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Los silencios de Ana Merino

Los silencios de Ana Merino

Gerardo Cárdenas

 ¡Que te sea simple la escucha! El silencio
  es un portal por el que, sin sentirla,
  una rama se quiebra en tu mano
que quiere arrancar
un nombre sobre una piedra:…

 “Paseante: esas son palabras”.
   Yves Bonnefoy

Escojo un poema de Yves Bonnefoy para hablar de Las decepciones, la obra de teatro de Ana Merino publicada por Literal Publishing en su colección (dis)locados, porque al tocar el tema del silencio el poema, inevitablemente, aborda el problema del lenguaje como lo inasible.

En un punto de Las decepciones, Marta, uno de los tres personajes de esta obra en siete actos, confronta con vehemencia a otro co-protagonista, Mauro: “Eres un impostor, te apropias de las palabras ajenas”, le dice. Y Mauro, cínico, responde: “Las historias se cocinan con muchas cosas”.

¿De quién son entonces las palabras? ¿Quién es el dueño de la voz y del lenguaje? Sara, el tercer personaje, se lamenta: “¿Dónde se esconden las ideas?”, y equipara el acto del lenguaje con el acto mismo de existir.

La tarde previa a escribir estas líneas un amigo me compartió un vídeo de YouTube donde el filósofo francés Gilles Deleuze discurría sobre cine, filosofía y el acto de creación. Decía Deleuze que cine y filosofía son muy parecidos por cuanto ambos dependen de ideas, de conceptos. Pero subrayaba que los conceptos no se dan nada más porque sí. No están, decía Deleuze, en un cielo imaginario dependiendo de que el cineasta o el filósofo los jalase según le fuese conviniendo. Los conceptos, las ideas, parten de una necesidad.

¿Cuál es la necesidad central de los personajes –por ende, de la autora– de Las decepciones? ¿Cuál el concepto?

Merino nos plantea un ejercicio en apariencia sencillo: un profesor que, a su vez, es autor consagrado, un taller de escritura y tres alumnos en busca de ese portal del que hablaba Bonnefoy donde pudiesen aprender a arrancarles palabras a las piedras.

Son cuatro vidas, entonces, ligadas por las palabras y por la necesidad de responder a esa inquietud central: ¿quién es el dueño de la palabra, quién es el que nombra a través de la escritura, quién es quien aborda ese acto central de posesión del mundo que es el ejercicio de la palabra (por ponernos barthesianos)?

Las vidas de estos cuatro personajes quedan ineludiblemente marcadas por un acto terrorista –con lo que la autora arroja al lector de bruces en las fatigas y terrores del siglo XXI. Un terrorismo que cercena física y figurativamente. Vidas que, definitivamente ligadas por el ejercicio de la palabra, no son más las que fueron ni podrán reponerse porque la palabras, que los unieron en algún punto, los alejan definitivamente, los alienan, los denuncian, los traicionan. Los decepcionan.

Mientras un personaje se reviste de un oropel que no le es propio, otros dos se ven, como decía Cioran, en “la necesidad de llorar por todo lo que no hemos vivido…”, en la inclinación a destruirse “por tantas serenidades perdidas”.

No nos deja con esperanza Ana Merino en ésta, su segunda obra de teatro. Cuenta en el prólogo que la obra surgió durante un viaje en tren. En los trenes, según podemos constatar en Agatha Christie o Patricia Highsmith, pueden ocurrir tragedias terribles. Los personajes de Las decepciones –humanos, carnales, reales– se entregan a la última tragedia que es la pérdida irreparable de la palabra.

gerardo cardenasGerardo Cárdenas, escritor y periodista cultural mexicano. Director editorial de la revista Contratiempo. Autor del libro de relatos A veces llovía en Chicago, de la obra de teatro Blind Spot, que editará Literal Publishing en su colección (dis)locados y del poemario En el país del silencio, también de próxima aparición. Reside en Chicago. Twitter: @ElGerryChicago


Posted: March 20, 2015 at 6:25 am

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