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Ser mujer en México

Ser mujer en México

Alba Lara Granero

• Irma Gallo: Cuando el cielo se pinta de anaranjado (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2016).

El último libro de Irma Gallo, Cuando el cielo se pinta de anaranjado (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2016) tiene un título simbólico: el atardecer que se equipara con su etapa de madurez vital. A los 45 años, la periodista mexicana se siente en su mejor momento. Este es un libro que reúne reportajes, casi todos previamente publicados en medios como El Universal, Sin Embargo y Variopinto. Los trabajos han sido escritos por una mujer que observa las particularidades y universalidades de “ser mujer en México”.

El color del cielo evoca al menos otros dos temas importantes del libro: cierto olvido, por parte de los movimientos feministas, de las personas de la tercera edad, tal y como reclama Jean Franco en uno de los artículos, y la sangre de tantas mujeres mancillada por la impunidad de sus agresores. La autora de De profesión mamá y #yonomásdigo se esfuerza en mostrarnos por qué el feminismo sigue siendo necesario y cómo este movimiento no debe olvidarse de las mujeres menos favorecidas social, económica y sexualmente, cuya voz está más sepultada que la de las mujeres académicas.

Los casos que recoge Irma Gallo son variados pero todos tienen en común el protagonismo de las mujeres en la búsqueda de una mejora social para sí mismas y los suyos. Desde las dificultades a las que se enfrentan las inmigrantes mexicanas en Estados Unidos y cómo pueden luchar contra su olvido a través de la escritura, hasta la soledad y el desamparo social de las trabajadoras sexuales al llegar a la vejez.

Todas las historias tienen protagonistas con nombre y apellidos. Por ejemplo, el de Lilia Alejandra García Andrade, de Ciudad Juárez, que el 14 de febrero de 2001 salió temprano a trabajar y no regresó nunca a casa. Cuando días después se encontró su cadáver con signos de tortura y violación, la madre de Lilia Alejandra, la maestra Norma Andrade, convirtió la búsqueda de justicia en el objetivo de su vida. Junto con la también maestra Marisela Ortiz, fundó la organización Nuestras hijas de regreso a casa, que lucha por erradicar la violencia machista. Gracias a este proyecto, los feminicidios de Ciudad Juárez se expusieron internacionalmente. Al poco tiempo, Marisela Ortiz tuvo que pedir asilo político en Estados Unidos por amenazas contra su vida y la de su familia. Norma Andrade decidió quedarse. El 2 de diciembre de 2011 cinco impactos de bala le arrebataron la vida mientras conducía por la ciudad.

Hay muchos más nombres de mujer en este libro. El de Yakiri Rubí, que fue secuestrada y violada por dos hombres, a uno de los cuales mató en legítima defensa, y el calvario que tuvo que pasar durante años en la cárcel como presunta asesina antes de que se reconociera su condición de víctima y no de verdugo. El caso de Yakiri desencadenó comentarios machistas y violentos por su condición de lesbiana, que al parecer justificaban su violación “para que aprendiera”. El de Ari Vera Morales y su lucha por los derechos de los transexuales en México. Los cientos de nombres que se esconden bajo los frecuentes casos de maltrato machista o los que quedan ocultos bajo el estigma del aborto y la depresión posparto. Otros activismos como el de Joumana Haddad, que lucha por los derechos de las mujeres en el mundo islámico, o el de las Dreamers Moms Tijuana, que se ocupa especialmente de las madres deportadas que dejan a sus hijos en Estados Unidos, tienen su espacio también en las páginas de este libro.

Casi al final del volumen, Irma Gallo, presenta en primera persona, y sin editar, los testimonios de algunas profesionales mexicanas actuales. Sorprende que, a pesar de los datos, muchas de ellas crean haber escapado individualmente del machismo social e institucional. Quizá esto tiene que ver con lo que la periodista Irma Gallo enuncia en su introducción al libro: que muchas mujeres sienten prejuicios hacia la palabra machismo. Una de las entrevistadas explica cómo manejó un caso de acoso laboral sin aspavientos porque, según sus propias palabras, “hacerse la tonta nunca está de más”. Es posible que esa estrategia le sirviera en un caso particular, pero de ninguna manera contribuye a acabar con el problema del acoso sexual en el trabajo al que tienen que enfrentarse muchas mujeres. Ojalá que el libro de Irma Gallo sirva para extender la idea de que el feminismo nos necesita a todas unidas más allá de nuestra individualidad y de que sus logros nos benefician a todas las mujeres. Y a toda la sociedad, que incluye, naturalmente, a los hombres. Sentémonos a ver la puesta de sol.

Alba Lara Granero (El Pedernoso, 1988) es escritora y licenciada en Filología Hispánica y máster en Formación del Profesorado por la Universidad Complutense de Madrid. Es graduada del programa MFA de la Universidad de Iowa y sus ensayos han sido publicados en Iowa Literaria y otras revistas. Su Twitter: @a_laragranero

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Posted: September 5, 2017 at 10:58 pm

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