Poetry
Goodbye & Hello y otros poemas

Goodbye & Hello y otros poemas

Luis Armenta Malpica

Goodbye & Hello

The new children will live for the elders have died
And I wave goodbye to America
And smile hello to the world.
Tim Buckley

Hola al aire, la luna y al enebro.
Al filamento verde que nos conecta con la tierra que elegimos.
Nuestra casa. Nuestra ciudad natal. El último reposo
donde la muerte no tendrá más dominio y ni el tallo se funde.
Al álamo y al roble. Adiós al río, a los cereales
y al insomnio. Adiós al posesivo de él o de ella. A los pronombres
nuestros que están en él y en ti. Hola al corcel
estampado en la chaqueta negra. A la camisa blanca arremangada. Hola
al vino caimán. Adiós al rey lagarto y Dylan Thomas.
Cabalgo, luego existo. En la mano de Dios está
la brújula. Más rápido que veloz, porque siendo más breve
la palabra veloz no tiene el mismo movimiento ni se desliza
igual por los oídos. Tampoco queda firme junto al río
como el árbol del no nos moverán. Mucho menos azul
es el cabello si se agita y sumerge en las aguas celestes
donde se pierde un hijo, hermoso niño, una sobrina, un músico, un cantante. Adiós
a todos esos rápidos del río. Adiós al lobo.
Hola al olvido y a la resignación. Adiós al sida.
A las flores sexuales que nos desbarataron. Hola a la mariposa
prendida en la cabeza de cristal de un alfiler. Hola al vértigo esforzado
del ascenso y descenso del infierno. Al asidero donde trabar el pie
y nos descubra esa dicción sobreviviente a las versiones prosaicas
de los druidas. Más que del hombre, hablamos del idioma
de quien, nacido en Gales, por un exceso de agua (lo dicen los astrólogos)
se murió en Nueva York (según los médicos) por una sobredosis
de alcohol y de morfina.
Adiós, caro papá. Hola, señora, dulce muerte.
Este día que ahora vamos tejiendo en mi casa estremecida
de mar y vino lila, en pobre paz yo canto al bosque giratorio
y bajo el bosque lácteo. Desde estas hojas de árbol
que han de volar, y caen, para que ustedes sepan
lo que yo: un hombre gira en rudo cabalgar mientras el río lo traga
con el mejor amor, el demasiado, el nunca suficiente.
Adiós al himno: las profundas campanas del ahogado.
Hola a la pobre paz que el sol pone en lo oscuro de este campo. Bendecido
de sangre, de árboles genealógicos
nos moverá el amor. Aún se mueve el río
donde aúllo mi derrota. Adiós al hombre
borrascoso, a la mitad que fui. El miope sordomudo
que perdió la razón de la luz en tus ojos. Éste
es el grito. Ya no nos moverán
de sus orillas. Pero la orilla es larga y cubre todo
el mundo. Esta grieta de luz es
el futuro. Si el diluvio
florece
cabalgaremos solos.

Lilac Wine

Las hojas silvestres caen
aturdidas, enfermas
como mi traje negro
inconsolable
la última
vocal violácea
del vino que tomamos
en nuestro propio Chelsea.

Pienso y bebo mucho más
de lo que debería
cuando regreso a casa. Porque regreso
a ti. Y no veo nada claro ese breve futuro
del que hablan los doctores.
Escúchame: no morirás
antes que yo. No puedes
permitirlo.

En este paño lila
conservo los retratos
de las flores, las carátulas
de los primeros discos que me enseñaste a oír. Con la mirada
al pecho y el corazón en trote
sin bridas, sin espuelas, sin trabas
cual se doma la vida.

Escúchame, decías: nos moriremos
jóvenes, pero yo antes que tú.
Tan jóvenes llegamos, y tan juntos
que rompimos las cercas de la casa
y en el jardín pastamos con las flores
que a diario retocabas con el obturador.
Con mi dedo en los labios. Con mi única vocal
violeta entre los lirios.

Escanciamos el vino y escandimos el verso
donde crecía el amor, tímidamente
bajo el sol o la nieve. Ese aullido
que para los doctores era una enfermedad
en ti fue milagroso. El palo de Brasil, la pata
de elefante, nuestras orquídeas blancas
sobreviven a todos los pronósticos.
¡Aleluya! ¡Aleluya!

Al igual que las flores y las fotografías
buscábamos la luz entre nosotros.
Afuera de la puerta
veo caer la lluvia sobre tu funeral
y mojo los zapatos por completo.
Soy demasiado viejo para quitármelos y correr hacia ti.
Estoy bastante miope para ver que no tengo a nadie más
y que tú deberías haber venido.

No es demasiado tarde. El cuarto está vacío, la cama recién hecha
la ventana deja ingresar la lluvia en combustión.
Mi cuerpo gira como en un carrusel y anhela un sueño.
Mi reino por un beso sobre tu hombro.
Todas estas canciones por la sonrisa que duerma y nunca acabe.
Toda mi sangre por ese collar lila
que se cuelga de mi alma
para siempre.

Riders On The Storm

Yo me celebro y canto.
Parece una mentira y es un grito.
Aunque nadie oyó ese aullido, mariposa
aleteando en la garganta.
He visto a los mejores jinetes de mi generación
caer por la tormenta de la música.
En esta casa nacimos. En el mismo hotel Chelsea
descolgamos el mundo y se quedó en el cesto.
Siempre ha existido un asesino sobre la carretera
y no hay razón para no regresar con nuestra gente
y no hay razón para no ser felices.
Porque elijo la Tierra.
Nos dijo Bob que la respuesta está en el viento.
Me dijo Robert que nadie más lo entiende.
La gente trata de ponernos boca abajo.
No necesito esa mierda. Jesucristo no murió
por mis pecados. Sigo viva
sin culpas. Sigo
cantando en la fábrica de orines.
Sigo
siendo una obrera que apoya en el guardafangos
los pies del rock ’n’ roll
rodeada de caballos
caballos
blancos caballos que llegan de todas direcciones
con escarpias de plata en la nariz
en llamas
como el rock
y ruedan como las piedras que suelta esta canción
si giras el tiovivo de tu mente.

Yo lo he visto. He visto a los mejores jinetes
de mi generación
morder el polvo detrás de la tormenta.
Pero yo sigo viva y no sé
si lo merezco.
Pasé una temporada en el infierno
con mi vestido negro favorito
una mariposa morfo azul
iridiscente
montada en un alfiler
y algunos lirios.
Celebro la creación, una varilla de zahorí
el collar persa y la vocal olvidada.
Sigo cantando en la tierra de las mil danzas
y haciendo estos poemas
mariposas que giran en mi estómago.

Y, diablos, lo celebro.

luis-armenta-23i3a-150x150Luis Armenta Malpica (Ciudad de México, México, 1961) es poeta, ensayista y cotraductor del francés. Autor de los poemarios Voluntad de la luz (1996), Des(as)cendencia (1999), Ebriedad de Dios (2000), Luz de los otros (2002), Ciertos milagros laicos (2002), Mar siguiente (2004), Sangrial (2005), El cielo más líquido (2006) y Cuerpo+después (2010), entre otros. Sus libros y poemas han sido traducidos al inglés, el francés, el alemán, el portugués, el italiano, el catalán, el rumano, el árabe y el ruso. Fue Premio de poesía Aguascalientes, Premio Jalisco en Letras y Premio Nacional de Poesía José Emilio Pacheco. Por su labor editorial, recibió la Pluma de Plata (Patronato de las Fiestas de Octubre). Actualmente es director de Mantis Editores.


Posted: May 5, 2016 at 10:49 pm

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *