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LO FELIZ QUE ERA LA VIDA ANTES DEL FENTANILO

LO FELIZ QUE ERA LA VIDA ANTES DEL FENTANILO

Mónica Maristain

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Un drama que muestra muy bien la reciente serie Medicina Letal, que ha estrenado Netflix

¿En qué momento las muertes por fentanilo, esa heroína disfrazada, comenzó en los Estados Unidos y a nadie le importó? Vamos a ver. “El fentanilo, un opiáceo 50 veces más fuerte que la heroína, es el asesino en serie más mortífero de los adultos estadounidenses de entre 18 y 49 años. En 2022 fue el responsable de las dos terceras partes de las 110.000 muertes por sobredosis en el país, un récord histórico”, escribe el periodista de El País, Iker Seisdedos, en una nota destinada a informar que el Secretario de Estado, Antony Blinken, convocó a ministros de 84 países para establecer vías de colaboración para hacer frente a la crisis de las drogas sintéticas.

Ahora bien, más allá de las maniobras políticas que cualquier funcionario haga ahora, no logra explicar cuáles fueron las razones que llevaron a tal crisis. La semana pasada Netflix (esa cadena de la que es muy difícil desprenderse porque de vez en cuando pasa “algo bueno”) colocó la serie Medicina letal, con un Matthew Broderick muy canoso y la tremenda actriz Uzo Aduba (la recordada de Orange Is the New Black), quien, en el papel de la investigadora de un fiscal, nos enseña a fracasar, a resignarse, a llorar y a hacer que gente que no estaba acostumbrada a hablar, hable y que a pesar de sus palabras, nada pase en realidad.

“Entonces, hubo una llamada”, dice Edie (Uzo), para dar por fracasada una serie de pasos para adelante y de pasos para atrás en la búsqueda de acusar las muertes que se apilaban en los despachos forenses a un nuevo medicamento, OxyContin, de la empresa Purdue Pharma. Esa llamada a la que hace alusión la funcionaria tiene que ver con el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, quien en el 2000 era el abogado de la poderosa familia Sackler en la investigación sobre prácticas de comercialización engañosa iniciada por el fiscal del Distrito Oeste del Estado de Virginia.

La serie no esconde ningún nombre y en estos días, saber que Rudy Giuliani pasó de gran héroe como el gran obstaculizador de la democracia en su país (era el abogado de Donald Trump durante la votación, que luego derivó en la inolvidable entrada al Capitolio), ya no importa conocer sus antiguos delitos, aunque en este asunto del fentanilo, todos los escalofríos obedecen a una ley del neocapitalismo reinante: nada es más importante que el dinero.

En primer lugar, la serie no sólo tienen a Edie Flowers como una gran protagonista que ve lo que nosotros vemos: la muerte y la adicción por una droga que reparten chicas que “son como Barbies”, que no sólo son condenadas o llevadas a la justicia, sino que son premiadas con bolsos Louis Vuitton y automóviles Porsche, sino que también propone un juego de ficción y no ficción, como una espiral donde hay víctimas y victimarios.

Es interesante ver cómo se define ese concepto de “víctima”, porque es precisamente el empresario responsable de colocar el OxyContin en el mercado, Richard Sackler (Matthew Broderick) el que termina formando una nueva gramática: “Las víctimas son los victimarios” es su ley, pensando que los adictos lo eran antes del OxyContin.

También, antes de que empiece el capítulo (son seis que uno los puede ver en una tarde), hay personas “que no pertenecen a la ficción”, relatando cómo perdieron a su ser querido, que consumía el estúpido “remedio”.

La estupidez es peligrosa y llamar a las cosas por nombres y funciones que no hacen, también. El médico Gregory Fitzgibbons (interpretado por John Ales) le dice en una cámara cerrada a la “visitadora médica” de Purdue Pharma, Shanon Schaeffer (West Duchovny), que es sumamente estúpida y que eso es absolutamente peligroso.

La serie está basada en el libro Pain Killer: An Empire of Deceit and the Origin of America’s Opioid Epidemic, de Barry Meier, que establece entre otras cosas la entrada de OxyContin como otro remedio de la medicina convencional y en el artículo de The New Yorker titulado “La familia que construyó un imperio de dolor”.

En un comunicado de prensa, el productor Alex Gibney señala que “lo que me interesó fue que no sucedió simplemente como un huracán o una inundación, fue algo fabricado por compañías que buscaban obtener una ganancia enorme con un medicamento que tenía algunos beneficios médicos valiosos, pero cuando se prescribe de manera inapropiada, conduce a una adicción masiva”.

Gibney fue, por otra parte, en 2021, el realizador del documental El crimen del siglo, de HBO, donde abordaba su visión sobre el punto de partida y la actual situación de esta epidemia de opiáceos, que ha afectado a las zonas más empobrecidas de Estados Unidos.

¿Quién es la familia Sackler en los Estados Unidos?

“La familia Sackler es una de las familias más pudientes de los Estados Unidos. Hasta hace poco eran conocidos principalmente como una dinastía filantrópica que, durante décadas, había donado cientos de millones de dólares al arte y la ciencia. Cuando vas al museo Guggenheim en Nueva York, al Museo Británico en Londres o al Louvre en París, ves sus nombres. Lo que no se conocía tan ampliamente, hasta hace poco, era que gran parte de la riqueza de esta familia se generó gracias a la comercialización del poderoso analgésico OxyContin, el cual ayudó a impulsar la crisis de los opioides”, dice el periodista de investigación Patrick Radden Keefe, que hizo el libro El imperio del dolor, donde investigó los secretos de la dinastía Sackler.

La serie, que tiene muchas ventanas y muchos personajes, tal vez al principio se vea un poco exagerada al mostrar al millonario Richard Sackler. Es un hombre excéntrico, que vive absolutamente solo, con un perro, en una mansión inmensa y que tiene en sus manos distribuir y hacerse mucho más rico con la droga OxyContin. Matthew Broderick borda al personaje con una maestría admirable. No vamos a hacer spoilers, pero hay una escena en el vestíbulo de su empresa, donde también está “esperando” Edie Flowers (a la que no la han dejado entrar a una reunión de la fiscalía con la farmacéutica), donde Richard Sackler juega “endemoniadamente” con su perro y de pronto se acerca cara a cara con la chica. Ella intenta decirle algo en el sentido acusatorio, la razón por la que está ahí y sin embargo el poder de este hombre le impide esbozar más que un elogio, para sacárselo de encima.

El programa muestra el poder en manos de un loco, de un hombre que vive pensando en su abuelo, en el fundador de la familia, en la mujer que lo ha abandonado y la precisión de estar aislado del mundo rodeado de dólares, de riqueza. Alguien alguna vez dijo que el poder residía en psicópatas, mafiosos y criminales. No puedo recordar el autor, pero la serie muestra que si no hubiera sido un hombre semejante, es probable que hubiera un momento que pararía, que algo en su conciencia hubiera hecho mella y que al menos su empresa no estaría tan involucrada en la fiebre del fentanilo, que ya lleva a medio millón de personas muertas y no parece que eso vaya a aliviarse.

Medicina letal (Painkiller) tiene también como productores ejecutivos a Eric Newman, Peter Berg (también el director) y de los showrunners y creadores Micah Fitzerman‑Blue y Noah Harpster.

Taylor Kitsch, Dina Shihabi y West Duchovny encabezan el resto del elenco y no hay que dejar de lado el personaje que interpreta Taylor Kitsch (Glen Kriger), el actor y modelo canadiense, quien, a causa de una caída y muchos dolores en la espalda, comienza a tomar OxyContin. Todo el drama de Glen se resume en lo feliz que era la vida antes del fentanilo. Y de eso trata la serie.

 

-Imágenes de Netflix

 

Mónica Maristain (Concepción de Uruguay, Argentina). Editora, periodista y escritora. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales como Clarín, Página 12, La Nación y la revista Playboy. Ha sido colaboradora en las agencias EFE y DPA. En 2010 publicó “La última entrevista a Roberto Bolaño y otras charlas con grandes autores” . En n 2011, coordinó la antología El último árbol. Cuentos de navidadEl hijo de Míster Playa fue publicado originalmente por Almadía en 2012. Su título más reciente es Antes, poema largo editado por Literal Publishing en 2017.

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Posted: August 22, 2023 at 8:54 pm

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