfo, y uno de ellos puede precipitar un choque que podría dar lugar a conflictos armados.

Sin embargo, Iraq, el país vecino, es un punto muy inestable y por lo mismo el más peligroso para el conflicto entre Washington y Teherán. Sobretodo cuando ISIS ha sido expulsado de las principales ciudades donde había mantenido un control absoluto, incluyendo el recién liberado Mosul. Las milicias chiítas iraquíes, respaldadas por las Fuerzas Especiales iraníes, planean llenar el vacío de poder que ha quedado en las áreas liberadas y provocar que Irak caiga bajo el dominio de Teherán. El primer ministro de Bagdad, Haider al-Abadi, quien siempre ha tenido una postura moderada, se encontrará con muy pocas opciones si este fuera el resultado, a menos de que Arabia Saudita y otros estados árabes, apoyen plenamente las acciones de Estados Unidos.

Recientemente, el secretario de Estado Rex Tillerson le expresó a un comité del Congreso que el liderazgo de Irán planea extender “su hegemonía” en el Golfo Pérsico a expensas de Arabia Saudita. “Nuestra política hacia Irán”, dijo, es “disminuir esta hegemonía” y trabajar “para apoyar a aquellos elementos dentro de Irán que conducirían a una transición pacífica de ese gobierno”. Algunos críticos han sugerido que esto es una llamada para un “cambio de régimen” en Teherán.

El secretario de Defensa, James Mattis, un general retirado de la Marina con amplia experiencia en Irak, calificó a Irán como “la influencia más desestabilizadora en Oriente Medio”. La mayoría de los expertos en defensa coinciden en que fue un error para los Estados Unidos retirar sus tropas de Irak en 2012. Washington dio marcha atrás en 2016 y ahora cuenta con 5.000 asesores, instructores y especialistas en inteligencia en Irak. Ellos se encargan de ayudar a los militares iraquíes en su campaña para expulsar a ISIS de las fortalezas que se instalaron a partir  de que Mosul fuera liberado. Mattis cree que se necesitarán más tropas para estabilizar la seguridad de Irak y reducir las posibilidades de que Teherán vaya a ganar en su búsqueda por el control total de la zona.

¿La administración de Trump se está preparando para una acción militar contra Irán? Si su equipo diplomático no logra disuadir a Teherán, no debería descartarse el conflicto armado.

donald-nuechterlein--144x150 Donald Nuechterlein es especialista en temas de la Guerra Fría e imparte cátedra a este respecto en la Universidad de Richmond. Autor de numerosos libros sobre política norteamericana y exterior, sus títulos más recientes son A Cold War Odyssey (1997), America Recommitted: A Superpower Assesses its Role in a Turbulent World (2000), Defiant Superpower: The New American Hegemony (2005).

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Posted: August 15, 2017 at 10:29 pm

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