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El Olor de la Cebollas Fritas

El Olor de la Cebollas Fritas

Fernanda Villava

David Unger,
Ni chicha ni limonada,
F&G Editores, Guatemala, 2010.

 

Esta compilación de cuentos no es ni chicha, ni limonada. No es una serie de cuentos inspirados en la cultura guatemalteca, ni es una serie de cuentos sobre inmigración. Tampoco es una antología con tintes judíos. Es todo esto y es mucho más.

Es la evolución de un personaje a través de una vida llena de cambios y de contrastes. Es el crecimiento de un ser humano complejo en algo integral. Es un tejido de historias que conforme suceden estiran el nudo en la garganta y aflojan la puntada con las carcajadas.

Cuento a cuento el escritor logra hacer sentir al lector parte de la familia a la que pertenecen los personajes. El lector se adueña de tíos, abuelos y parientes de manera natural, haciéndolo sentir que los relatos son un anecdotario familiar propio.

Desde el inicio uno quiere conocer a la langosta Gengis Khan, recibir las papeletas con malas noticias que caen de una avioneta y alejarse de la violencia que comienza a apoderarse de Guatemala.

La inocencia del pequeño narrador enternece el corazón mientras Cri-Cri ameniza la historia. Los sentimientos de un niño de cuatro años que tiene que migrar a Estados Unidos marcan al lector con frases como “Olvidar el español –eso es lo que venir a Estados Unidos significa para mí–.

Un poco más adelante el niño comienza a perder la inocencia al reconocer a su padre como viejo y al darse cuenta de las trabas que existen para los inmigrantes.

Con el cuento siguiente volvemos a Guatemala, al folclor y al encuentro de culturas. La abuela con ascendencia egipcia y el abuelo que suele maldecir en árabe se enfrentan en un partido de backgammon. El fi nal de la partida marca el principio de la aventura de dos hermanos que aburridos salen buscando canillas de leche y encuentran de golpe a la violenta realidad.

El tío Abie, un personaje mujeriego, vividor, simpático. Autor de grandes affaires, provocador de ministros religiosos y maestro –para bien o para mal– de los “patojos” en estas historias aparece haciendo de las suyas en pleno shabbat.

“La noche en el Shanghai” es uno de los cuentos más provocadores y oscuros, con escenarios tan bien descritos que puedes respirar la atmósfera del lugar, olisquear el sudor ácido de Conchita, sentir el ambiente turbio y saborear un Pall Mall.

En “El Intocable” el lector no puede ser solamente un testigo pasivo, es un actor pasional frente a las situaciones injustas e irónicas de la vida. Quien lo lea, se convertirá en juez y parte, se le hervirá la sangre y terminará el cuento dándose por vencido.

La compilación termina con una anécdota de cómo el autor conoce al famoso Gabriel García Márquez. Indescriptible.

Los invito a descubrir personalmente los detalles del libro. Aquellos que sazonan las historias y que estratégicamente olvidé mencionar.


Posted: April 22, 2012 at 1:30 am

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