Essay
Visiones de Hopper

Visiones de Hopper

Gerardo Cárdenas

Sobre Edward Hopper escribió el poeta Mark Strand en el lúcido libro Hopper que los cuadros del pintor estadounidense nos ofrecen un mundo visto como de reojo al pasar, un mundo que vemos pero no nos devuelve la mirada, un mundo que nos invita a construir una narración en cada cuadro.

En Chicago, tengo la fortuna de que uno de los cuadros más conocidos de Hopper, Nighthawks, sea parte de la colección permanente del Art Institute. Puedo ir cuando quiera, a seguir sintiendo el efecto hipnótico de los noctámbulos en permanente congelación, en una mezcla casi onírica de luz y geometrías.

Sobre esa luz, Strand dice que juega el papel de limpiar la escena, tanto interior como exterior de la cafetería. Pero lo más importante es el juego geométrico establecido por el pintor donde, agrega Strand, “el punto de fuga no es nada más donde se encuentran las líneas convergentes, es donde también dejan de ser, el final de cada uno de nuestros viajes individuales”.

Chicago fue también, el año pasado, la sede de una exposición estupenda, llamada America after the Fall: Painting in the 1930s donde se hace una retrospectiva del arte pictórico surgido durante la Gran Depresión de 1929 y que se consolida gracias a los apoyos a la cultura establecidos por el gobierno de Roosevelt.

La exposición nos presentó a Joe Jones, Grant Wood, Georgia O’Keeffe y muchos más, y nos ofrece a Hopper como punto de cierre de ese periodo, y punto de partida del arte moderno estadounidense. Es una exposición donde los cuadros ansían contar la historia de un país en transición.

Pero esas historias no pueden ser directas, al menos no en Hopper. En él, la historia queda implicada, pero no es vidente. Su obra está saturada de sugerencias, apunta Strand. Es decir, Hopper es terreno fértil para la écfrasis – no es casualidad que sea un poeta quien nos presente su obra.

Esa écfrasis, sin embargo, nos apunta a la narrativa. Las historias que sugiere Hopper nos invitan no nada más a pensar en lo que está pasando en el momento mismo pintado por el artista, sino lo que pudo pasar antes o lo que hubiera podido pasar después. Es decir, nos invitan a establecer una continuidad.

Esto viene a cuento por la reciente publicación de In Sunlight or in Shadow: Stories inspired by the paintings of Edward Hopper, una antología de 17 cuentos coordinada por Lawrence Block y que incluye relatos de Joyce Carol Oates, Stephen King, Michael Connelly, Jill D. Block, Jeffery Deaver, y muchos otros.

Todos los cuentos fueron escritos ex profeso para la antología, lo que reafirma su valor, y todos tienen el elemento en común de sugerir historias de género negro o policial. Hopper les ha sugerido a los autores escenas que conllevan un aspecto trágico: un crimen, la posible comisión de un crimen, la planeación de un crimen, o el intento de fuga tras el crimen.

Geometría y luz, de nuevo, operan como agentes generadores en cada una de las historias: los autores imaginan mundos en lo que hay algo más allá de la luz y figuras de la pintura, precisamente lo que subraya Strand. Algo nos fija, incluyendo las miradas de muchos personajes de la pintura, en cosas que están en otro plano, más allá del espacio visual.

No es un ejercicio fácil imaginar historias a partir de las peculiares escenas –algunas de ellas desprovistas de personajes humanos– que plantea Hopper. Y, como toda antología, In Sunlight or in Shadow es dispareja. Algunos de los cuentos están muy bien trazados –los de Oates, King, Connelly, Block, Deaver, inclusive el de Craig Ferguson– en tanto otros sufren de un mal común: la virtual imposibilidad de hacer que los personajes, lugares, y ópticas creadas por Hopper adquieran vida propia fuera del cuadro. La sugerencia planteada por Strand tal vez hubiera quedado mejor como eso, como sugerencia.

Por mucho, el cuento de Joyce Carol Oates, The Woman in the Window, basado en el cuadro Eleven A.M., de 1926, donde una mujer desnuda, sentada en una butaca azul, mira por una ventana hacia una calle, es el mejor. Oates genera una tensión constante con una historia plausible: la de una mujer que, harta de su amante habitual, sigue sin embargo esperando su llegada. En ese cuadro se da un doble juego de luces habitual en Hopper: la luz que parece venir del exterior, del punto más allá de la mirada del personaje, y la luz generada por el cuerpo de la mujer. Apunto que los desnudos de Hopper son luminosos, la piel funciona como su propia fuente de luz.

Sin ser extraordinaria, la antología nos hace una propuesta importante: el misterio de Hopper sigue operando en muchos niveles. Necesario subrayarlo este año que se cumple medio siglo de su fallecimiento.

El reto de llevar a Hopper de la pintura a la poesía a la narrativa queda definido en estas líneas de Strand, con las que cierro: “En las pinturas de Hopper podemos observar las escenas más conocidas y sentir que son esencialmente remotas, aún desconocidas. La gente mira hacia el espacio. Parecen estar en otra parte, perdidas en un secreto que las pinturas no pueden revelar y del que nosotros sólo podemos especular. Es como si fuésemos espectadores de un suceso que no podemos nombrar; sentimos la presencia de lo que está oculto, de lo que seguramente existe pero no es revelado. Al formalizar la privacidad, al darle un espacio donde puede ser atestiguada sin ser violada, las habitaciones de Hopper se convierten en tristes refugios del deseo. Queremos saber más de lo que ocurra en ellas, pero por supuesto no podremos. El silencio que acompaña nuestra mirada parece aumentar. Es perturbador. Pesa en nosotros como la soledad”.

gerardo-cardenas-150x150Gerardo Cárdenas, escritor y periodista mexicano, reside en Chicago. Es autor del volumen de relatos A veces llovía en Chicago (2011), del poemario En el país del silencio (2015) y de la obra de teatro Blind Spot (2014), publicada por Literal Publishing. En 2015 obtuvo el premio Nuevas Voces de Repertorio Español. Es editor de la antología de relato breve en español de Estados Unidos Diáspora, de próxima publicaciónSu poemario Silencio del tiempo fue publicado  por Abismos Editorial. Twitter: @el gerrychicago

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Posted: March 2, 2017 at 12:22 am

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